Vie 22.04.2011

SOCIEDAD  › EL FUTURO DE LA CALLE BARTOLOME MITRE TRAS EL FALLO DE CASACION

Cromañón, entre santuario y memorial

El tribunal dispuso la liberación de la calle, que queda en manos del gobierno porteño. El proyecto ganador de un concurso internacional prevé ampliar el memorial ubicado enfrente y abrir la calle, pero con reductores de velocidad.

› Por Emilio Ruchansky

Primero apareció el doble vallado puesto por la Policía Federal sobre el cruce de las calles Mitre y Ecuador, siguiendo la orden del Juzgado de Instrucción: había que conservar intactos los lugares adyacentes al boliche Cromañón. De forma instantánea, colgados de las vallas fueron apareciendo carteles, fotos, cartas, velas y flores en recuerdo de los fallecidos en el incendio. Un día fue necesario proteger estas ofrendas a la memoria: alguien ideó un tinglado para el “Santuario de nuestros ángeles del rock”. Las columnas traseras fueron soldadas a las vallas, las delanteras se fijaron al asfalto con cemento. Desde entonces, y hasta 2008, la calle permanece cortada por decisión judicial, y hoy “como el testimonio de un país”, dice Ana Vuligovich, una vecina que suele regar las plantas del santuario. El fallo de la Cámara de Casación, el miércoles último, plantea la posibilidad de que el santuario desaparezca o pase a formar parte de un memorial.

Con el tiempo, los familiares sumaron ocho banquetas de cemento, una cruz de madera asentada sobre un tacho de material, un pino con flores de plástico, una soga con zapatillas atadas y una pequeña capilla de madera. Gracias a la Onabe, el organismo que administra los bienes del Estado nacional, se desalojó un predio al costado del santuario, que da a las vías del Ferrocarril Sarmiento, para armar una plaza seca. Allí se hizo un sendero y sobre las paredes se inscribieron los nombres, con foto, de las 194 víctimas fatales “a las que el cielo no pudo esperar”, como dice en la entrada.

“La idea original era mover el santuario a ese lugar, pero no prosperó. Después hicimos un concurso internacional para construir un memorial y ganó un proyecto para extender esa plaza seca, sacando el muro que hoy la separa de la calle”, dice a Página/12 el arquitecto Raúl Morales, jurado del concurso y padre de una víctima fatal y dos sobrevivientes. “La calle se abriría, pero con ‘despertadores’, que son como mini-lomas de burro para que los autos pasen más despacio y vean el memorial. El Gobierno de la Ciudad licitó el proyecto y lo incluyó en el presupuesto de 2010, pero fue rechazado por un sector de los familiares”, agrega.

El tema no era prioridad, agrega Morales. Y en eso coincide Nilda Gómez, presidenta de la fundación Familiares de la Vida. Para ella, el proyecto del memorial es “muy lindo”, pero hasta que no se resuelva el monto de las condenas y el fallo de la Justicia quede firme, la reapertura de la calle seguirá siendo algo secundario. “¿Por qué el apuro? ¿No será que la empresa que ganó la licitación es amiga del gobierno porteño? El apuro no lo tenemos los familiares. Cerca del santuario hay una parada ilegal de micros y olor a pis. Que resuelvan eso primero”, agrega Gómez.

El corte de la calle Mitre al 3000 es rechazado por muchos vecinos porque modificó el recorrido de varias líneas de colectivos, que ahora utilizan la calle Yrigoyen para llegar a la estación de trenes de Plaza Miserere. En algún momento se ofreció un plan para distribuir el transporte por más calles paralelas, asegura Vuligovich, mientras pone flores de plástico en una capilla de madera bajo el tinglado del santuario. Pero no fue aceptado por los vecinos, que desde la Asociación Balvanera al Sudoeste denuncian la contaminación sonora, ambiental y la rotura de caños y veredas por las vibraciones de los colectivos.

El fallo emitido por la Sala III de la Cámara de Casación responde a “la petición de un particular destinada a que se proceda a la apertura de la mencionada arteria”. En 2008, según el texto, el Tribunal Oral Nº 24 hizo saber al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires “que no existía disposición jurisdiccional alguna relativa al corte de tránsito en ese lugar, sino que únicamente se había encomendado a la seccional preventora ‘arbitrar los medios necesarios para conservar el lugar del hecho’”. Pasados dos años, agregan los jueces, “corresponde disponer la liberación de la calle”.

La aplicación de esta medida corresponde a la Secretaría de Inclusión y Derechos Humanos del gobierno porteño. En diálogo con Página/12 , su titular, Daniel Lipovetzky, afirma que “todo este tema se consultará con los familiares porque la idea es hacer algo para ellos y tenemos que llegar a un consenso para eso”. El funcionario admite que el fallo “los tomó por sorpresa” y abre un nuevo panorama “para retomar las conversaciones que tuvimos con ellos sobre el tema”.

Para Patricio Poplavsky, abogado querellante, la decisión de los camaristas es ante todo una orden al tribunal de instrucción para que salvaguarde lo necesario de esa calle para la parte probatoria del juicio. “Lo que hacen los jueces es dejar el tema en manos del Gobierno de la Ciudad, que puede elegir si abre o mantiene cerrada la calle”, asegura Poplavsky. Y agrega: “El tribunal comunica mal esto, por eso algunos familiares se enfurecieron al escuchar la lectura de la sentencia”. Nilda Gómez insiste en que aún “no es el momento de debatir la reapertura”.

Mientras charla con unos sobrevivientes que se acercan al santuario para hacer “el aguante por si vienen las topadoras”, Ana Vuligovich da las razones que oyó de los familiares que el jueves pasado, tras la lectura del fallo, pasaron por el santuario: “Algunos recordaban que los cuerpos de los chicos muertos se pusieron en fila sobre esta calle, yo misma lo recuerdo. Para ellos, sacar el santuario sería una forma de tapar la impunidad y la corrupción que hubo”.

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