Mar 18.02.2003

SOCIEDAD

Parque Avellaneda se moviliza en contra de las patotas xenófobas

Tras una seguidilla de ataques a inmigrantes e indigentes del barrio, fue baleada la sede de la asamblea. Luego, uno de los denunciantes fue atacado por un policía. Hoy, acto de repudio.

› Por Eduardo Videla

El ataque a balazos contra el local de una asamblea barrial, en Parque Avellaneda, ocurrido en la madrugada del jueves pasado, fue el punto más alto de una escalada que preocupa a los vecinos de ese sector de la ciudad. En las últimas dos semanas, inmigrantes bolivianos habían sido agredidos por una patota; la misma suerte corrieron tres rusos, habitantes indigentes del parque, y tres trabajadores desocupados que pasaban la noche a la intemperie, que fueron molidos a palos por desconocidos. Los impactos de bala en la vidriera del ex bar La Alameda –hoy sede de la Asamblea 20 de Diciembre–, en Directorio y Lacarra, fueron interpretados por los asambleístas como otro capítulo de esa escalada. Tuvo que intervenir un funcionario del gobierno porteño para que en la comisaría 40ª les tomaran la denuncia. Dos días después, uno de los denunciantes fue agredido, a la salida de un pub de Flores, por “un policía que bajó de un patrullero de la 40ª”. Con el apoyo de medio centenar de asambleas y de organismos de derechos humanos, la gente de Parque Avellaneda realizará hoy un acto frente al local donde se produjo el ataque, en repudio a los hechos de intimidación.
Los asambleístas de Parque Avellaneda tienen sede “propia” desde el 8 de junio último, cuando recuperaron para el barrio el local de la tradicional pizzería Alameda, abandonado desde hacía cuatro años y convertido en refugio de roedores y otras alimañas. Después de limpiar el lugar, rehabilitaron la cocina y montaron un comedor popular para los vecinos más necesitados, con el apoyo del Centro de Salud del barrio y de la Secretaría de Promoción Social, que les aportó alimentos. A esa actividad se sumaron luego otras, como apoyo escolar y clases de tango y guitarra, entre otras. “Hoy vienen al comedor 150 personas y se le da la merienda a 40 chicos por día”, informa Gustavo Vera, uno de los miembros de la asamblea.
El trabajo silencioso de los vecinos fue alterado el jueves por dos estampidos que sonaron contra el vidrio de la esquina. “Parecían pedradas. Salí a la calle para ver qué había pasado pero no vimos nada”, contó a Página/12 Ismael Fontes, que esa noche cumplía la función de sereno y a esa hora, las 0.20, estaba frente a una de las mesas. “Al rato, hubo otros dos impactos, idénticos”, agregó. Recién con la luz del día, a la mañana siguiente, pudieron verse las astillas del vidrio, desparramadas en el piso, y el orificio por donde puede pasar una bala calibre 22.
Los asambleístas fueron a hacer la denuncia en la comisaría 40ª, que corresponde a la zona, pero los policías de guardia no les quisieron tomar la denuncia. “Tuvimos que recurrir a la Dirección de Prevención del Delito de la Ciudad para que nos tomaran la denuncia”, relató Vera. El titular de esa dependencia, Claudio Suárez, confirmó el dato a este diario: “Me comuniqué personalmente con el subcomisario, porque es una obligación de la policía tomar la denuncia cuando hay un delito de acción pública”, dijo Suárez.
Los denunciantes fueron recibidos por el subcomisario el jueves por la tarde. Pero la paz no duró demasiado: el domingo a las 6.05, cuando salía del pub Tabasco, de Rivadavia y Martí, Ismael Fontes –el mismo que firmaba la denuncia de los balazos en la Alameda– fue agredido de un palazo en la cabeza. “Alcancé a ver a un hombre fornido, con uniforme policial, que me golpeó con el bastón y luego subió a un patrullero Chrysler Spirit, que tenía la identificación de la comisaría 40ª”, relató el joven a este diario. Fontes fue atendido en el Hospital Alvarez, donde le hicieron cinco puntos de sutura.
Los asambleístas ataron cabos y vincularon los ataques con otros hechos ocurrido en los últimos días en el barrio. “Hay patotas que actúan con impunidad, atacando a indigentes en el barrio”, aseguró Vera. Los casos no están denunciados, porque las víctimas son gente que está en situación de riesgo, pero se conocieron por relatos de testigos que concurren al comedor. “Hace dos domingos atacaron a un chico boliviano y lodesfiguraron a golpes. El jueves anterior, tres trabajadores desocupados que dormían en la plaza habían sido golpeados y el sábado agredieron a unos rusos que también vivían en el parque”, relató Vera. “Pensamos que estas bandas pueden tener protección policial”, alertó.
Los casos fueron denunciados ante la Dirección de Prevención del Delito, donde no descartan una vinculación con un hecho ocurrido a fines de 2002, cuando un grupo de skinheads pintó cruces svásticas en el frente del Colegio Irurtia, un establecimiento público de educación media con orientación artística.
Para repudiar la escalada, los vecinos organizaron para hoy un acto en la esquina de Directorio y Lacarra, frente al Alameda. Cuentan con el apoyo de organismos de derechos humanos y de representantes de medio centenar de asambleas, que se reunieron en plenario el fin de semana último en Lomas de Zamora. Las agresiones a los asambleístas son investigadas por el fiscal correccional Alejandro Alagia.

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