SOCIEDAD › CINCUENTA AñOS DE PRISIóN POR SIETE CASOS DE ABUSO SEXUAL
El hombre atacaba a sus víctimas de noche. Elegía a mujeres de entre 25 y 30 años, con pelo largo, que caminaran solas. Iba en una moto. Las amenazaba haciéndoles creer que estaba armado. En ocasiones las llevaba a lugares donde las violaba, incluso en la casa de ellas. Y algunas veces les robaba. Ayer fue condenado a 50 años de prisión, al comprobarse su responsabilidad en siete violaciones.
El Tribunal Oral en lo Criminal 16 porteño condenó a Fabricio Alberto Alvarez Albarracín, de 29 años, tras haber probado los hechos que cometió entre agosto de 2008 y el mismo mes del año siguiente, en los barrios de Villa Urquiza, La Paternal y Agronomía, de la Capital Federal. Fue condenado por los delitos de “abuso sexual simple y con acceso carnal, exhibiciones obscenas, robo (algunos con el uso de arma), amenazas coactivas y privación ilegal de la libertad”.
El ahora condenado concretaba sus ataques de noche. Primero intimidaba a sus víctimas y luego las trasladaba en la moto que utilizaba para desplazarse a lugares donde las sometía a abusos sexuales. En un par de ocasiones, las mujeres fueron violadas junto a las vías de los ex ferrocarriles San Martín y Urquiza y, en otros casos, en sus propios domicilios.
La pena impuesta a Alvarez Albarracín –quien registraba antecedentes y condena penal por el delito de robo– coincidió con el pedido del fiscal en lo criminal Angel Nardiello. El TOC 16, presidido por María Cristina Bertola e integrado por Fernando Larraín y Liliana Barrionuevo, dio a conocer el veredicto en la tarde de ayer.
Dos de las víctimas de presentaron como querellantes, mientras que las otras jóvenes damnificadas no asumieron ese rol. Una de las querellantes, representada por la abogada Vanesa Fernández, había reclamado 24 años de prisión sólo por el hecho que la tuvo como damnificada. Seis de ellas señalaron al procesado cuando fue sometido a “ruedas de reconocimiento”, uno de los elementos considerados para dictar la sentencia condenatoria.
Durante el debate oral, restringido al público, el procesado negó todos los hechos ilícitos que se le atribuyeron. Al ser detenido por la Policía Federal, en su casa –en el barrio de Flores– se encontró ropa interior femenina que “se guardaba como recuerdo”, según la acusación. Como ninguna de las prendas fue reconocida por quienes se presentaron como víctimas, durante la instrucción del sumario, los investigadores presumen que pudo haber otras mujeres abusadas por el mismo agresor.
De acuerdo con la acusación y según la descripción de los hechos por parte de las querellas, Alvarez Albarracín –quien dijo que trabajaba para un “delivery”– se desplazaba en moto, abordaba a sus víctimas en horario nocturno y las reducía mediante amenazas y fingiendo portar un arma bajo su ropa. El condenado elegía mujeres de entre 20 y 30 años, con cabello largo, que estaban solas. Esos patrones alcanzaron para definirlo como un “violador serial”.
La abogada de una de las mujeres violadas afirmó que las abusadas aún sufren las secuelas de los ataques sexuales. “Algunas perdieron sus trabajos, se mudaron, no salen de noche, visten de negro, para no llamar la atención en la oscuridad, y no calzan botas, para evitar hacer ruido al caminar”, precisó la letrada.
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