Próximamente se podrá consultar en la web un ranking de obras sociales que permitirá saber cuáles funcionan mejor, cuáles tienen deudas y qué opinan de ellas sus propios afiliados. Se trata de una iniciativa de la Superintendencia de Servicios de Salud para transparentar el sistema. “Esa información le servirá a la gente para decidir con más elementos el traspaso de una prestadora a otra”, destacó el titular del organismo, Rubén Torres. Desde que comenzó la desregulación del sistema, en 1997, se mudaron de obra social 1.030.104 personas, poco menos del 10 por ciento del total de beneficiarios en posibilidades de hacerlo. Pero mucha gente no estaría conforme con el cambio. Según reveló Torres, “un alto porcentaje está volviendo a sus obras sociales al descubrir que la nueva no le da cierta prestación que antes tenían”.
El ranking ya está terminado, pero todavía no se puede conocer. “En este momento está a disposición de las obras sociales para que corroboren la totalidad de los datos que tomaron nuestros síndicos y en caso de que tengan objeciones, deben fundamentarlas debidamente”, explicó Torres. El funcionario prometió que el listado estará en la página web institucional del organismo antes de que finalice su gestión con el cambio de gobierno.
Durante seis meses, los síndicos fueron a 144 obras sociales sindicales y de personal de dirección –las que están bajo la órbita de la Superintendencia de Servicios de Salud, quedan afuera el PAMI, las provinciales, las de Fuerzas Armadas y de seguridad, universitarias y del Poder Legislativo– y vieron cómo funcionaban. Para armar la tabla de posiciones tomaron variables económico-financieras, jurídicas y de satisfacción del beneficiario. “Es una radiografía de cada obra social”, destacó Torres.
Para medir lo satisfechos que estaban con los servicios, la SSS realizó una encuesta con una muestra de 2264 beneficiarios. Llamativamente, sólo un 17 por ciento respondió que su obra social era regular o mala. El resto dijo que era buena (el 41 por ciento), muy buena (30 por ciento) y excelente (el 11 por ciento). Casi ocho de cada diez aseguraron que no se cambiaría de obra social. Con una muestra menor, de alrededor de 700 beneficiarios, midieron la confianza en las prestadoras: también 8 de cada 10 respondió que tenía confianza en que iba a ser atendido por su obra social cuando lo necesitara. “No anda todo bien, pero la gente tiene confianza en que cuando tiene un problema, la obra social no lo va a dejar de atender sea cual sea la complejidad”, observó Torres.
Hasta el momento, se mudaron de obra social 1.030.104 personas. Esta posibilidad rige desde que se desreguló el sistema en 1997. Torres indicó que hubo muchos traspasos corporativos, es decir, que no surgieron de la iniciativa del beneficiario sino que fueron impulsados por las patronales. Según precisó el funcionario, las que más beneficiarios recibieron fueron las obras sociales de Seguros, UPCN, Petroleros, actividad cervecera y aeronavegación. “Es curioso, pero el 40 por ciento de los que se pasaron nunca habían usado la obra social”, agregó. Paralelamente a detectar las opiniones favorables sobre las prestadoras, los directivos de la Superintendencia de Seguros de Salud empezaron a observar otra tendencia: “Estamos viendo que un porcentaje alto de gente está volviendo a sus obras sociales cuando se encuentra que la nueva no le cubre determinada prestación”, reveló Torres.
Para el titular de la SSS debería haber, en realidad, un 60 o 70 por ciento de obras sociales menos. Actualmente, el organismo tiene en la mira a una treintena que está en proceso de liquidación, es decir que, por su funcionamiento deficiente, van en camino de desaparecer. Muchas de ellas pertenecen a gremios de actividades pesqueras y portuarias, y a la industria del azúcar, dijo Torres. Afectadas por la crisis económica, otras 37 están en concurso preventivo, como las de la UOM, Smata, supervisores metalmecánicos y correos. “La mayoría va a sanear sus cuentas”, tranquilizó el funcionario, que aclaró que desde que asumió –con la llegada de Duhalde al Gobierno– la SSS suspendió los subsidios deayuda financiera a las obras sociales en problemas. Sólo en el 2001, por ese concepto el organismo había gastado unos 50 millones de pesos, “sin que las destinatarias mejoraran la gestión”.