SOCIEDAD
Los vigiladores que robaron en el propio country que custodiaban
Dos custodios de un country de Campana asaltaron una casa del lugar, propiedad del hijo de Videla, que los reconoció. La agencia había sido investigada por el Ministerio de Seguridad.
› Por Horacio Cecchi
El caso estrictamente queda encuadrado en el género policial, subgénero durmiendo con el enemigo. Ocurrió en la madrugada del domingo pasado, en el lote 178 del country El Bosque, de Campana. La vivienda pertenece a uno de los hijos del ex dictador Jorge Rafael Videla. Alrededor de las 6.30 de ese día, Videla hijo y su esposa precisamente dormían en la planta alta, cuando escucharon ruidos en la planta baja. El hombre bajó y se llevó una sorpresa: dos vigiladores del country, con sus respectivos uniformes, habían entrado a la vivienda con fines non sanctos. Los reconoció. Y parece que ellos también, ya que antes de escapar se escuchó una reprimenda del estilo: “Boludo, te dije que había gente adentro”. Los Videla no presentaron denuncia. Sí lo hizo, el martes, la propia empresa de vigilancia. Curiosamente, el lunes, dos vigiladores presentaron su renuncia y no volvieron a aparecer por ningún lado. La empresa, Secufer SRL, tiene su trayectoria en seguridad: en setiembre del año pasado, un matrimonio de cordobeses residentes en el mismo country El Bosque, fue asaltado por dos hombres encapuchados. En aquel momento, los investigadores sospecharon de integrantes de la empresa de vigilancia. Cuando el Ministerio de Seguridad investigó a Secufer comprobó que diez de los once custodios del country eran vigiladores truchos.
El 23 de setiembre del año pasado, a la una de la madrugada, Carlos Cornú y su esposa Sabrina, embarazada de siete meses, escucharon que alguien golpeaba con una moneda contra la ventana de su nueva casa, en el country El Bosque, de Campana (el matrimonio se había mudado dos meses antes). Sabrina se acercó entonces a la ventana y escuchó que le decían: “Señora, somos de la vigilancia, tenemos noticias de Córdoba”. Unas horas antes, sus padres habían regresado en auto a Córdoba después de un fin de semana de visita. Pero al abrir la puerta, Sabrina se encontró con dos hombres armados, encapuchados y con guantes de látex, que la encañonaban. Carlos fue esposado en el dormitorio y Sabrina en otro cuarto. Durante dos horas revolvieron todo y para obtener mayor información pelaron un cable y amenazaron con picanear a la mujer. Luego fugaron con un anillo de oro, mil dólares y 400 pesos, sin que nadie los viera. Después se comprobó que habían entrado a otra vivienda, desocupada, que utilizaron como base de operaciones. Lo curioso fue que Secufer presentó la denuncia recién varias horas después de haberse enterado del hecho. Además de la precisa información con que contaban los asaltantes sobre la pareja.
Cuando el Ministerio de Seguridad bonaerense tomó cartas en el asunto, investigó a Secufer y comprobó que del listado de once hombres que había proporcionado la empresa como integrantes de la guardia de El Bosque, diez eran truchos, o sea, no tenían su correspondiente autorización, no estaban registrados, no contaban con las habilitaciones y no habían sido declarados ante los registros.
El country El Bosque se encuentra a la altura del kilómetro 65,5 de la Panamericana, internándose hacia la izquierda en dirección a Campana. Tiene 405 lotes y 160 propietarios, de los cuales 40 lo habitan en forma permanente. En abril del año pasado, tras una serie de pequeños robos, el directorio del country decidió cortar por lo sano y contrató a la nueva garantía de seguridad: Secufer. Tres meses después, tuvo lugar la experiencia del matrimonio Cornú.
El domingo pasado, le tocó el turno a un hijo del ex dictador Jorge Rafael Videla, habitante de fin de semana en el lote 178 del contradictorio country. Eran las 6.30 de la mañana, cuando el matrimonio que descansaba en el dormitorio del piso superior escuchó ruidos. El hijo de Videla encendió las luces y se asomó. Lo que vio lo llamó a sorpresa: en la planta baja, dos vigiladores, con sus respectivos uniformes, husmeaban la vivienda. Al ver al dueño de casa, al menos uno de los dos guardianes se llevó una sorpresa, que se deduce del comentario insidioso de su compañero: “Boludo, te dije que había gente adentro”, le espetó mientras escapaban. Quizás siguiendo una costumbre familiar, o intentandoevitar cualquier tipo de injerencia pública, los Videla prefirieron no presentar denuncia sobre el caso. Pero el dato llegó a oídos del jefe de la supuesta seguridad del country, quien el martes 4 de marzo presentó la respectiva denuncia en la comisaría de Campana.
El caso llegó a la fiscalía de Campana, a cargo de Juan José Maraggi. “Por el momento, los únicos datos con que se cuenta permiten la acusación de violación de domicilio, porque entraron aparentemente sin ejercer violencia –señaló un investigador–. Ya se pidieron los datos completos de los vigiladores. Todavía no sabemos si alcanzaron a sacar algún objeto, si abrieron algún cajón, y recién nos vamos a enterar cuando se presente a declarar el matrimonio al que todavía no se pudo ubicar”. Curiosamente, un día antes de que la empresa hiciera la denuncia, dos de los integrantes de la guardia presentaron sus respectivas renuncias y se esfumaron de la escena laboral.