SOCIEDAD › EL RELATO DE FAMILIARES Y COMPAñEROS DE LAS VíCTIMAS
“Estudiantes brillantes”, “serias” y queridas por sus pares. Así fueron descriptas Cassandre Bouvier y Houria Moumni por sus familiares y amigos, y autoridades del Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) donde revistaban. Las jóvenes eran “estudiantes brillantes que dedicaban su talento y su energía a estudiar América latina”, afirmó Marie-Christine Lemardeley, presidenta del Instituto que depende de la Universidad Sorbonne Nouvelle-París III. En un comunicado que participa el pesar del “conjunto de profesores, estudiantes y el personal”, se anticipó, además, que “en septiembre se organizará una ceremonia en su honor” en el Instituto.
Fuentes de la embajada francesa indicaron a Página/12 que “las familias (de las jóvenes) pidieron discreción y respeto por su dolor”. Por ello, tampoco pudieron confirmar ni desmentir si familiares de Bouvier y Houmni viajarán a Argentina para seguir el proceso y recuperar los cuerpos. Medios franceses, sin develar las fechas, lo daban por cierto.
Las jóvenes compartían el interés por América latina y el placer por los viajes. Eran, según sus amigos y compañeros de estudios contaron en la prensa parisiense, serias, manejaban bien el español y “era tan prudente una como la otra”.
Bouvier, de 29 años, había llegado a Argentina en junio, como una de las responsables del coloquio internacional “El orientalismo en América latina”, organizado por su Instituto y la Fundación Los Cedros, con sede en Barrio Norte, a fines de junio. “Amaba muchísimo viajar”, contó ayer la abuela de la joven al diario francés Le Parisien. “Pasó mucho tiempo aprendiendo español, y enseguida se fue a hacer una pasantía de algunos meses en una embajada (francesa) en Latinoamérica.”
Antes de llegar a Argentina, Bouvier también había estado en El Salvador para participar de Modello, una simulación de reunión de países latinoamericanos organizada por delegaciones de estudiantes de todo el mundo.
Poco después acordaba sus vacaciones con Houria Moumni, de 24 años, su amiga marroquí que acababa de presentar parte de un trabajo final de Master sobre la migración siriolibanesa en Argentina. La joven era, también, “una estudiante excelente”, aseguró al diario Le Figaro la directora de tesis, Polymnia Zagefka. “Había obtenido una muy buena nota. Era una alumna muy seria, un modelo de integración y éxito escolar”, agregó antes de comentar que Moumni se interesaba por la sociología urbana y que, en Argentina, pensaba “hacer trabajo de campo para preparar su investigación del año próximo”. “Era una chica luminosa, nada rara. Había recibido una educación extraordinaria: era siempre amable, estaba siempre sonriente”, indicó una de sus compañeras de estudios.
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