SOCIEDAD › EL ASALTO DE UNA SUPERBANDA QUE TERMINó EN UNA INSóLITA FUGA
Al menos cinco ladrones intentaron robar con violencia a un empresario en San Isidro, pero su esposa salió a los tiros, los puso en fuga y el hijo los embistió con su camioneta. Mientras escapaban, gendarmes del Operativo Centinela detuvieron a dos de ellos.
El hombre, dueño de varios bingos del conurbano, llegaba a su casa de San Isidro en la madrugada de ayer, cuando lo abordaron por lo menos cinco delincuentes que pretendieron asaltarlo. Todo quedó en el intento: la esposa del empresario salió a los tiros y todos huyeron. Pero hubo más. En plena huida apareció el hijo, y con su camioneta chocó el auto en el que pretendían escapar. No todos lo lograron: dos de ellos fueron detenidos por gendarmes que se encontraban en la zona en el marco del Operativo Centinela. Los investigadores sospechan que la banda tenía vínculos policiales, ya que en uno de los autos secuestrados aparecieron numerosos elementos utilizados en la fuerza: chalecos antibalas, vestimentas, handies con la frecuencia policial y hasta un inhibidor de comunicaciones satelitales.
Jorge Pereyra, de 70 años, dueño de una cadena de bingos del Gran Buenos Aires, volvía de cenar en un stud. Antes de entrar su Mercedes Benz al garaje de su casa, dejó pasar a una moto con dos hombres que aparentemente lo seguían. Abrió el portón. Era alrededor de la 1 de ayer, en su casa de la calle Tomkinson al 3300, a metros de la autopista Panamericana, en San Isidro.
Entonces, tres delincuentes se colaron detrás de él en otro Mercedes Benz del que descendieron armados y lo amenazaron para asaltarlo. El empresario se quedó en principio encerrado dentro del auto porque tenía los vidrios semiblindados. Sin embargo, los ladrones lograron destrozar una de las ventanillas a culatazos y así Pereyra bajó del vehículo y les entregó un anillo y unos 6000 pesos en efectivo que llevaba consigo.
El asalto fue observado desde la casa, a través del circuito interno de video, por la esposa del empresario. La mujer se asomó por una ventana y efectuó seis balazos al aire con un revolver Magnum .357 del cual es “legítima usuaria y portadora”, según aclararon los investigadores.
Los tiros efectuados por la mujer amedrentaron a los asaltantes que, inmediatamente, abortaron el robo y corrieron hasta el auto en el que habían llegado. Pero un hijo de Pereyra que también había estado cenando con su padre en el stud se acercó hasta la casa paterna porque tenía una llamada perdida de su madre en el celular: cuando trató de comunicarse con ella no lo logró y se preocupó.
Al observar el asalto y a los delincuentes que intentaban escapar de la casa de sus padres, el hijo de Pereyra aceleró su camioneta Grand Cherokee 4x4 y embistió a unos 50 kilómetros por hora el auto de los delincuentes, que por la fuerza del impacto se desplazó varios metros, derrumbó un árbol y quedó destruido.
El choque provocó la rotura del frente de la camioneta y dejó inutilizable al Mercedes Benz, que según averiguó más tarde la policía, había sido robado en mayo pasado en Lomas de Zamora y tenía colocada una patente sin pedido de secuestro de un auto similar.
Los delincuentes bajaron y huyeron a la carrera ante los gritos de las víctimas. Un vecino que vio la escena avisó rápidamente a un control vial en la Autopista Panamericana del Operativo Centinela. Los gendarmes apostados allí lograron detectar a dos de los delincuentes que huían. Los dos hombres, de entre 35 y 40 años, fueron detenidos a pocos metros de la casa, mientras que otro logró escapar, al igual que los dos sospechosos que estaban en la moto.
Dentro del Mercedes Benz robado, los gendarmes encontraron una pistola calibre 9 milímetros y un revólver .38. Pero lo que más llamó la atención es que además había dos chalecos antibala de la Policía Bonaerense, dos camperas y gorras de efectivos de DDI de la misma fuerza, dos juegos de esposas, una baliza chichón para el auto, seis equipos Movilink y tres Nextel de comunicación punto a punto, un inhibidor de frecuencias satelitales, un equipo de radio capaz de captar la frecuencia policial de la zona y una chapa y credencial de la Policía Federal.
Luego de las detenciones llegó la Policía Bonaerense, que ya estaba también al tanto de los hechos. Los gendarmes entregaron a los detenidos a los policías. Después se supo que minutos antes de que llegara el empresario del juego a su casa, algunos integrantes de la banda se acercaron al vigilador de la garita de la esquina, le dijeron que eran “de la brigada”, le dieron unos golpes y le aconsejaron que se fuera del lugar.
A raíz de los hallazgos, el fiscal de San Isidro a cargo de la investigación, Patricio Ferrari, no descarta que entre los prófugos haya policías exonerados o en actividad. “Hace mucho tiempo que no teníamos actuando en la zona a una banda con esta logística. No descartamos que se trate de una banda mixta de delincuentes y policías o ex policías”, dijo uno de los investigadores.
El fiscal Ferrari ya descartó que los dos detenidos sean policías o ex policías y ahora espera el resultado de una serie de peritajes, como el levantamiento de huellas y rastros y el análisis de los equipos de comunicación secuestrados, para poder identificar y detener a quienes lograron huir.
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