SOCIEDAD
El desarrollo de un útero artificial, nuevo paso en la fertilización asistida
Científicos de Estados Unidos lograron fabricar un útero en laboratorio. También consiguieron que en él prospere un embrión.
› Por Pedro Lipcovich
La ciencia logró fabricar un útero y albergar en él un embrión. Investigadores de una universidad norteamericana desarrollaron el órgano a partir del cultivo de células obtenidas, a su vez, del útero de una mujer; luego colocaron el embrión, que, durante varios días, sobrevivió como lo hubiera hecho en el cuerpo de la mujer. El nuevo procedimiento permitirá entender mejor qué sucede entre el útero y el embrión durante los primerísimos días del embarazo. Y, eventualmente, podría servir para que mujeres con úteros dañados o carentes de útero pudieran tener hijos. Más a largo plazo, viene a alentar la perspectiva de desarrollar un bebé humano totalmente en laboratorio, uno de esos sueños (o pesadillas) imposibles que la ciencia, tarde o temprano, acostumbra a realizar.
La investigación fue efectuada por un equipo dirigido por la doctora Hung-Ching Liu, en el Centro de Medicina Reproductiva e Infertilidad de la Universidad de Cornell, Estados Unidos. Comenzaron por extraer células del endometrio –revestimiento interno del útero– de una mujer. “Ya sabíamos cultivarlas en laboratorio utilizando hormonas y factores de crecimiento”, explicó la doctora Liu.
El equipo de Cornell había inventado un armazón de material biodegradable cuya forma simula la del interior de un útero humano. Sobre ese andamiaje, las células cultivadas se transformaron en un tejido, que mantuvo la forma una vez que el armazón se hubo disuelto. Los científicos de Cornell continuaron nutriendo ese tejido uterino y lo estimularon con estrógenos, hormonas femeninas.
“Finalmente, tomamos embriones descartados de programas de fertilización asistida y los colocamos en el tejido desarrollado en nuestro laboratorio –contó Liu–. Los embriones se fijaron a las paredes de nuestro prototipo de útero.” Los investigadores pusieron término al experimento seis días después pero se proponen, en ensayos venideros, permitir el crecimiento de los embriones en úteros artificiales durante 14 días, el máximo permitido por la legislación norteamericana sobre fertilización in vitro.
Los úteros artificiales, cuyo desarrollo así se inicia, podrían aplicarse para que pudieran tener hijos mujeres con daños en la matriz. La idea es fabricar un útero artificial con sus propias células endometriales, colocar allí el embrión y, luego de suficiente tiempo de desarrollo, trasplantar al cuerpo de la mujer el útero artificial con el embrión en su interior.
“Como el útero nuevo va a estar hecho con células de la misma mujer, no habría peligro de rechazo”, señaló Liu, y anticipó que “esperamos crear úteros totalmente artificiales utilizando estas técnicas en unos años”. la posibilidad de desarrollar células endometriales a partir de “células madre” indiferenciadas permitiría extender el método a mujeres carentes de útero.
Claudio Chillik, director del Centro de Estudios de Ginecología y Reproducción, comentó para este diario que “esta investigación se anota en el camino para vencer una de las pocas dificultades todavía insalvables en infertilidad: la de las mujeres que no tienen útero, desde el nacimiento o por haber sufrido su extirpación. Actualmente la única opción incluye el denominado ‘alquiler de vientres’: recurrir a úteros subrogados, procedimiento que en la mayoría de los países no puede aplicarse por los problemas éticos y legales que plantea”.
De todos modos, el autotrasplante de útero que propone el equipo de Cornell “sería una operación tremendamente difícil, que sólo puede plantearse en el terreno de las hipótesis”, advirtió Chillik, para quien, en cambio, “la continuación de estas experiencias sería muy útil para entender qué sucede desde que el embrión se coloca en el útero hasta que, unos siete días después, tiene lugar la implantación, es decir, el desarrollo dentro mismo del tejido uterino”.
Por cierto, la apuesta de máxima que sugiere esta investigación es desarrollar íntegramente un embarazo a término en laboratorio, como loimaginó el escritor Aldous Huxley en Un mundo feliz. Esto requeriría conjugar esta línea de trabajo con ensayos ya efectuados sobre animales, donde se logró mantener con vida fetos durante más de diez días fuera del vientre materno en un medio que imitaba el del útero. “Parece muy difícil, muy lejano –comentó Chillik–; sin embargo, otras veces he hecho el mismo comentario para perspectivas que, pocos años después, fueron realidad.”