Por Juan Arias *
Desde Río de Janeiro

El presidente de la República de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, nada más ser elegido, prometió acabar no sólo con el hambre sino con la discriminación social entre negros y blancos. Se trata de una iniciativa ambiciosa en un país en el que casi la mitad de la población (70 de sus 164 millones de habitantes) son negros o mulatos. Para llevar a cabo su objetivo, ha empezado por establecer una asignatura obligatoria en todas las escuelas públicas y privadas de Brasil: la Historia de la Cultura Negra. En ella se explicará la historia de los negros, desde los tiempos de la esclavitud hasta hoy, y lo que ha supuesto la presencia africana en el ámbito cultural brasileño.
“Es increíble que en Brasil, que es un país africano, los negros estén prácticamente ausentes de la cultura”, ha manifestado el ministro de Educación de Brasil, Cristovam Buarque. “He sido rector de la Universidad de Brasilia y prácticamente no existían alumnos negros. Nunca ha habido un rector negro, ni un cargo de primera línea en el ejército, ni en la Iglesia, ni en nada. Los negros son los últimos en todo porque no consiguen estudiar”, añadió el ministro. Su antecesor en el cargo, Paulo Renato de Souza, hablaba también de cómo le asombraba, cuando daba clases en la Universidad, ver algún alumno negro.
Las clases de Historia de la Cultura Negra deben empezar a impartirse en el curso escolar que acaba de empezar en Brasil (comienza en febrero) en las escuelas en las que haya un profesorado preparado para ello. De forma paralela, el gobierno impulsará la formación de docentes especializados en esta disciplina en las universidades.
El Ejecutivo cree que la discriminación de los negros en Brasil es más “social” que “racial” y que en ella influye mucho el desconocimiento, el no saber valorar lo que la cultura negra ha influido en las señas de identidad de este país, tanto en su música como en su sentido de la tolerancia y de la solidaridad.
A Brasil llegaron en 1550 unos 3 millones de africanos esclavos y fue el último país de América en abolir, en 1888, la esclavitud. Pero hoy en día sigue presente la discriminación. Según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, el índice de mortalidad de los niños negros es dos tercios superior al de los blancos y el 80 por ciento de los trabajadores que ganan sólo el sueldo base (unos 70 dólares) son negros. La población negra representa el 80 por ciento de los que pasan hambre en el país y la mayoría del 18 por ciento de analfabetos. Además, sólo un 1,4 por ciento llega a la Universidad.
Quizás por esta situación Lula ha comenzado por colocar tres ministros negros en su gobierno y con la nueva ley que establece la asignatura de Historia de la Cultura Negra quiere sentar las bases para que todo esto cambie.
* De El País, especial para Página/12.