Los jóvenes francotiradores disparan y se ríen a carcajadas escondidos tras un árbol o apoyados en los propios compañeros. Acaban de convertir una pequeña porción de parque en campo de batalla y las ráfagas de espuma blanca dan cuenta de un gran tiroteo. “Es una guerra”, grita Rossy, totalmente empapada, mientras escapa de sus amigos. A su alrededor se multiplican las rondas de mate y los partidos de fútbol. Como ella, los pibes y pibas que fueron ayer a Costanera Sur a festejar el Día de la Primavera están contentos. Algunos dicen que es porque “no hubo clases” y, otros, porque el día está “increíble”. Lo cierto es que las sonrisas contagian.

El olor a choripán, bondipán (sandwich de bondiola) y otros panes inventados por las parrillas de la Costanera se distingue a lo lejos. Yohana, de 16 años, cuenta que vinieron desde Berazategui para pasar el día con sus amigas, como ya es tradición para el grupete. De su mano, su novio Maxi (19) dice a Página/12 que es la primera vez que comparten la celebración juntos.

A unos metros, Axel acampa con una veintena de amigos de Lanús. “Estamos todos madrugados, anoche fuimos a bailar aprovechando que hoy no había clases”, cuenta.

–¿Querés? –pregunta a Página/12 y ofrece una botella.

–¿Qué es?

–Vino con jugo. Los “naranja” –la Prefectura que custodiaba para que los chicos no entraran con alcohol– no te dejan pasar nada. Nosotros compramos por acá nomás unos tetra, pero no hay nadie tomando.

Un chico de Barracas que se había separado de la comitiva de amigos punteaba en su guitarra la cumbia “Tirate un paso”. “A mí (la banda) los Wachiturros no me gustan, pero hay que saber algo popular, si no es un embole”, asegura mientras un vendedor pasa al grito de “Heeelado, palito, bombón heeelado”.

El hombre de la conservadora rezonga. Explica que hay “demasiados heladeros y pocas ventas”. “Imaginate que vendo más un fin de semana cualquiera, porque somos menos vendiendo”, explica.

El que sí está conforme con las ventas es Tony, que ubicó su puesto de gaseosas y panchos cerca de un escenario de bandas under, único espectáculo en el parque. El comerciante asegura que “este año no hubo nada de violencia”. “Siempre se suelen agarrar la banda de Dock Sud contra los de San Telmo, se enfrentan para ver quién hace más quilombo”, explica. Dejando atrás los diques de Puerto Madero, donde se agolpan turistas y oficinistas para aprovechar el sol, y las calles del microcentro porteño, Plaza Francia, en Recoleta, fue otro de los puntos verdes más elegidos por los estudiantes.

“Respiro tu mar y encuentro libertad”, interpreta la cantante de una de las bandas de reggae que se podían escuchar ayer en la plaza. Sentada en unos peldaños de adoquines, una pareja la seguía entre besos y caricias. En tanto, un muchachito de pantalones cortos y sonrisa tímida sorteaba las rondas de mate y cerveza vendiendo ramitos de rosas a los enamorados.

En la parte más elevada de los parques, un grupo de Hare Krishna realizaba su festejo y repartía comida bendecida a los transeúntes. “Siempre estamos acá para el Día de la Primavera”, aseguró a Página/12 Krishna, por su nombre espiritual, o Ana, por el que figura en su DNI.

En una de las sendas de la plaza, Néstor, un vendedor de pan relleno “con ocho primaveras en el parque”, describe que “la cosa es muy tranquila, los chicos que vienen tienen esta onda hippie, circense”.

Informe: Rocío Magnani.