SOCIEDAD
› EL GOBIERNO DE SAN LUIS INAUGURO UNA NUEVA CIUDAD EN LA PROVINCIA
El Adolfo convertido en adelantado
Es La Punta, una nueva ciudad construida donde antes no había nada, a veinte kilómetros de la capital provincial. Tendrá estadio, universidad y casas para 30 mil habitantes. Y será totalmente informatizada. En medio de la campaña, ayer la inauguró Rodríguez Saá.
› Por Horacio Cecchi
“Loteo comercial. Aquí se construirá La Buena Onda agencia de quiniela y lotería”, dice el cartel. A unos metros, otro similar señala que en ese lugar se levantará el “polirrubro”. Más allá, la confitería Pino y a veinte metros, según los anuncios, el kiosco, y la zapatería. Más que los carteles, alrededor no hay nada, unos árboles, algún matorral y tierra pelada. Es –o será– el sector comercial de la ciudad que en San Luis llaman del futuro, la Ciudad de La Punta, a 20 kilómetros al norte de la capital puntana. Ayer, a principios del tercer milenio, el candidato a presidente Adolfo Rodríguez Saá emuló a Luis Jufré de Loaisa y Meneses, fundador del antiguo casco de San Luis, pero más de cuatro siglos después: fue fundador de una ciudad. Por el momento, los 900 pobladores ya instalados cuentan con hospital, escuela, comisaría y la inminente inauguración del Data Center, un moderno edificio desde donde se conectará en línea informática a toda la provincia. Lo curioso del caso es el momento elegido para el acto fundacional: a escasos días de las elecciones nacionales, en las que el Adolfo palpita el sillón de Rivadavia en las encuestas. Su gente lo desmiente, pero, por las dudas, la fundación se cumplió antes.
Durante el acto, en plena oración ecuménica, el rabino representante de la comunidad judía puntana blanqueó esa curiosidad fundacional: después de orar por la paz y por el país, saludó al “futuro presidente de los argentinos”. Alrededor del rabino, del Adolfo y de la gobernadora puntana María Lemme, unas tres mil personas miraban extasiados la figura del pater provinciae.
La fundación formal y anticipada, en realidad vino a ser el puntapié oficial a una estructura proyectada sobre 23.271 hectáreas, ubicadas al pie de las sierras de San Luis, dentro del departamento Belgrano y a unos 20 kilómetros de la ciudad capital, fundada por Loaisa y gobernada consecutivamente por peronistas, radicales y ahora el Frepaso, pero en la que jamás logró acceder el presidenciable puntano. Precisamente, esa dificultad lo movió primero a intentar dividir la capital en cuatro ciudades, luego en dos, y finalmente optar por la compra de las tierras que conformarían el ejido de La Punta. O sea, optó por construir una ciudad en otra parte, accesible para todo el mundo, inclusive para él mismo.
El proyecto se inició en junio de 2001, y ya en diciembre pasado se entregaron las primeras 1.200 viviendas, de las cuales alrededor de 900 ya fueron ocupadas. Se trata de estructuras sencillas, con las comodidades básicas solucionadas. “Un barrio Fonavi pero en San Luis y moderno”, la definió el Adolfo. Ayer, en pleno acto, se entregaron simbólicamente las escrituras de otras 1.126 viviendas ya terminadas. La pretensión es que en alrededor de un año ya se hayan entregado unas 5 mil. El proyecto a largo plazo es de llegar a las 30 mil almas.
La forma de acceso a las viviendas es peculiar: la inscripción es abierta con el único requisito de tener dos años de residencia en la provincia. Cada unidad tiene un terreno de 25 por 11 metros, y 54 metros cuadrados cubiertos (dos dormitorios, cocina, living comedor, baño y lavadero). El terreno tiene un valor de 1.700 pesos y el plan de compra de la vivienda es de 300 cuotas de 90 pesos.
Entre las dificultades de los 900 vecinos, además de la temporaria falta de kioscos, polirrubros, agencias de lotería, zapaterías y confiterías Pino, es el valor del impuesto inmobiliario. Esta semana, un grupo de vecinos denunció que pagaban el doble del valor de los impuestos vigentes en barrios similares en otras localidades. Entre las ventajas, es que tienen techo. El plano de La Punta se divide en cuatro áreas: la Central, en la que se ubica una zona cultural y otra urbana, donde funcionará el centro cívico, cultural y comercial. Por el momento, el nuevo ejido no cuenta con municipalidad propiamente dicha, ni Concejo Deliberante: un delegado organizador reúne todos los poderes hasta que se abra el camino a un intendente y concejales electos.
El Area Residencial, dividida en cuatro subzonas con diferentes características. Las Cañadas es donde se ubican las primeras viviendas ya construidas y otorgadas. Se destaca la Foresta, barrio Pasos del Suyuque, proyectada como una zona universitaria, con campus al estilo estadounidense, rodeando el edificio de la Universidad de San Luis. La especulación es que alrededor de 15 mil alumnos asistan a las clases, aunque por el momento la provincia cuenta con unos tres mil. El Adolfo imagina esa zona como un centro cosmopolita del futuro, con una población universitaria nacional e internacional.
En la Foresta se encuentra el moderno edificio del Data Center, una de las niñas mimadas del candidato, habida cuenta de su apasionamiento informático. Allí, en base a tecnología nipona, se desarrollará la Autopista de la Información. Consiste en una suerte de red de redes puntana. El Data Center será el corazón de esa red, y permitirá la conexión a través de computadoras. “El Adolfo ya logró que se fabriquen computadoras muy económicas para que todos tengan acceso”. El Area Turística, destinada sólo a los asentamientos turísticos, y el Area Protegida, una reserva ecológica.
Aunque no cuenten aún con zapatería, kiosco ni confitería Pino, los puntanos de La Punta ya tienen su estadio propio: el Juan Gilberto Funes, con capacidad para 15 mil espectadores, que se inaugurará hoy con un encuentro entre Independiente y Vélez, y en el que se descuenta la presencia del candidato.
Los colaboradores del Adolfo aseguran que la fundación de La Punta “no tiene nada que ver con la campaña presidencial”. De todos modos, el Adolfo se hizo presente y dejó en segundo plano ante las cámaras la imagen de su fiel gobernadora provisional Lemme.