SOCIEDAD
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Reducción de daños
Por Aquiles Roncoroni *
La resolución del Ministerio de Salud de proveer preservativos y jeringas a los adictos a drogas intravenosas es encomiable. Conviene enterarse de que Suiza, país ordenado y conservador, acaba de aprobar la continuación del suministro de jeringas y droga a un grupo de mil heroinómanos, pues comprobó desde 1997 en que se inició este proceder que se disminuía la criminalidad y permitía trabajar a muchos de estos adictos. Los opositores a la decisión ministerial deberían considerar:
1. Los adictos son “enfermos” que requieren ayuda, compasión y prevención, no hacerlo sería como no tratar a los pacientes con cáncer pulmonar, casi 90 por ciento secundario al tabaco, pues han sido advertidos suficientemente del riesgo, a los cirróticos por alcoholismo pues no deberían haber abusado del alcohol, o a los homosexuales con sida por serlo.
2. El sida es todavía mortal; su causa más frecuente, luego de la homosexualidad, es el uso de drogas intravenosas y puede expandirse por intercambio sexual con sujetos sanos, no necesariamente adictos ni homosexuales.
3. Como decía en 1987 el psiquiatra inglés T. Szaz, “las drogas ocupan hoy, en la gran comedia de la moralidad humana, el lugar que antaño ocupaba el sexo”. Quienes moralizan con respecto al consumo de drogas no se preocupan por el más común y creciente consumo de cerveza de nuestros adolescentes. No comentan los accidentes y violencia provocados por el abuso de alcohol. Permiten la propaganda del consumo de tabaco y toleran el subsidio a su producción con el “Fondo Nacional del Tabaco”. La sociedad padece las enfermedades provocadas y se hace cargo de su tratamiento, gastando mucho más que los impuestos percibidos de las tabacaleras. La legalidad de una droga no implica inocuidad. Incluso no se menciona el tabaco y el alcohol, antecesores invariables del consumo de marihuana, como drogas de inicio simplemente porque son legales.
4. Obviamente la resolución ministerial no llega al fondo del problema, después de decenas de años de “guerra contra la droga” la solución no está a la vista, pero disminuirá ya el riesgo para los adictos y la sociedad.
* Profesor Emérito de Medicina (UBA).