El casino flotante de Buenos Aires fue allanado ayer por efectivos de la Gendarmería Nacional, por orden del juez federal Jorge Ballestero, en una causa en la que se intenta determinar, nada menos, si el barco convertido en múltiple salón de juegos está en condiciones de navegar. El dato es decisivo pues el casino fue habilitado como una nave y no como una construcción fija, por lo que si no es capaz de surcar las aguas del río, debería ser clausurado.
El juez quiere saber si, como denunció el abogado Ricardo Monner Sans, las ampliaciones que se hicieron en el barco “Estrella de la Fortuna” eliminaron sus posibilidades de navegación. En ese caso, dejaría de ser un barco para convertirse en una construcción fija, en la que no estaría permitido el funcionamiento del casino.
La presentación de Monner Sans, quien litiga en el caso desde diciembre del 2002, fue realizada después de que el abogado tomara conocimiento de que las construcciones realizadas para mejorar la capacidad de ingreso del público convirtieron a la nave en una estructura flotante incapaz de navegar.
El procedimiento fue realizado por Gendarmería, aun cuando el barco está en jurisdicción de la Prefectura Naval; los efectivos requirieron determinados datos que después analizarán otros expertos en navegación designados por el juez. Omar Cirigliano, jefe de prensa del casino, confirmó el operativo y dijo que “se circunscribió a modificaciones en el cuarto piso, aprobadas por la autoridad de aplicación correspondiente”.
En su presentación, Monner Sans sostiene que “el Río de la Plata no alberga una construcción flotante desplazable. Cobija una construcción fija que se encontraría en violación de las normas vigentes en la materia”.