“Existen políticas para evitar el alza de los precios de los medicamentos, pero son difíciles de instalar en un país que no las tenía”. Con esta frase, el ministro de Salud, Ginés González García, dejó en claro que el conflicto por los remedios está lejos de terminarse. En este sentido, el titular de la Cámara de Especialidades Medicinales –que agrupa a los laboratorios extranjeros– advirtió que “no hay una solución” para evitar la suba en los medicamentos importados. Los chicos alojados en hogares de la provincia de Buenos Aires ya lo viven en carne propia: aumentaron en un 300 por ciento los remedios que necesitan.
El ministro González García confirmó ayer la donación de dos millones de medicamentos luego del acuerdo obtenido con Caeme, Cilfa y Cooperala, cámaras que nuclean a laboratorios nacionales y extranjeros. “Fue un mecanismo paliativo inmediato que nos permitió controlar la urgencia”, expresó el funcionario. Además, mencionó algunas de las políticas que pueden implementarse para frenar el aumento de precios tales como “las compras centralizadas del Estado, la producción local de medicamentos, la política de genéricos o la sustitución de marcas por parte de los farmacéuticos”. También instó a los médicos a cambiar la forma de recetar porque “si en vez de prescribir una droga se prescribe una marca, en realidad se está vendiendo un precio”.
Del otro lado, Ernesto Felicio, titular de Caeme, indicó que “cuando se trata de insumos importados” no hay alternativa para la suba de precios porque “lamentablemente tenemos que juntar dólares para pagarlos”. “La gente puede tener la tranquilidad que va a seguir teniendo los remedios de calidad, al mejor precio posible”, aseguró. Pero Griselda Rosito, directora de un hogar de chicos de Loma Hermosa, denunció un incremento del 300 por ciento en los medicamentos para chicos con epilepsia o patologías mentales. A pesar de comprar los preparados porque “los medicamentos de marca son caros”, la droga básica ahora cuesta el triple.