SOCIEDAD › POR LA MUERTE DE MICHAEL JACKSON
El médico de Michael Jackson, Conrad Murray, fue condenado a cuatro años de prisión, la pena máxima que enfrentaba, por el “homicidio involuntario” del cantante en 2009, tres semanas después de haber sido hallado culpable por un jurado.
El juez Michael Pastor también dijo que Murray debe pagar una indemnización a la familia de Jackson, aunque pospuso hasta enero la decisión sobre el monto. La madre de Jackson saludó la sentencia, aunque consideró que “cuatro años por la vida de alguien no es suficiente”. “Eso no me traerá a mi hijo de regreso –dijo Katherine Jackson al abandonar la Corte Superior de Los Angeles, donde fue leída la sentencia–, pero al menos obtuvo la pena máxima y creo que el juez fue muy justo.”
Pastor dijo que Murray “abandonó a un paciente que confió en él, le administró fármacos potencialmente peligrosos (...) y no mostró ningún sentimiento de arrepentimiento, lo cual significa que sigue siendo un peligro”. En un tajante discurso, el juez agregó que deberá cumplir su pena en la cárcel del condado de Los Angeles.
Pero el cardiólogo de 58 años podría pasar mucho menos tiempo en la cárcel, debido a una reciente ley californiana que busca evitar la sobrepoblación carcelaria. El juez destacó que el médico ya cumplió 23 días y que, gracias a su buen comportamiento, ya tiene acreditados 46 días servidos.
De hecho, el juez del distrito de Los Angeles Steve Cooley dijo en una conferencia de prensa posterior que “esta sentencia podría ser muy corta”, comparando el caso con el de la joven actriz Lindsay Lohan, quien pasó sólo cinco horas en prisión cuando debía cumplir una pena de 30 días.
Rebbie, una de las hermanas de Jackson, agregó: “Ninguna cantidad de tiempo en prisión puede compensar la vida de una persona”. También habían asistido a la audiencia los hermanos La Toya, Jermaine y Randy Jackson, todos vestidos de negro.
Afuera del edificio, un puñado de fanáticos de Jackson celebraba la sentencia y un niño de unos cuatro años, disfrazado de Rey del Pop, bailaba Beat It, imitando casi a la perfección los movimientos del cantante.
Jackson murió el 25 de junio de 2009 a los 50 años por una sobredosis de propofol, un anestésico que se usa para prácticas quirúrgicas y que el médico le administraba casi diariamente para ayudarlo a combatir su insomnio, a pedido del artista, quien al parecer sufría dependencia de los fármacos. El médico “podía simplemente haberse negado” a administrarle a Jackson los fármacos que le pedía, “así como hicieron otros doctores”, dijo el juez.
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