SOCIEDAD › QUERíA CREMAR A SU MARIDO Y DESCUBRIERON QUE MURIó DE UN GOLPE EN EL CRáNEO
Una mujer fue detenida después de haber pedido que cremen el cuerpo de su marido. En la morgue descubrieron que había muerto de un tremendo golpe en el cráneo. Dos médicos también fueron detenidos. Investigan la muerte de su padre, cremado hace cinco meses.
La mujer –que se hacía llamar Mariana, más fácil que Anagiota Alexopoulos– habría superado todos los vallados que impone la Justicia y hubiera dejado a su marido reposar en paz, de no ser porque la jurisprudencia y varios folletines publicados en los medios como antecedente inmediato sobresaltaron a los funebreros. La mentada Mariana fue detenida el lunes pasado, luego de que el domingo pidiera cremar el cuerpo de su finado marido y los empleados de las dos funerarias a las que asistió sospecharan de las curitas en la cabeza del finado. Al levantar los apósitos no encontraron huecos de pituto, pero detectaron rastros de terribles mazazos. La mujer fue detenida, al igual que dos médicos (un emergentólogo que certificó la muerte, pero no hizo la denuncia policial, y el médico que extendió el certificado de defunción por muerte no traumática). Por el momento, en el caso no sospechan de masajistas, vigiladores ni vecinos.
“Hay que destacar que se tomó conocimiento de una muerte violenta por el mismo crematorio del cementerio Parque Iraola”, aseguró la fiscal que investiga el caso, María de los Angeles Attarian Mena, a cargo de la UFI 2 de Berazategui.
En la reconstrucción del caso, los investigadores determinaron que Mariana –ciudadana griega, de 57 años– vivía con su marido Julio César Caprarulo, de 58, en la vivienda de Dardo Rocha 522, en Avellaneda. La mujer, el sábado, se comunicó con la cochería La Paz, de Lanús, donde presentó un certificado de defunción por paro cardiorrespiratorio (muerte no traumática), pero los empleados empezaron a sospechar cuando detectaron que en la cabeza el hombre llevaba colocadas varias curitas.
Mariana se contactó entonces con la cochería Piñeyro en Avellaneda, que sí aceptó realizar la cremación. A todo esto, los empleados de La Paz avisaron telefónicamente y al llegar el féretro cerrado con el cuerpo de Caprarulo, los empleados lo abrieron y constataron a simple vista que había lesiones craneales que no se condecían con la muerte no traumática certificada por el médico.
Al trasladar el féretro al cementerio de Berazategui, llamaron a la comisaría 4ª, que a su vez comunicó a la fiscal Attarian Mena. Ya quemada con leche, la representación del Ministerio Público se presentó de inmediato en el cementerio con el jefe de la Morgue Judicial de Ezpeleta, impidió la cremación y envió el cuerpo a la morgue para su análisis. Attarian Mena aseguró que “a simple vista se constataron las lesiones que tenía esa persona y que se trataba de una muerte traumática”.
Durante la autopsia, los médicos forenses detectaron que Caprarulo había sufrido un “traumatismo craneano con lesiones vitales” y también detectaron un hematoma en la cabeza, golpes y hasta pérdida de sustancia en la oreja izquierda, según detallaron las fuentes.
Al día siguiente, Attarian Mena ordenó el allanamiento de la casa de Dardo Rocha y detuvo a Alexopoulos, imputada por el homicidio. “Tengo secuestradas evidencias –aseguró la fiscal–. Se ha utilizado la técnica del reactivo de Luminol. Las paredes de la casa estaban impecables (habían sido lavadas, pero está claro que no fue para no impresionar a las visitas, ya que no se organizó velatorio alguno), pero cuando se roció el Luminol las paredes empezaron a brillar.”
Entre los elementos secuestrados por la Policía Científica había una plancha. Respecto del móvil, claramente hipotético porque el caso aún no se investigó lo suficiente como para asegurarlo, los investigadores barajan un tema pasional, en el que podría haber un tercero, o un tema económico.
Como Alexopoulos iba acompañada del certificado de defunción, que resultó trucho, la fiscal investigó y detuvo a los dos médicos participantes en el trámite. Convencida de que Caprarulo no había llevado una vida tal como para que le resultara natural morir de un impacto en la cabeza, la fiscal detuvo a los dos médicos que participaron en el trámite de certificación de planchado. Uno de ellos, tal como en el caso que sentó jurisprudencia, es emergentólogo o llegó convocado por esa función. Se llama José Pinto García, y constató la muerte de Caprarulo, trámite necesario para que otro médico (no él, como se escuchó una y otra vez en el caso García Belsunce) extendiera el certificado de defunción. Lo que aparentemente olvidó García, o no sabía que debía hacerlo, fue realizar la denuncia. El otro médico, Omar Pedro Rossi, de 60, es quien está sospechado de haber extendido el certificado de planchazo natural. La fiscal investiga si efectivamente ocurrió así.
En el barrio, en Dock Sud, alrededor de la casa de Dardo Rocha, los vecinos convocados por los medios aseguraban que Caprarulo había sido la tercera pareja de la mujer que moría por “paro cardiorrespiratorio”. Lo que está certificado es que el padre falleció en mayo pasado y fue cremado, lo que ya invalida toda posibilidad de autopsia reveladora.
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