Daniel Sfeir fue detenido ayer por la mañana, a metros de la casa de su madre, mientras caminaba junto a su hijo de 14 años. Pasó de intentar constituirse como querellante por el asesinato de su esposa, la maestra Silvia Prigent, a convertirse en el principal sospechoso del caso. Su abogado, Marcelo Adámoli, quien insiste en que no se lo lapide, dejó de representarlo por este cambio abrupto, que juzgó “previsible”. Fuentes judiciales aseguraron que, en la orden de detención, el juez de Garantías de San Isidro Ricardo Costa le hizo “algunas sugerencias investigativas al fiscal”. Ayer por la tarde fue allanada la casa de Sfeir y su auto fue peritado, luego de que las cámaras del municipio de Tigre lo registraran en la ruta 27, que une su casa con el lugar donde apareció sin vida la mujer, a una hora cercana al asesinato, el 29 de diciembre. El viudo había asegurado que a esa hora estaba durmiendo en su casa.

Sin coartada y con muchos testimonios en su contra, el viudo asistió en la medianoche del jueves pasado al Cuartel Central de los Bomberos Voluntarios de Tigre, donde alrededor de 200 personas despidieron los restos de la maestra. “Fue con su hijo y estuvo entre 10 y 15 minutos. Los familiares de Prigent lo invitaron a retirarse”, comentó a este diario Mario García, ayudante mayor de ese cuartel donde esperaban el cuerpo desde el martes pasado. El hermano de Silvia, Daniel Prigent, se desempeñó durante diez años como jefe de Bomberos de Tigre.

El lunes 2 de enero, cuando su esposa aún estaba desaparecida, Sfeir negó las versiones que indicaban que él le debía plata a su familia política y comentó: “No-

sotros teníamos una buena relación, después de 23 años de casados. Nunca nos separamos: nunca nadie se fue de la casa ni nada por el estilo”. “¿Siente su ausencia?”, le preguntaron días más tarde. El hombre contestó como si hablara del servicio doméstico: “Sí, ella es muy prolija, con la ropa, con todo. Cuando ella estaba hasta se podía comer en el piso de lo limpio que estaba. Ahora es un despelote”.

La causa tenía entonces un solo detenido, Juan José González, quien tenía el celular de la víctima y ayer fue excarcelado por el juez, aunque sigue sospechado de encubrimiento. La aparición de Prigent con dos tiros en la cabeza el domingo pasado en un descampado a la vera de la ruta 26, en el límite ente Tigre y Escobar, complicó aún más la situación de Sfeir. Los cruces telefónicos ubicaron el celular del viudo en las cercanías de ese lugar el día del crimen. Luego las cámaras del municipio lo mostrarían yendo a su casa en un trayecto que podría coincidir con el descampado.

Otro video importante, difundido ayer, es el que muestra a Sfeir subiéndose al auto de Mary, su supuesta amante, la tarde del 29 de diciembre. Los investigadores trabajan sobre una hipótesis que la involucra: Prigent podría haber ido a la casa de esa mujer, ubicada en las cercanías del descampado, a confrontarlo. Y allí mismo podrían haberla asesinado. “Hay una tercera persona bajo sospecha, un colaborador de Sfeir, que trabaja con él en la empresa de residuos del viudo”, apuntó a este diario una fuente del caso.

Los fiscales Marcelo Fuenzalida y Cosme Iribarren pidieron el miércoles pasado la detención del viudo basándose en los videos, los rastreos al celular y varias declaraciones testimoniales. El juez recibió ese mismo día el expediente de ocho cuerpos y, aunque actualmente subroga otros cuatro juzgados, dos días después accedió al pedido de detención de Sfeir. Sobre los otros dos sospechosos aún no hubo pedidos concretos de la fiscalía. Ayer se supo que el viudo llamó a su casa horas antes del asesinato y se sospecha que él mismo le tendió una trampa a su esposa, diciéndole que fuera a cobrar un dinero por la venta de dos caballos.

“A Sfeir lo veo igual que en estos días que lo tuvimos acá. Está con el mismo ánimo y no tuvo un cambio sustancial (tras su arresto). El siempre manifestó predisposición a todas las medidas que se le solicitaron. Hubo una orden de detención que se concretó en el día de hoy, con total normalidad, pero estos días ya había estado vigilado”, reveló Marcelo Peña, jefe de la DDI de San Isidro, donde pasó la noche de ayer. Hasta allí llegó esposado y acompañado de su hijo, quien luego fue dejado en custodia de familiares. También dijo que en el allanamiento a la casa del viudo “se secuestraron elementos de interés para la causa”.

Por su parte, el abogado Marcelo Adámoli se desligó del viudo asegurando que “no le está soltando la mano”. El letrado explicó luego: “Fui contratado por Sfeir en su condición de víctima, porque mataron a su esposa. En ese carácter solicitamos ser tenidos como particulares damnificados, y al cambiar su situación procesal no fui contratado para su defensa. No obstante, sigo creyendo en su inocencia”.

Adámoli confió en que un defensor oficial o privado asistirá a su ex cliente en la declaración indagatoria que le tomará la fiscalía y podría realizarse hoy. Luego de esta declaración, los fiscales Fuenzalida e Iribarren tendrán 30 días para resolver si piden o no su prisión preventiva por “homicidio agravado por el vínculo”.

El féretro de Prigent ingresó cerca de las 10.30 en el cementerio municipal de Tigre. Sus familiares prefirieron no opinar sobre la investigación y menos sobre la detención del viudo. “Fueron muchos días de sufrimiento, de cansancio, de desgaste, de angustia y de dolor”, sintetizó a la salida del entierro Adriana Tagliafico, amiga de la maestra asesinada. Y agregó: “Lo único que pide la familia es nada más que se haga justicia, no importa quién sea el culpable, pero que pague”.