SOCIEDAD › UN EQUIPO DE úLTIMA GENERACIóN MONITOREA EL AEROPUERTO DE BARILOCHE
El sistema permite medir con precisión el polvo volcánico existente para cancelar vuelos sólo cuando es realmente necesario. Hasta ahora, en muchos casos, se suspendían por precaución. Las empresas anunciaron un tráfico normal para la temporada.
Se instaló en el aeropuerto de Bariloche un equipamiento especial para detectar con precisión la presencia de cenizas volcánicas y así minimizar las cancelaciones de vuelos por esa causa. El sistema incluye radares ópticos, guiados por láser, desarrollados por un organismo técnico del Ministerio de Defensa. Cuando se registran cantidades significativas de ceniza en suspensión en la atmósfera, las compañías aéreas cancelan los vuelos para evitar daños en las turbinas de sus aviones. El registro preciso de la densidad de la ceniza permitiría cancelar vuelos sólo cuando fuese realmente necesario, evitando cancelaciones que actualmente se efectúan sólo por precaución ante la falta de datos exactos.
El nuevo sistema de detección fue presentado ayer en Bariloche por Alberto Weretilneck, gobernador de Río Negro, y funcionarios del Ministerio de Defensa de la Nación. Oscar Cuattromo, secretario de Asuntos Militares, precisó que se trata de un sistema de radares ópticos Lidar, desarrollados en el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (Citedef), con la ayuda de la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional. Mauro Vega, secretario de Planeamiento de Defensa, agregó que “esta solución se extenderá a otros aeropuertos del país”. El equipamiento incluye medidores de concentración de partículas volcánicas, y más adelante incorporará globos sonda que se elevan a fin de detectar partículas a distintas alturas.
Las partículas de ceniza pueden registrarse en tres niveles distintos de la atmósfera. Cuando están por encima de los cinco mil metros, generalmente se trata sólo de polvo en suspensión, de escasa densidad y formado por partículas de pequeño tamaño que no suelen afectar a los aviones. En cambio, de los cinco mil metros para abajo suele tratarse de partículas mayores que obligan a suspender los vuelos. Y, cuando hay ceniza depositada en la pista misma de aterrizaje –“pista infectada”, en la jerga aeronáutica–, es necesario proceder a una limpieza especial, ya que afecta las turbinas de los aviones al despegar o aterrizar.
El monitoreo de cenizas volcánicas se incluye en los partes que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) suministra a los aeropuertos. Ayer, Héctor Ciappesoni, director del SMN, explicó que, “con el nuevo equipamiento, las compañías tendrán un panorama preciso, que les permitirá cancelar vuelos sólo en condiciones extremas de concentración de partículas en el aire”. El funcionario destacó que “incluso se llevarán equipos móviles a Villa La Angostura y San Martín de los Andes, para precisar los diagnósticos” y comentó que “este equipamiento permite el mismo nivel de operaciones que en los aeropuertos de Europa”, donde los sistemas de detección se pusieron a punto cuando, en 2010, el continente fue afectado por nubes de ceniza provenientes de los volcanes de Islandia.
Tras una reunión con representantes de Aerolíneas Argentinas, LAN, agentes de viajes y el Ministerio de Turismo de la Nación, el gobernador Weretilneck anunció que, desde abril, Aerolíneas tendrá 49 frecuencias semanales a Bariloche; LAN operará con cinco vuelos diarios los días hábiles y ocho los sábados y domingos, “lo cual es un tráfico normal en esa época del año”.
La semana próxima, Weretilneck y el ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, viajarán a San Pablo para “promocionar fuertemente el destino en Brasil para el invierno y lograr que la temporada se normalice totalmente respecto de ese mercado”, explicó el gobernador.
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