SOCIEDAD › UNA MINISTRA BRASILEñA HIZO PúBLICA SU BISEXUALIDAD Y CONTó QUE EN SU VIDA SE HIZO DOS ABORTOS
Eleonora Menicucci acaba de ser designada ministra de Políticas para las Mujeres de Brasil. En una entrevista antes de asumir, reveló detalles de su vida al defender la despenalización del aborto. Protestas de sectores religiosos. Repercusiones en la Argentina.
“Imaginate si voy a tener miedo.” Eleonora Menicucci, flamante ministra de la Secretaría de Políticas para las Mujeres de Brasil, se expresó así en una entrevista. Ex guerrillera, torturada durante la dictadura y compañera de prisión de la presidenta Dilma Rousseff, en la nota dio otro paso en su valentía: reveló que en su vida se hizo dos abortos y declaró ser bisexual. Los sectores religiosos se mostraron escandalizados, pero su nombramiento era un hecho. Esta semana, la funcionaria representará al país ante la ONU, donde se abordará la criminalización del aborto en ese país, una práctica que atraviesa un millón de mujeres al año.
“Eleonora va a integrar el gobierno más femenino en la historia del país, no sólo porque hay una mujer en la presidencia y diez mujeres ministras, sino porque (el Ejecutivo) reconoce la importancia de la mujer y sus derechos en la sociedad”, afirmó Rousseff en la ceremonia de asunción de la nueva ministra. Menicucci fue compañera de la presidenta en una prisión de San Pablo, donde estuvo encarcelada entre 1970 y 1972 por su pertenencia a grupos armados de oposición a la dictadura militar.
Según reveló en un reportaje al diario Folha de Sao Paulo, durante la lucha armada robó bancos y supermercados y se travistió de hombre para alcanzar cargos de mando. En prisión creó un grupo con Rousseff en el que descubrieron el feminismo. También tuvo “experiencias sexuales con mujeres. Yo era muy libertaria. Iba también con los hombres. Mi marido –ahora está divorciada– era un libertario en materia de sexualidad, también”.
Menicucci estuvo cuatro años presa y fue torturada durante 72 días. “A mi hija de un año y ocho meses la torturaban ante mis ojos. Fue ese el momento en el que entendí, con 26 años, la importancia de la maternidad.”
Hoy es profesora y socióloga y dirige el núcleo de estudios de Salud de la Mujer y Relaciones de Género de la Universidad Federal de San Pablo. Tras salir de prisión se entrenó en Colombia y enseñaba a mujeres violadas a practicarse abortos “por aspiración”. Además, dice sentirse orgullosa de ser abuela de una niña “engendrada por inseminación artificial en la madre lesbiana”.
La interrupción voluntaria del embarazo es uno de los temas que generan más controversia en el electorado brasileño. La misma Rousseff, cuando todavía era candidata, fue perseguida por su apoyo al aborto y “acusada” de lesbiana en una campaña de desprestigio. En esa línea, legisladores religiosos exigieron la semana pasada la dimisión de Menicucci. El diputado federal evangelista Eduardo Cunha declaró que la funcionaria debería estar “en la época de Sodoma y Gomorra”.
Indiferente a sus detractores y en su primera declaración pública, la funcionaria expresó que “el aborto no es un problema ideológico, sino de salud pública” e indicó que su lucha es por los derechos reproductivos y sexuales “para que ninguna mujer en este país muera por muerte materna (y es una lucha que) no hace más que fortalecerme”.
Desde Argentina, su designación es leída como un guiño a la apertura del debate sobre el aborto. Para la presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, Mabel Bianco, “es muy positiva, no sólo porque el país tendrá una férrea defensora de los derechos de la mujer en un cargo de poder, sino por Dilma, que demuestra no estar atada a las posiciones religiosas, acorde con el país laico que preside”, señaló a Página/12.
Martha Rosenberg, integrante del Foro por los Derechos Reproductivos, es de opinión similar. “Menicucci es un signo interesante para el gobierno brasileño. Primero porque indica que hay un cambio en la política y también por la libertad que tiene la mujer de no esconder su experiencia personal una vez en el poder.”
Según el informe que se presentará en la 51ª sesión del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU en Brasil se practican un millón de abortos anuales. El documento, elaborado por más de doce ONG, señala que se registran 250.000 hospitalizaciones a causa de sus complicaciones, siendo la cuarta causa de muerte materna. Por eso, el informe preliminar del organismo internacional ubica a la criminalización del aborto como la principal deuda pendiente en Brasil respecto de la mujer. La legislación brasileña lo penaliza, excepto en caso de violación o riesgo para la salud de la mujer, y la Legislatura ha estudiado recientemente iniciativas partidarias de endurecer estas penas.
La llegada de Menicucci pone una cuota de intriga sobre las próximas medidas que tomará Rousseff.
Informe: Rocío Magnani.
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