SOCIEDAD
› UN MUERTO POR REDUCIR METAL DE UN EXPLOSIVO MILITAR
Un rebusque demasiado caro
Intentaban encontrar algún alimento para sus familias y la tragedia los encontró a ellos. Un hombre murió, otro sufrió lesiones graves y el tercero heridas leves al estallar un artefacto explosivo en el “campo de maniobras” del Regimiento de Caballería de Tanques 8 con asiento en la localidad bonaerense de Magdalena. Los tres se habían metido en el predio lindero al Río de la Plata para cazar peludos y pescar, según informó a Página/12 el director del hospital local, Javier Ganon. “Aparentemente se encontraron con bombas que tienen la culata de aluminio y cobre, las calentaron con fuego para sacarles el metal con la idea de venderlo y explotaron”, señaló Ganon.
La explosión ocurrió ayer a la tarde. La víctima fatal fue identificada como Carlos Ocampo, de 38 años. “Murió en el acto. La explosión lo habría descuartizado”, precisó Ganon. Un primo del fallecido, Sergio Ocampo, de 35 años, resultó con heridas graves. Anoche quedó internado en el Hospital Santa María de Magdalena. Sufrió “una herida importante de quemadura e ingreso de esquirlas en el pómulo y el ojo derecho y otra lesión en el hombro. Va a necesitar una evaluación oftalmológica”, describió el director del hospital. El tercero, Marcelo Güiraldes, de 35, sufrió una herida cortante leve en la cara y múltiples golpes.
En el hecho tomó intervención el juez federal de La Plata, Arnaldo Corazza, por tratarse de un predio del Ejército. Corazza ordenó la instrucción del caso a una comisión de la Policía Federal encabezada por el subcomisario Edgardo Quiroga, quien al cierre de esta edición se encontraba en el lugar donde había quedado el cuerpo del hombre muerto. El predio está ubicado a unos 3 kilómetros del centro de Magdalena y es utilizado por el regimiento para realizar prácticas de tiro con tanques.
Los dos primos y su amigo son gente humilde, según indicó el comisario Rubén Díaz de la comisaría bonaerense de Magdalena. Se ganarían la vida recolectando juncos para hacer techos de quinchos. Al parecer, habrían ingresado al área del polígono de tiro por la zona costera para procurarse algún alimento, a través de la pesca en el río o de la caza. En el lugar hay ciervos y jabalíes. En esa búsqueda se toparon con la munición gruesa de los tanques y al ver que tenía aluminio y cobre habrían decidido reducir el metal para venderlo y sacar unos pesos extra. El rebusque les salió demasiado caro.