El boliche bailable El Sublime, uno de cuyos custodios atacó, hace casi una semana, al adolescente Guido Anachuri, que está internado en estado de coma, fue clausurado ayer por el gobierno porteño. “No es una clausura preventiva, sino definitiva: la falta cometida fue grave y se le aplicó la sanción más severa”, dijo a Página/12 la secretaria de Gobierno y Control Comunal, Silvana Giudice, después de firmar la resolución. La medida se basa en la aplicación de la ley 118, de Seguridad Privada, que prevé sanciones para la empresa donde el personal de seguridad “agreda físicamente a un concurrente, dentro del local o en sus adyacencias”.
El Sublime está ubicado en Manuel Ugarte 1640. Allí, el viernes a la madrugada, Guido fue agredido por uno de los patovicas que trabajan en el local, quien le aplicó una patada en la nuca, según relataron los amigos del chico ante la Justicia. Desde ese día, el chico se encuentra intrernado, en estado de coma farmacológico, en el Hospital Fernández.
“Por indicación del jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, analizamos las responsabilidades administrativas que les caben a los dueños del local, al margen de la causa penal que se tramita”, dijo Giudice. Los dueños del local, ahora, pueden apelar la medida.
La ley 118, que establece el registro de las agencias de seguridad privada de la ciudad, penaliza a las empresas que contraten compañías o personal de vigilancia no autorizado. “En septiembre del año pasado notificamos ese requerimiento a unos 500 locales bailables de la ciudad, entre ellos El Sublime”, dijo a este diario el director de Servicios de Seguridad Privada del gobierno porteño, Osvaldo Rizzo, quien está a cargo del registro y control de agencias.
Por su parte, Alfredo Anchuri, hermano mayor del joven golpeado, presentó ayer a la tarde una denuncia contra el personal de seguridad del local ante la Defensoría de Pueblo de la Ciudad, que a su vez pidió informes al gobierno porteño para establecer si se cumple la reglamentación que regula la actividad de los locales bailables.
Los seis amigos que fueron al boliche –era la segunda vez que concurría al lugar– ya declararon.