Sáb 26.04.2003

SOCIEDAD

“El policía tiraba y tiraba, pero no les daba, estaba fuera de sí”

Una florista murió en Avellaneda en medio de la persecución policial a unos ladrones. Un remisero contó que sólo tiró la policía.

Erika Vedia, de 26 años, arreglaba las flores en su puesto de la calle Güemes, en Avellaneda, sin saber que a unas diez cuadras del lugar la policía iniciaba una furiosa persecución contra tres delincuentes que merodeaban un frigorífico. De hecho, no tenía por qué saberlo. Sin embargo, el desenlace de esa persecución terminó con su vida, luego de que una bala le impactara en la cabeza. Si bien aún se investiga de qué arma salió ese proyectil, un remisero que estaba en el lugar responsabilizó directamente a la policía por lo sucedido: “Yo vi a los chorros pasar con las armas en la mano, pero no disparaban. Y atrás venía el policía que tiraba y tiraba, pero no les daba. Estaba como fuera de sí”, explicó el testigo.
El jueves por la tarde, Erika Vedia le contó sonriente a una vecina de su negocio que luego de que cumpliera los 27 años de edad, ya no cumpliría más y se quedaría allí, eternamente joven. Lo decía por coqueta. Nadie imaginaba que horas después esas palabras se convertirían en una trágica premonición. Erika no llegó a cumplir los 27. Antes, una bala le quitó la vida mientras atendía su puesto de flores en la calle Güemes de la localidad de Avellaneda.
Al parecer, todo comenzó a unas diez cuadras de ese lugar, cuando un patrullero de la Policía Bonaerense sorprendió a un grupo de delincuentes que se disponía a asaltar un frigorífico, tras lo cual comenzó un fuerte tiroteo que tuvo su fin cuando el Peugeot 306 en el que viajaban los asaltantes se estrelló contra una camioneta justo en la esquina del puesto de flores de Erika. Allí, la policía logró capturar a uno de los delincuentes, mientras los dos restantes huían corriendo del lugar, continuando a pie lo que hasta ese momento habían realizado en auto.
En el medio de esta nueva persecución, Erika cayó muerta de un balazo en la cabeza, minutos antes de que los dos delincuentes fueran arrestados. La bala que la mató aún no tiene dueño. Las “fuentes policiales” informaron presurosamente que fue muerta por un disparo de los delincuentes. Pero los primeros testimonios ya comienzan a apuntar sus miradas hacia uno de los uniformados que participó de la persecución.
Al menos, eso fue lo que declaró un remisero del lugar que justo en el momento del tiroteo estaba estacionado frente al puesto de flores, esperando que Erika le pagara un viaje. “Yo metí primera y pude zafar, pero la chica no. Para mí que fue el policía, porque yo a los chorros los vi pasar corriendo, pero no disparaban. En cambio, atrás venía el oficial que tiraba y tiraba y no les daba. Estaba como fuera de sí”, relató el hombre con los ojos aún llorosos por la muerte de la florista. Ante esta incertidumbre, el fiscal de Lomas de Zamora César Lucero ordenó el secuestro de todas las armas que tuvieron vinculación con el hecho, tanto las pistolas de los delincuentes como las armas policiales.
“Yo no sé si fue la policía o fueron los chorros, lo que quiero es que se sepa quién fue y que esto no pase más”, dijo la madre de la muchacha, mientras veía cómo retiraban del lugar el cuerpo de su hija.

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