SOCIEDAD › CONDENAN A TRES POLICíAS EN ENTRE RíOS POR LA DESAPARICIóN DE UN JOVEN EN 2002
El muchacho tenía 19 años y fue llevado por la policía. Nunca más se lo vio. Hubo un juicio en el que los agentes acusados fueron absueltos. Pero esa sentencia fue anulada. Ayer terminó el nuevo juicio. Los tres policías fueron condenados por “secuestro coactivo”.
› Por Carlos Rodríguez
Después de un largo recorrido –a nivel judicial–, ayer fueron condenados en Paraná, Entre Ríos, tres policías considerados culpables de haber secuestrado, en el barrio Mosconi de esa ciudad, a Elías Gorosito (19). El hecho ocurrió el 13 de febrero de 2002 y desde entonces Gorosito se encuentra desaparecido. Se presume que el joven fue asesinado, al punto de que sus familiares, luego de escuchar la sentencia, reclamaron de viva voz que la Justicia encuentre su cuerpo. Los condenados, sólo por el secuestro, al menos por ahora (ver aparte), son los policías Diego Javier Salvador, Lisandro Luis Rodríguez y Jesús Salvador López, quienes recibieron una pena de doce años de prisión, aunque seguirán en libertad hasta que la sentencia quede firme. Los policías habían sido absueltos en el primer juicio oral por el caso, en abril de 2004. El fallo fue apelado y la Corte Suprema de Justicia nacional, tras largo trámite, lo dejó sin efecto y ordenó que se hiciera un nuevo proceso oral y público. El Estado provincial fue condenado a pagarles a los padres de la víctima, Rudecindo Gorosito y María Silaur, la suma de cien mil pesos por “daño moral”.
Hubo tres testigos presenciales del secuestro. Ariel Zárate, amigo de Gorosito, lo acompañó en un remise hasta el barrio Humito y de allí se dirigieron a pie hasta Mosconi, donde apareció el móvil 97 de la comisaría quinta. De allí bajaron dos de los policías, golpearon a la víctima con una Itaka y lo subieron al patrullero. Jesús González, que en ese momento tenía 14 años, declaró que vio cómo los policías lo subían al vehículo en la esquina de la escuela Esparza. Nora Barrios, por su parte, corroboró los dichos de los otros dos testigos y aseguró, en el segundo juicio, que finalizó ayer, que sufrió un quiebre emocional porque le pareció que lo observado por ella “no era un procedimiento normal”.
En el primer juicio, Zárate dijo que vio cómo subían a su amigo al patrullero, pero aseguró que no podía reconocer a los tres policías ahora condenados. De esta forma rectificó lo que había dicho en la etapa de instrucción. En el segundo juicio, Zárate reconoció a los tres policías y dijo que antes había callado “por miedo”, dado que recibió amenazas y que incluso lo habían baleado para amedrentarlo. Nora Barrios ni siquiera pudo declarar porque no fue admitida en ese primer juicio. Por esa razón ese proceso fue apelado y la Corte Suprema ordenó un nuevo juicio.
Ayer, la Sala II de la Cámara del Crimen de Paraná condenó a los tres policías por “secuestro coactivo”. Luego de la sentencia, los padres de Gorosito declararon que el caso “no se cierra acá” porque es necesario investigar “más, más arriba” en la jerarquía policial. Paola Gorosito, hermana de Elías, agregó que ahora quieren “los restos” del joven y que se ponen “a disposición, lo que sea, para que ello ocurra”.
En su alegato final, cuando pidió la condena de los policías, el fiscal Leandro Ríos consideró que se trataba de un hecho que “en miniatura” tenía “la misma estructura que los delitos de lesa humanidad” ocurridos durante la dictadura militar. Consideró que “el ‘molesto’ (la víctima había tenido conflictos con la policía) es la misma figura que el ‘subversivo’ y Gorosito lo era”. El querellante, Rubén Pagliotto, coincidió en que el caso podría encuadrarse en el artículo 142 del Código Penal, sobre “desaparición forzada de personas”.
Luego de escuchar la sentencia, Cristina Gorosito, otra hermana de Elías, corroboró que a él “se lo tomaba como una molestia en el barrio y por eso los policías decidieron secuestrarlo y desaparecerlo”. El joven había tenido choques con la policía a partir de los saqueos de 2001. Desde ese momento “lo levantaban por cualquier cosa, porque no transaba con la policía. Los que transan la pasan bien, pero a mi hermano lo llevaban detenido dos por tres, para ‘educarlo’”, insistió Cristina. En los saqueos de 2001, en la provincia hubo tres muertos por la represión policial: Eloísa Paniagua, Romina Iturain y José Daniel Rodríguez.
La familia Gorosito sufrió dos muertes y la desaparición de Elías. Uno de sus hermanos, Lionel, falleció en 1996, cuando era custodiado por la policía en el Hospital San Martín. Según la versión policial, fue un suicidio, pero la familia siempre creyó que fue un crimen policial. En 2002 desapareció Elías y el año pasado, otro de los hermanos, Jonathan Gorosito, apareció muerto en una comisaría de Las Heras, en Santa Cruz. También se habló de suicidio, pero quedó demostrado que lo asesinaron. A Jonathan lo detuvieron en la calle por estar “en estado de ebriedad”.
El subsecretario de Derechos Humanos de Entre Ríos, Julián Froidevaux, quien acompañó a la familia Gorosito durante el juicio en Paraná, consideró en diálogo con Página/12 que la condena de los tres policías es “una estocada contra la impunidad” y al mismo tiempo “una reparación a la familia, que pudo llegar a un juicio serio después de diez años”. Señaló que ahora queda “continuar con la búsqueda del paradero de Elías y seguir construyendo una política de seguridad democrática, que es un desafío que nos involucra a todos y todas”.
La familia fue acompañada también por otras víctimas de la violencia policial. Una de ellas fue Isabel, la madre de Martín Basualdo, desaparecido también en Paraná junto con Héctor Gómez en 1994. La mujer sostuvo que el fallo de ayer es “algo importante” porque “abre la esperanza de que alguien hable y pueda saber dónde esta mi hijo”.
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