El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quiso hacer gala de su nuevo perfil “verde” y visitó el barco Rainbow Warrior, de la organización ecologista Greenpeace, anclado en el Puerto de Buenos Aires. Pero allí recibió el reclamo de los ambientalistas para que cumpla con la Ley de Basura Cero, sancionada por la Legislatura en 2005. Esa norma incluye entre otras acciones la separación de residuos en origen, algo que la Ciudad aún no ha implementado salvo en pequeñas experiencias piloto, pese a los reiterados anuncios.

“El gobierno porteño debe poner en marcha el sistema integral de gestión de residuos que incluye un plan para separar los residuos en origen, la recolección diferenciada y el tratamiento adecuado de residuos secos, húmedos y orgánicos en todos los barrios de la Ciudad”, dijo Eugenia Testa, directora política de la entidad. La dirigente agradeció el saludo de Macri, pero le reclamó que “es realmente necesario comenzar a disminuir la basura que la Ciudad envía a localidades vecinas para ser enterrada, generando contaminación y enfermedades”.