Sharon Armstrong (56), una ex funcionaria del área de Cultura de Nueva Zelanda, fue detenida el 13 de abril de 2011 en el aeropuerto de Ezeiza. Cuando estaba por abordar el vuelo 244 de British Airways, con destino a Londres, en una de sus valijas encontraron cinco kilos y 135 gramos de cocaína. Acusada por el delito de “contrabando de cocaína”, fue condenada a cuatro años y diez meses de prisión, de cumplimiento efectivo, a pesar de que en el proceso quedó confirmado que fue víctima de un engaño por parte de un hombre que la había enamorado por Internet y que le había hecho llegar la maleta, del mismo modo que dice haber dado con el paquete de droga el físico inglés Paul Howard Frampton.

La condena fue dictada el 24 de febrero de este año por los miembros del Tribunal Oral 1 de la Capital Federal. Durante el juicio oral declararon la hija y una hermana de Armstrong. Los testimonios dejaron acreditado que la mujer había sido víctima de un engaño. El hombre que la enamoró hizo con ella una cita en Londres, hacia donde Sharon se dirigía el día de su detención. Antes, él le pidió que pasara por Buenos Aires para buscar una valija en la que tenía unos documentos que dijo necesitar.

El seductor y las demás personas que participaron de la trampa nunca pudieron ser encontrados. La abogada defensora de Armstrong aportó pruebas sobre la existencia de una red de narcotraficantes especializada en armar este tipo de comedias, para reclutar incautos que son utilizados como “mulas”, sin que se enteren, hasta que los atrapa la policía.

“Oh Dios, me siento tan tonta. Sencillamente he sido una señora vieja y tonta. Tonta, tonta y demasiado confiada. Me he dejado engañar, esto es tan vergonzoso”, declaró Sharon en una entrevista que concedió al diario neocelandés The Dominion Post. En su país, Armstrong había sido segunda jefa ejecutiva de la Comisión de Lengua Maorí del gobierno neocelandés. Cuando la detuvieron, trabajaba para una empresa privada.

Desde 2006, la Policía de Seguridad Aeroportuaria detuvo a cerca de 800 “mulas”, la mayoría de nacionalidad argentina o española, muchas de ellas víctimas de engaños. En los casos de drogas ocurridos en Ezeiza tiene jurisdicción la Justicia en lo Penal Económico de la Capital Federal. En el ambiente judicial se dice que es “implacable” y que nunca admite la existencia de atenuantes para los imputados. Las redes narcos que reclutan cándidos y cándidas está extendida en varios país latinoamericanos. En Perú hay más de 600 detenidos por transportar drogas prohibidas. Se cree que el 10 por ciento fue objeto de algún tipo de engaño.