Sáb 21.07.2012

SOCIEDAD  › UN HOMBRE ASESINO A 12 PERSONAS E HIRIO A 59 EN UN CINE DE EE.UU.

El villano atacó desde afuera de la pantalla

James Holmes, un estudiante de 24 años, atacó a sus víctimas a balazos en plena proyección de Batman: el caballero de la noche asciende. Estaba caracterizado como el “malo” de la película.

Con un aspecto que lo emparentaba con el villano del filme que estaban viendo los que serían sus víctimas, un hombre joven, sin antecedentes penales, asesinó a balazos a 12 personas e hirió –en algunos casos de gravedad– a otras 59, en plena sala de un cine de Aurora, en Colorado, Estados Unidos, mientras se proyectaba la película Batman: el caballero de la noche asciende. Cuando apareció en escena James Holmes (24), con el rostro tapado con una máscara antigases y chaleco antibalas cubriéndole el torso, muchos espectadores pensaron que sólo se trataba de un “efecto especial” que le daba una cuota más de realismo al film, parte final de la trilogía dirigida Christopher Nolan (ver nota aparte), que se estaba estrenando la noche del jueves en una sala del complejo Century. Pero no era Bane, el malo de la pantalla, sino uno de carne y hueso al que le secuestraron cuatro armas de fuego. Lo detuvieron en su casa, donde hallaron explosivos que tampoco eran de utilería y que podrían haber hecho volar a Ciudad Gótica, como pretendía Bane en la ficción. Ante la magnitud de la tragedia, el presidente Barack Obama decretó duelo nacional por seis días, hasta el miércoles, “en respeto a las víctimas”.

El jefe de la policía de Aurora, Dan Oates, confirmó que los muertos eran 12 –al principio se dijo que la nómina ascendía a 14– y acotó que el presunto culpable, que ya fue detenido, carecía de antecedentes, salvo una multa por exceso de velocidad al volante de su automóvil. Al referirse a los heridos, Oates advirtió que “muchos de los pacientes están en estado crítico”. El tiroteo tuvo tal magnitud que uno de los heridos es una persona que estaba viendo otra película, en una sala contigua, como consecuencia de “una bala perdida”.

El comisario de Aurora dijo que el sospechoso llevaba puesta una máscara de las que se usan para evitar el efecto de los gases tóxicos y un chaleco antibalas. Holmes tenía tres armas de fuego en su automóvil, estacionado detrás del cine. La cuarta fue encontrada en la sala donde se proyectaba la película. La casa de Holmes, que fue allanada, estaba “repleta de explosivos”. Holmes vivía en Aurora, cerca de Denver, pero había nacido en San Diego. Una versión periodística asegura que desde junio de 2011 es estudiante de la Facultad de Medicina, aunque estaba por abandonar la carrera.

Un portavoz policial leyó parte de una declaración enviada por los padres de Holmes desde San Diego, en California. Expresaron su consternación y sus condolencias a las víctimas del atentado, que se produjo cuando apenas habían transcurrido 15 minutos desde el comienzo de la proyección. En la sala había soldados estadounidenses, algunos de los cuales estarían entre las víctimas. “Lamentablemente, creemos que miembros del servicio pueden estar entre las bajas de este terrible incidente”, dijo a la prensa el portavoz del Pentágono, George Little.

Aclaró que faltaba saber cuántos militares habían sido víctimas. Las fuentes oficiales coincidieron en señalar que al principio, con los primeros disparos, el público “no reaccionó de inmediato”, pero después comenzaron los gritos y las corridas. “Entonces, todo fue un caos”, definió una fuente de la policía local.

Cuando detuvieron a Holmes, encontraron con él dos revólveres, una escopeta, un rifle y la máscara. El FBI, a través de voceros, se apresuró a decir que se trató de “una acción individual” y que Holmes no tiene vínculo alguno con grupos terroristas. Después de revisar los registros, se desmintió que Holmes perteneciera a alguna fuerza armada, versión que había corrido al principio entre los medios de prensa.

Los sobrevivientes confirmaron que el atacante llevaba consigo tres armas, dos de puño y el fusil. “Los disparos eran indiscriminados, no tenían blancos fijos”, declaró uno de los testigos. Cuando lo encontraron, Holmes “se entregó sin oponer resistencia”, confirmó Dan Oates. En la casa del detenido, en avenida 17 y Paris, tenía incluso “bombas cazabobos”.

Algunas versiones dicen que Holmes, al principio del ataque, dirigió sus armas hacia el techo, para luego comenzar a hacer blanco en los espectadores, que comenzaron a correr desesperados. En medio de la confusión general, el agresor pudo salir, bajando tranquilamente por las escaleras del complejo de cines.

Chris Ramos, una de las sobrevivientes, dijo a la televisión que la escena vivida por todos fue “como sacada de una película de terror” porque “nos disparó a todos, como si se tratara de una temporada de caza”. Hay versiones distintas acerca de dónde estaba el atacante. Para algunos apareció de “atrás de la pantalla” o por una de las puertas principales, dijo Frank Fania, de la policía de Aurora.

Los testigos hablan de “no menos de veinte disparos” e incluso de una explosión que habría provocado un escape de gas o de humo. El pánico creció cuando sonó la alarma contra incendios. Jeniffer Seeger, otra testigo, aseguró que ella y otras personas pensaron, al principio, que se trataba “de un golpe de efecto propio del espectáculo” que estaban presenciando. Ella consideró que Holmes “recargó sus armas varias veces y masacró a todos los que intentaban correr”.

El estudio cinematográfico Warner Brothers dijo estar “profundamente entristecido por este impactante incidente”. Por medio de un comunicado transmitió sus “sinceras condolencias a las familias y seres queridos de las víctimas en este momento trágico”. El actor británico Gary Oldman, coprotagonista de la película, expresó sus “oraciones y profundas condolencias” para las víctimas de “este acto horrible”.

El diario The Hollywood Reporter aseguró que fue suspendido en París el preestreno de la película, al que iban a concurrir los protagonistas del filme. En Los Angeles, la cadena cinematográfica CMC Theatres anunció que prohibirá el uso de máscaras o disfraces en sus salas, como una forma de reforzar la seguridad para darles a los espectadores “la mayor tranquilidad posible”. Los propietarios de la firma dijeron que “ir al cine es parte de nuestro tejido social y este acto sin sentido nos sacude hasta lo más profundo”.

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