La Justicia dio por probado que el “rey de la efedrina”, Mario Segovia, y el empresario mexicano Juan Jesús Martínez Espinosa dirigían una banda que enviaba efedrina hacia México y elaboraba metanfetamina en una quinta de Ingeniero Maschwitz. Por ello, cada uno fue sentenciado a 14 años de cárcel, en coincidencia con lo solicitado por la fiscalía, mientras que el empresario Ricardo “Ricky” Martínez, padre del actor Mariano Martínez, recibió una condena de cuatro años de prisión. Siete de los demás imputados recibieron penas de entre 4 y 7 años de prisión, mientras que dos fueron absueltos. Antes de que el tribunal se retirara para ultimar el fallo de la causa que empezó a investigarse en 2008, Segovia dijo estar “en bancarrota” y pidió a los jueces que consideraran que es “padre de tres hijos que me están esperando”.

El Tribunal Oral en lo Federal 4 de San Martín consideró que Segovia y Martínez Espinosa fueron responsables de organizar la producción de estupefacientes, y evaluó como agravante la intervención de tres o más personas en concurso con contrabando agravado. En el caso de Ricky Martínez, la condena sobrevino porque los magistrados lo consideraron partícipe necesario de “contrabando agravado por la participación de tres o más personas y por ser sustancias perjudiciales para la salud en grado de tentativa”.

La audiencia comenzó pasadas las 9 de la mañana, con el turno para que los 12 imputados pronunciaran sus últimas palabras ante los jueces María Lucía Cassain, Alejandro de Korvez y Lidia Soto. Previamente, en la etapa de alegatos, el fiscal federal Eduardo Codesido había solicitado 14 años para Segovia y Martínez Espinosa, por infracción a tres artículos de la ley de drogas, transporte de estupefacientes y tentativa de contrabandearlos. En el caso de los demás imputados, a excepción de solicitar absoluciones para Pedro Díaz Cavero, Antonia María Moreno y Horacio Jorge Quiroga, el fiscal Codesido requirió penas de entre 3 y 8 años. La querella había pedido penas similares para algunos imputados, pero no coincidió con los requerimientos absolutorios, que consideró aplicables a Rodrigo Pozas Iturbe (quien resultó condenado) y Moreno.

Durante su turno para dirigirse al tribunal, Segovia lamentó haber sido “objeto de aberraciones jurídicas” y contó que se encuentra “en bancarrota”. “Cuando salga, voy a tener que buscar trabajo. Voy a volver a vivir a Rosario, pero ahí me conoce todo el mundo y no sé si alguien me va a dar trabajo”, indicó el entonces todavía acusado. Por ello pidió a los jueces “que consideren en una eventual pena” que es “padre de tres hijos que me están esperando”. Por su parte, Ricardo Martínez, el padre del actor Mariano Martínez, aseguró que es inocente, que trabajó durante toda su vida y que fue involucrado en el caso por ser padre de un actor famoso. “Se me dio publicidad injustamente porque soy el papá del actor. Todo esto es muy injusto, me volvieron loco estos años. Yo no tengo nada que ver con el medio de la TV”, lamentó entre lágrimas.

De los restantes imputados, cinco eligieron no hacer uso de la posibilidad de pronunciar sus “últimas palabras”.

El fallo consideró probado que Segovia compraba grandes cantidades de efedrina a droguerías, sirviéndose para ello de distintas farmacias. Luego, volcaba eso al mercado ilegal. Segovia lideraba la banda desde 2006 y era quien podía comprar la sustancia porque estaba inscripto bajo el nombre falso de Héctor Benítez (un preso de Sierra Chica) en el registro que lo habilitaba para requerirla a los proveedores. Martínez Espinoza era el dueño de la quinta de Ingeniero Maschwitz que funcionaba como laboratorio; era quien se contactaba con Ricky Martínez para que consiguiera lugares donde lavar dinero. Martínez recuperará la libertad en las próximas horas, porque ya cumplió más de la mitad de la pena.