Mié 15.08.2012

SOCIEDAD  › UNA MUJER FUE GOLPEADA Y PICANEADA EN AVELLANEDA DURANTE CUATRO HORAS POR EL EX NOVIO

Violencia de género en su grado más perverso

En su cumpleaños, María Elizabeth Elías accedió a una invitación a la casa del hombre con quien había salido hasta hace un mes. Pero una vez allí, la emprendió a los golpes y la picaneó. Ella terminó internada y debe ser operada. El fue detenido.

“Mauro me cagó a palos y estoy internada.” Ese fue el sms que el domingo al mediodía, María Elizabeth Elías envió a su familia para explicar por qué no llegaría al almuerzo por su propio cumpleaños. Tras retenerla en su casa, pegarle y picanearla durante cuatro horas, Mauro Sawko, el hombre que había sido su novio durante tres años y de quien se encontraba separada hacía un mes, la había dejado en la puerta del Sanatorio Profesor Itoiz, en Avellaneda. Antes de irse, Sawko le había pedido que por favor no lo denunciara. La golpiza dejó a Elías con “traumatismos y escoriaciones en el torso y las extremidades”; apenas ingresada al centro médico, debió ser operada por las lesiones en el bazo. Al conocer lo sucedido, la familia de Elías radicó la denuncia; el lunes, Sawko fue detenido y su casa, allanada. Se negó a declarar. Anoche permanecía detenido porque el fiscal Elbio Laborde consideró que existen “pruebas suficientes” en su contra; entre ellas se encuentra la picana con que torturó a Elías y que la propia víctima alcanzó a esconder antes de ser llevada al centro médico. El hombre está imputado por “tentativa de homicidio y privación ilegal de la libertad”.

Ayer, el estado de María Elizabeth Elías era delicado, aunque Gonzalo Cortés, director del Sanatorio Profesor Itoiz, informó que “siempre estuvo lúcida”. De todos modos, aclaró, “no descartamos todavía que la paciente esté fuera de riesgo”, por lo que “hay que ir esperando la evolución día a día” para evaluar el resultado de la operación a causa de “un traumatismo cerrado en el abdomen que le provocó una lesión en el bazo”.

El domingo pasado, Elías cumplía 31 años. A las 6 de la mañana la llamó Sawko, de quien se había separado un mes atrás, luego de tres años de relación. Poco más tarde, la mujer llegaba a la casa de Acha al 1200 que comparten el hombre, administrativo del Hospital Churruca, y su padre, que trabaja en seguridad privada.

En el sanatorio, Elías pudo brindar la primera declaración testimonial ante el fiscal Laborde, de la UFI 3 de Avellaneda, a quien contó que Sawko, quien se encontraba solo en la casa, comenzó a interrogarla acerca de si tenía una pareja nueva. El hombre le revisó el teléfono celular. “La chica no sabe qué vio exactamente su ex novio en el celular, si fue una foto, un mensaje o algún contacto, pero allí comenzaron los golpes”, explicaron fuentes judiciales. Sawko no sólo le pegó cachetazos y golpes de puño, la pateó, la tomó del pelo para arrastrarla por la cocina y la arrojó sobre un desayunador. Elías contó que también, “ya indefensa y tirada boca arriba en el piso, su ex novio se puso a saltar arriba de sus pechos y su abdomen. Ahí creen los médicos que se produjo la hemorragia interna en el bazo”, agregaron los voceros judiciales.

Sawko también la torturó con una picana eléctrica que los investigadores describieron como del tipo de las usadas para defensa personal. La picana había sido traída de Paraguay por su padre, propietario de una empresa de seguridad que entre otros objetivos custodia el predio de Ciudad Universitaria.

En un momento, Elías logró salir del lugar para llegar hasta una remisería y pedir un auto, pero Sawko la persiguió y se ofreció a llevarla. Elías aceptó, pero Sawko volvió a encerrarla en su casa, y siguió pegándole. Cuando la mujer se descompuso, su ex pareja resolvió llevarla al sanatorio; había estado torturándola durante cuatro horas.

En un descuido de él, Elías alcanzó a esconder en su cartera la picana eléctrica, que se convirtió en una de las principales pruebas de la causa.

Fuentes policiales informaron que pasadas las 10 de la mañana del domingo, Sawko dejó a Elías en el sanatorio y le pidió que no lo denunciara.

La joven no contó a los médicos lo sucedido. Sin embargo, porque su familia la esperaba con un almuerzo para celebrar su cumpleaños, envió un mensaje de texto al celular de su hermano: “Mauro me cagó a palos y estoy internada”. Poco después, su hermana radicaba la denuncia y entregaba la picana.

El fiscal Laborde ordenó la detención de Sawko, y en un allanamiento a su casa secuestró dos pistolas calibre 9 milímetros y 45 milímetros, todas a nombre del padre del hombre detenido. En poder de la fiscalía también obra el celular de Elías, un smartphone marca Nokia en cuya memoria, de acuerdo con fuentes judiciales, hay fotos y mensajes amenazantes de Sawko, imputado por los delitos de “homicidio agravado por ensañamiento en grado de tentativa en concurso ideal con privación ilegítima de la libertad doblemente agravada por el uso de violencia y por la relación de respeto debida a la víctima”.

La brutal agresión contra Elías se conoció el mismo día que un femicidio cometido en San Juan y un día después de que un video grabado por los vecinos de una mujer de Bahía Blanca demostrara que su ex marido, a quien denunciaba insistentemente pero sin éxito, la agredía inclusive en público y ante su hija (ver aparte). “Estos casos revelan que todavía los mecanismos de ayuda fallan, y que no toda la sociedad está informada de que puede hacer algo”, evaluó en diálogo con este diario Fabia Túñez, de la ONG La Casa del Encuentro, cuyos informes señalan que, desde 2008, los femicidios aumentan cada año en Argentina.

“Aunque sea delito de acción privada, cualquiera puede denunciar y ayudar. Por ejemplo, en una guardia médica, cuando una persona entra baleada o acuchillada, existe la obligación de hacer la denuncia. Aquí no se hizo.”

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