Dom 09.12.2012

SOCIEDAD  › EL HOMBRE QUE SE DEDICA A UBICAR EJEMPLARES RAROS, AGOTADOS O NO PUBLICADOS EN EL PAíS

El buscador de libros

Empezó a leer de grande y para eso debió ponerse a buscar libros. Después lo hizo para amigos. Y ahora tiene un emprendimiento. Los clientes le piden a Omar Campos que rastree volúmenes difíciles y él no para hasta conseguirlos. Las anécdotas, los éxitos, los pendientes.

› Por Mariana Carbajal

Omar Campos trabaja en un banco. Pero desde hace dos años se convirtió, además, en buscador de libros. Primero los pedidos le llegaron de amigos. El boca en boca le trajo nuevas demandas. Ahora tiene clientes que van desde investigadores del Conicet, profesores universitarios, historiadores, alumnos que necesitan libros para su tesis, estudiantes, críticos, periodistas, escritores, hasta lectores “aficionados”. Librería Textos Cautivos es el nombre de su emprendimiento, una librería que se dedica a localizar ejemplares de ediciones agotadas o que no se publicaron en el país. Tiene clientes habituales de distintos puntos del país y también de México, España, Venezuela, Estados Unidos, Uruguay, Chile y Perú.

Omar tiene 45 años. Cuenta que es un lector tardío: “Empecé a leer hace seis años. En esa época hacía psicoanálisis. No sé si no sabía de qué hablar conmigo el terapeuta, pero empezamos a hablar de literatura. El era medio setentoso por edad y yo, por ideología. Discutíamos. El me decía que yo no leía a Borges porque no compartía sus ideas. El tenía toda la colección de Borges de Alianza. Un día me dio tres volúmenes y me dijo que empezara a leer sus cuentos. Y me dieron vuelta la cabeza”.

La charla transcurre en la pequeña oficina del microcentro donde funciona su librería. Se reparte entre el banco y los libros. Hay canastos con libros para entregar, búsquedas exitosas, y otros con ejemplares que encontró en el camino de la búsqueda de los pedidos de sus clientes y que considera valiosos, que pueden interesarles a otros lectores o investigadores. Como El arte secreto del autor. Diccionario de Antropología Teatral, de Eugenio Barba y Nicolás Savarese. “La edición es una belleza. Es muy buscado por la gente de teatro. Hacía como diez años que no estaba en el país”, cuenta. Se nota que su nueva actividad lo apasiona.

A partir del despertar de su gusto por la lectura, empezó a buscar libros para él. “Compraba lotes en Mercado Libre, iba a recorrer las ferias en los parques”, recuerda. Su casa se llenó de libros. En su última mudanza tenía el hall anulado por la cantidad de volúmenes que había ido juntando. Un poco para liberar la cantidad de libros, un poco porque vio que podía hacer una diferencia comprando lotes y vendiendo los títulos en forma individual, comenzó a conocer el mundillo de los libreros y a ver una posibilidad de un emprendimiento para salir del tedio que le produce su trabajo diario en el banco. “Alguien me dijo que necesitaba un libro de psicoanálisis que hacía años que estaba buscando. Me senté en la computadora y se lo encontré. Y él me dijo: ‘Vos hacés un servicio’. Ahí fue que empecé con las búsquedas. Una red de libreros me fue asesorando. Me pasaba tardes escuchándolos, me contaban cómo habían empezando, qué había que mirar, si miraba una biblioteca me tenía que dar cuenta de si había pasado ya un librero o no, si tenía a determinado autor, tenía que tener a tal otro”, sigue Omar. Se lo puede ubicar en www.libreriatextoscautivos.com

Sobre su escritorio tiene, entre otros, Ensayo de interpretación de Borges, que escribió en 1959 el colombiano Rafael Gutiérrez Girardot, cuando el escritor argentino era un desconocido en Europa. Lo publicó Ediciones B –editorial colombiana– al cumplirse 25 años de la muerte de Borges. “Me lo pidió un filósofo e investigador. Lo trajimos de Colombia”, contó. En la estantería se ve La República que perdió el tren, del santafesino Jorge Contresti, y que es un megaplán para recuperar el sistema ferroviario en la Argentina. “Me lo pidió una persona para hacer su tesis de posgrado. Lo contacté al autor, charlé con él. Me manda el libro y, cuando estaba llegando, me llama la hija para contarme que había fallecido. Esto ocurrió hace un poco más de un mes”, cuenta Omar, impresionado todavía por el episodio.

“Los libros los buscamos en librerías, en Internet, tanto en páginas del país como del exterior. Recorremos parques, plazas, librerías. Hay que caminar mucho, tener paciencia y recordar los libros, las tapas, el lomo, para poder encontrarlos de una mirada en una estantería con cientos de libros. Contamos con la ayuda de muchos libreros amigos que reciben nuestras listas de búsquedas y dedican tiempo a colaborar. Hemos traído libros de distintas partes del mundo. En Perú encontramos un libro de 1928, Por nuestra redención económica y cultural, de Manuel Ortiz Pereira, precursor del grupo Forja. Un verdadero hallazgo”, se entusiasma.

En el corto recorrido de Libros Cautivos hay más anécdotas sobre los rastreos de ejemplares “difíciles”. “La Mosquée Notre-Dame de Paris année 2048, de Elena Tchoudinova, por ejemplo, lo encontramos en París y desde allá lo trajimos. Trata sobre la islamización de Francia, en especial de París. Tardó bastante en ser traducido al francés. Ninguna editorial se atrevía a publicarlo. España contemporánea, de Rubén Darío, es otra búsqueda exitosa. Se trata de una edición de Garnier Hermanos, de París, de 1901”, recuerda Omar. Habla en plural porque en las búsquedas colabora su esposa. “Un libro difícil de conseguir, que nos llevó bastante tiempo, fue Este Pueblo Necesita, escrito por Manuel Gálvez en 1934. Otros fueron las Memorias, de Hilarion de la Quintana, y Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros, de Mario César Gras.

Algunas búsquedas tienen su pequeña historia. “El libro de César Vapñarsky Pueblos del Norte de la Patagonia fue muy difícil de conseguir. Finalmente lo tenía un colega. Combiné para encontrarme con el cliente y darle el libro. Vinieron dos hermanos. Estaban muy emocionados. Uno de ellos abrió el libro, buscó una foto de un almacén de ramos generales y le dijo al otro: ‘Esta es la abuela y la otra la bisabuela, en este almacén arrancó todo’. No supe más, pero fue muy grato observar la emoción de esos hermanos”, dice Omar. Una señora le pidió una determinada edición de un libro de Marco Denevi porque lo había perdido y ése era el libro que se había comprado con su primer sueldo. “Una viuda lloró al recibir el libro que nos había encargado porque junto a su esposo fallecido habían buscado un ejemplar de ese título durante años y justo al año de su fallecimiento lo encontramos. Estaba muy emocionada”, recuerda, también con emoción.

Hay búsquedas que les han llevado un año. “Yo estaba en una librería consultando por otros títulos y a la pasada veo la tapa de un libro y me acordé. El cliente no podía creer que nos hubiésemos acordado. Se trataba de Los Faros Australes, de Leonardo Lupiano”.

Dice Omar que un rubro especial son los libros de fútbol. “Tardamos bastante en encontrar el libro Fiebre en las gradas, de Nick Hornby, que es uno de los libros más buscados sobre el tema. También nos han pedido libros de fútbol desde el País Vasco. Algunos títulos fueron Curiosidades futboleras, de L. Wernicke; Literatura de la pelota, de Roberto Santoro, Instrucciones para embellecer el domingo, de D. Roncoli; Cosecharás tu siembra, de V. Weis, entre otros”, cuenta el librero.

También se encargan de traer libros del exterior, títulos que no tienen gran demanda pero que resultan material de trabajo para investigadores, críticos, ensayistas, profesores. “También estamos atentos a los gustos y preferencias de nuestros clientes. Si aparece una temática relacionada con alguna búsqueda que nos haya encargado le ofrecemos los títulos. Casi siempre nos compran y más de una vez nos suman nuevas búsquedas”, agrega Omar.

De todas formas, no siempre tienen suerte y muchos libros siguen en la lista de pendientes. Por ejemplo: El cocinero y el mar, de Francis Mallmann; El árabe, de Edith Hull; Tango judío. Del ghetto a la milonga, de Julio Nudler, periodista fallecido, especializado en economía, pero a la vez un estudioso del tango, que trabajó durante muchos años en Página/12; Lo que soñó Sebastián, de Rodrigo Rey Rosa; Jaime Alazraki: Versiones, inversiones, reversiones. El espejo como modelo estructural en los relatos de Jorge Luis Borges, y Flora Tristán: pionera, revolucionaria y aventurera del siglo XIX, de Evelyne Bloch-Dano. Otros, dice, están en camino, como El arte secreto del actor, de Eugenio Barba-Nicola Savarese, que viene de Madrid; Spinoza. Octavo coloquio, de Editorial Brujas, y Borges lector de Whitman y Nietzche, de Ediciones del Copista, que llegará de Córdoba.

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