SOCIEDAD
› OTROS DOS FALLOS DEL JUEZ A FAVOR DE LOS BELSUNCE
Día de festejos en el Carmel
Por H.C.
Dos resoluciones del juez Diego Barroetaveña resultaron como un tubo de oxígeno para el célebre, y ahora libre, viudo Carlos Carrascosa. En una, el juez rechazó el pedido del fiscal Diego Molina Pico para allanar la Fundación Favaloro. A partir de escuchas telefónicas el fiscal había interpretado que en la fundación intentaban manipular de algún modo el resultado de las pericias de ADN, destinadas a ser cotejadas con la sangre de diez personas sospechadas en el caso. La segunda resolución fue aún más favorable. Barroetaveña ordenó que las extracciones de sangre a esas diez personas se realicen recién después de concluir el análisis de 73 muestras presentadas por la defensa. O sea, el juez pateó para adelante el cotejo de ADN, clave para resolver el caso. Lo mismo que solicitaban el viudo y sus allegados.
El caso de las muestras de sangre levantadas en el Carmel y las pericias para determinar su patrón genético es tan confuso como desinformado. Valga entonces una aclaración: no son tres las muestras sanguíneas cuyos patrones genéticos se analizan. Más didáctico resultará diferenciar las muestras levantadas en dos grupos, con enormes diferencias entre ambos. ¿Por qué esas diferencias? El primero, fue levantado por la Justicia, en diciembre, un mes y días después de que se dispararan los pitutos sobre María Marta. El segundo grupo fue levantado por peritos de la defensa de Carrascosa y allegados, en marzo, casi seis meses después del crimen, y cuando a la casa del Carmel podía entrar y salir cualquiera con la venia del ahora procesado por homicidio agravado, Carlos Carrascosa.
Hay más diferencias entre uno y otro grupo de muestras. Las levantadas por la Justicia son de seis manchas de sangre. El patrón genético ya fue determinado, y los peritos de la Suprema Corte bonaerense informaron que ya están disponibles para comparar con la sangre que se extraiga de las diez personas, entre ellas la de Carrascosa. Esas manchas corresponden a sangre de María Marta, a la de otra mujer y a la de al menos un hombre. Tanto los peritos oficiales, como los abogados de Beatriz Michelini, la masajista; de Nicolás Pachelo, el vecino díscolo; y el fiscal Molina Pico, reclaman que la comparación de ADN se realice sobre esas muestras. Si están listas, ¿por qué aún no se realizó la comparación? Porque la defensa del viudo se opone. Y entonces aparece el grupo de muestras tomado por la defensa, una suerte de caballo de Troya en la causa. En marzo, con sus propios peritos y con permiso del dueño de casa, o sea su cliente, levantó sus propias 73 muestras. Pelos, saliva, piel, sangre. “¿Rastros que toman seis meses después? –preguntó un investigador–. Si le arrancaron un pelo a cualquiera y ahora aparece entre esas muestras, van a querer acusarlo de haber estado en el lugar del crimen”, confió a Página/12 una fuente de la investigación.
Ayer, Barroetaveña ordenó que las extracciones de sangre para comparar los ADN recién se realice cuando se completen los patrones genéticos de los 73 pelos caídos con retraso, o lo que sea, presentados por la defensa. Calculan que esto demorará unos tres meses el resultado y la extracción de sangre. Por otro lado, según fuentes judiciales, por escuchas telefónicas, se determinó que en la Fundación Favaloro se disponían a tomar sangre a uno de los imputados por encubrimiento. Según el diálogo, el fiscal interpretó que querían obtener el ADN para después anticiparse a los resultados de las muestras de sangre y montar alguna estrategia. Molina Pico pidió el allanamiento. No lo hubo. Barroetaveña, otra vez, coincidió con la defensa.