Se fue a hacer la América y terminó preso. Un cordobés de 29 años, que hace un año y medio viajó a Estados Unidos en busca de trabajo, fue detenido en Miami por su condición de ilegal mientras conducía el camión de la vidriería que lo había contratado. Ahora espera en la cárcel que concluya la pesadilla americana para que, una vez que sea deportado, pueda reencontrarse en la Argentina con su hija de cinco años.
El miércoles, Julio César Romano, cordobés de Villa María, ex futbolista de un club barrial y padre de Bianca, subió al camión para llevar unos espejos. Hacía más de un año que estaba en Miami y, después de sus trabajos como mozo y empleado de limpieza, consiguió un puesto en la vidriería de Víctor Rodríguez, un estadounidense de origen latino. Cuando pasó con su camión del estado de Florida al de Georgia, fue detenido por la policía en un control de rutina. Tenía su registro vencido y le pidieron los documentos: su visa de turista también había caducado. Romano fue trasladado a la prisión de Nassau County Yale, en Jacksonville, a 800 kilómetros de Miami, acusado de permanecer en forma ilegal en los Estados Unidos.
“Trabajábamos en dos o tres lugares desde las 8 hasta después de las 22”, contó la novia del cordobés, Albana Bernardis, que viajó junto a él a principios del 2002, pero regresó a los seis meses a Córdoba porque “extrañaba” a su hija de cinco años. Bernardis señaló que Rodríguez “se aprovechaba de que no teníamos residencia definitiva y nos pagaba menos”.
El joven cordobés también planeaba el regreso definitivo a Villa María –donde vive Bianca, de cinco años, con sus abuelos– y ahora espera en prisión el inicio del proceso de deportación. Según informó el consulado argentino en Miami, Romano sería deportado al país en 15 días.