SOCIEDAD › EN LA COMISARIA DE MADARIAGA, UN JOVEN APARECIO AHORCADO EN UNA CELDA
Lo detuvieron el domingo a la mañana. Apareció muerto a las 11, pero al padre le informaron a las 19 y no le dejaron ver el cuerpo. El fiscal apartó a la Bonaerense. Aguardan el informe de la autopsia. La familia dice que lo mataron.
› Por Horacio Cecchi
La Bonaerense volvió a quedar envuelta en sus propias sombras y fantasmas. Esta vez, en General Madariaga, en cuya comisaría, el domingo pasado al mediodía apareció suicidado Alejandro Sepúlveda, un joven de 27 años, que había sido detenido horas antes en una situación confusa en la calle. Confusión y ayuda para el suicida son las marcas que suele arrastrar la Bonaerense en casos semejantes. Los familiares de la víctima denunciaron contradicciones. La hermana trabaja como sargento de la misma Bonaerense en la 15 de Mar del Plata, pero aseguró que nada de la información recibida le cierra y que lo único que quiere es saber qué ocurrió. El padre del joven aseguró que no le cree a la policía. El fiscal de Pinamar, que interviene en el caso, apartó a la Bonaerense y envió el cuerpo para realizar la autopsia al Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora. El martes por la noche, dos días después de la muerte del joven, un grupo de vecinos apedreó la comisaría. La familia se desligó de la protesta.
El caso saltó a los medios por la reacción de un grupo de vecinos de General Madariaga, que el martes por la noche atacó a pedradas la comisaría local, también a la ayudantía de la fiscalía y a la Municipalidad. Hubo algunos incidentes menores, balas de goma y corridas. Después, la familia de Alejandro Sepúlveda se encargó de tomar distancia públicamente de los incidentes. “Quiero aclarar que no estamos de acuerdo para nada con ningún acto de violencia, que quede claro, solamente quiero que me digan qué pasó con mi hermano”, dijo ayer Teresa Tisera, hermana de Alejandro y sargento en la seccional 15 de Mar del Plata.
La familia Sepúlveda es de Mar del Plata, pero Alejandro estaba viviendo en General Madariaga con su padre. Según la versión familiar, Alejandro había salido el sábado por la noche y regresado a su casa alrededor de las 7 de la mañana del domingo para buscar su moto y volver a salir. La moto no arrancó y entonces continuó la movida a pie. Hasta allí los datos fueron coincidentes. Pero recién alrededor de las siete de la tarde el padre volvió a tener noticias de su hijo. Esta vez, porque un patrullero se estacionó en la puerta de su casa para informarle que lo buscaban en la comisaría.
Allí le intentaron explicar que su hijo había sido encontrado ahorcado con su propia camiseta en un calabozo contravencional. Pero no le permitieron ver el cuerpo.
Teresa Tisera está convencida de que a su hermano lo mataron. “Pesaba 90 kilos, la versión de que se colgó con la remera no cierra”, sostuvo la mujer, mientras que Jorge Sepúlveda, el padre, repetía “no confío en la policía. Mi hijo no era de resistirse. No agredió a nadie. Lo único que hizo fue comprar una cerveza en un quiosco e ir a tomarla en una esquina. Lo vieron y llamaron a la policía. Yo no les creo nada.”
Tisera viajó hasta Madariaga para intentar descubrir qué había ocurrido. Cuando llegó se entrevistó con un oficial de guardia y supuestamente con el comisario, de civil, que no se identificó. “Es todo muy contradictorio, nada cierra –explicó ayer la mujer–. Por ahora no sabemos de qué murió porque no tenemos el certificado de defunción.” Entre las contradicciones que enumeró, sostuvo que “primero hablaban de una contravención, pero después dijeron que lo habían detenido por disturbios en la vía pública y portación de arma blanca”, aunque Tisera aseguró que hay al menos dos testigos que sostienen que cuando lo detuvieron sólo tenía una botella de cerveza.
Agregó además que no coinciden los horarios ya que en la comisaría le aseguraron que Alejandro fue ingresado a las 11.20, pero el fiscal de Pinamar, Juan Carlos Calderón, le había informado a otra hermana de la víctima que, veinte minutos antes, a las 11, él mismo había enviado un oficio para que la policía le informara al padre sobre la muerte. Lo que recién ourrió a las 19.
El fiscal Calderón dijo en declaraciones radiales que el domingo había actuado de oficio en el caso. “Apartamos a la policía de la investigación. Por supuesto que ellos no van a intervenir en la causa –aseguró–. La investigación está en manos del Ministerio Público, yo fui a la comisaría personalmente para realizar las tareas y la autopsia y las pericias que se necesiten se hacen en el Instituto de Ciencias Forenses (de Lomas de Zamora)”. El martes por la mañana fue realizada la autopsia aunque el resultado aún no fue informado. Calderón agregó que “la autopsia es la que nos va a decir si esta persona recibió golpes o no. Secuestramos los libros de guardia, la policía está toda identificada en la causa, la que lo detuvo, la que lo llevó, la que estaba de guardia ese día”. Si el procedimiento real coincidiera con el discursivo, el 90 por ciento del caso debería estar resuelto. Si el resultado de la autopsia coincidiera con los fantasmas, sería otro caso de suicidio con ayuda.
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