Vie 25.01.2013

SOCIEDAD  › LA OFERTA GASTRONOMICA EN MAR DEL PLATA SE ACOMODA A LA DEMANDA

Menúes aptos para todo bolsillo

En un tenedor libre se puede comer por 60 o 70 pesos, con postre y bebidas. Hay platos desde los 17 pesos, en el centro, hasta de 80 o 100, en el puerto. “A la gente de plata la echamos hace 15 años”, rezonga un gastronómico.

› Por Emilio Ruchansky

Desde Mar del Plata

Los precios para el almuerzo son más bajos que para la cena “para que la gente no pase de largo”.
Imagen: Joaquín Salguero.

La oferta gastronómica se está acomodando al tamaño de los distintos bolsillos de los turistas que arriban a esta ciudad. A pocas cuadras del Casino Central, se puede comer por 17 pesos con bebida y postre incluidos, los tenedores libres en la peatonal San Martín y calles paralelas promedian entre 60 y 70 pesos y los restaurantes más tradicionales incluyen menúes fijos que rondan esos precios o apenas los superan. Los locales del puerto siguen siendo más caros pero incluyen combos a bajo precio para niños. “A la gente de plata la echamos hace 15 años”, rezonga Nito, dueño de Las Ollitas de la Abuela, sobre Arenales, a media cuadra de avenida Colón, frente a la plaza. “El negocio pasa por otro lado, lo que camina es cocinar cantidad y vender a bajo precio”, dice Tomás Franseschi, jefe de cocina de Comedor Express, en Santiago del Estero al 2000. “Es el restorán más barato de la Argentina”, asegura el chef de este local, donde cada mediodía pueden pasar hasta 700 personas.

En el norte de la ciudad, sobre la avenida Libertad al 3400, hay un pequeño comedor donde ofrecen comida casera, custodiado por un viejo doberman que descansa sobre una colchoneta en la vereda. Queda a solo dos cuadras del cruce de avenida Independencia y se llama Desiderio. El lugar ofrece el promedio perfecto de la robusta gastronomía local. Almorzar el plato del día y una botella de agua cuesta 45 pesos, a lo sumo 50. Se come pescado, pastel de papa, guiso carrero, bife con puré y como muchos restoranes marplatenses, se provee de carnes y verduras de la zona.

Más al centro, cerca de la Catedral que está sobre la peatonal San Martín, en la entrada de la tradicional La Pizzetta, en San Luis al 1600, un cartel llama la atención de los posibles comensales. Está paradito sobre la vereda, delante de la carta con los precios, y ofrece dos menúes del día: uno de 75 pesos con entrada, un plato principal –a elegir entre milanesas, filetes, cazuelas– postre y una bebida, sea agua mineral, gaseosa o copa de vino. El otro menú sale 70 y no incluye entrada. La estrategia es similar en Cocina Mamá y La Taberna de Papá, en Belgrano al 2200.

“Como en muchos lugares, cobramos diferente al mediodía y a la noche. Pusimos un precio mucho más barato para almorzar para atraer a la gente en los días de playa, que pasan sin mirar”, explica uno de los mozos de Zafarrancho, en Belgrano al 2300, que oferta cenas a 95 pesos y almuerzos a 69. La temporada, agrega, empezó mal “pero la segunda quincena de enero está repuntando mucho”. En Las Ollitas de la Abuela, en Arenales al 2100, el menú con entrada cuesta 70 pesos y no incluye bebidas. En la carta se destaca la picada de mariscos y pescados para compartir, a 98 pesos, también los sorrentinos caprese a 42, con salsas de entre 12 y 18 pesos. Nito, el dueño, asegura que el público tiene menor poder adquisitivo y al mediodía no se vende tanto como a la noche, cuando la gente sale de los teatros. “Hay mucho turismo sindical y por más que haya feriados largos, no recuperamos. Estamos cobrando casi lo mismo que el año pasado pero con un 30 por ciento de aumento en los costos. Nos hacen todas las inspecciones fiscales y de trabajo en verano, bárbaro. ¿Por qué no vienen en mayo cuando tenemos dos o tres mesas ocupadas nomás? Están solo en las buenas”, se queja el gastronómico, que vive desde hace 50 años en Mar del Plata.

Los tenedores libres sobre la calle Rivadavia y la peatonal San Martín suelen estar llenos, al igual que las pizzerías. “Nosotros no bajamos los precios, nos encargamos de hacer nuevos productos como la pizza familiar, que sale 80 pesos pero es casi el doble de tamaño que la común”, dice el encargado de un local en San Martín al 2300, que también vende shawarma y otros sandwiches. El tenedor libre Marysol cobra 70 pesos a adultos y 35 a los niños y regala a los jubilados que festejen su cumpleaños una sidra y una torta. En Rivadavia al 2100, otro local con el mismo sistema pide 59 para mayores y 27 para chicos.

“Tenemos tres menúes, de 17, 21 y 24 pesos y vendemos la pizza a 16 pesos. Tomamos el concepto de un comedor del Banco Provincia, que es abierto al público. El sistema es autoservice y nos va muy bien. Tenemos 350 mesas en dos pisos y ofrecemos buena comida”, dice el jefe de cocina de Comedor Express. El plato fuerte del menú de 17 pesos es spaghetti con salsa mixta; el de 21, arroz con calamares, y el de 24, ñoquis con estofado. Una carne al horno con guarnición cuesta 30 pesos, una hamburguesa completa 20. Y todo con un vaso de gaseosa de 300 mililitros y un postre que puede ser manzana asada, flan, budín o ensalada de frutas. Franceschi desafía al secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno “a que venga y compare precios y calidad”. El negocio, agrega, no solo funciona bien sino que se pagan los mejores salarios del rubro. “Estamos hace casi tres años y no cerramos fuera de temporada. La gente viene a almorzar y cenar porque sale más barato que comer en casa”, dice el jefe de cocina, que hace 20 años cocinaba para cuatro mil personas en los hoteles de las cooperativas bancarias camino a Chapadmalal. “En Mar del Plata se puede comer barato porque hay mucha competencia”, concluye.

Los restoranes del Puerto no ofrecen menúes, a no ser por uno “infantil” para chicos hasta 10 u 8 años, que oscila entre los 27 y 35 pesos. En Puerto Gallegos, las rabas con cornalitos cuestan 50 pesos y la paella en Chichilo 75. En Puerto de Palos calculan que el promedio para comer, por persona, es de 80 a 100 pesos, con bebidas. “Nosotros trabajamos un 40 por ciento más esta temporada. Tenemos una ventaja en comparación con el centro. El turista que viene a Mar del Plata tiene la obligación moral de venir a comer pescado al puerto”, advierte el encargado de Puerto de Palos, Juan Manuel Lamela.

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