SOCIEDAD › SEGUN LA AUTOPSIA, EL PERIODISTA DE RACING NO MURIO AHOGADO, SINO POR LOS GOLPES QUE SUFRIO
De acuerdo con los forenses, Nicolás Pacheco sufrió fractura de cráneo y politraumatismos, heridas “incompatibles con una caída”. Así, crece la hipótesis de homicidio. Un médico del SAME dice que murió dos horas antes de que llamaran a la ambulancia.
La autopsia sobre el cuerpo del periodista Nicolás Pacheco reveló que no murió ahogado y que tiene golpes que son “incompatibles con una simple caída”. El joven, de 32 años, hincha y socio de Racing, fue encontrado muerto el jueves por la mañana en la zona del natatorio que el club tiene en su sede porteña de Villa del Parque. Pese a esos nuevos datos, el fiscal subrogante Eduardo de Cubría, de la Fiscalía en lo Criminal de Instrucción Nº 27, mantenía la figura de “muerte dudosa”. La hipótesis que prevalece se corresponde con lo informado por los médicos que llegaron al lugar del hecho para atenderlo cuando ya estaba sin vida: que murió unas dos horas antes de que la ambulancia llegara. Desde el primer momento, los directivos del club desligaron el caso de un posible cruce entre barrabravas. Sin embargo, ahora no se descarta ninguna línea de investigación. Todos los testigos fueron llamados a declarar nuevamente y se ordenó el allanamiento de las viviendas de las personas que estuvieron con él hasta la madrugada.
Un día después de que trascendiera la muerte del periodista, locutor y productor del programa Racing o nada, se conocieron más datos que podrían echar luz sobre lo que ocurrió en la madrugada del jueves, después de un asado entre amigos, en esa sede del club. La información más relevante la brindó la pericia sobre el cuerpo de Pacheco: “No tiene agua en los pulmones, ni siquiera humedad, lo cual significa que murió antes de caer a la pileta”. En segundo término, tiene “múltiples golpes, politraumatismos, laceraciones en los nudillos –lo que podría indicar que intervino en una pelea–, golpes en las cervicales, en las costillas, fractura en el tórax y en el cráneo, además de hemorragia meningoencefálica”.
El abogado del club, Mariano Cúneo Libarona, en una entrevista televisiva, señaló que “todo indica que (el autor de la muerte) fue un tercero”. En ese caso, puede ser que el club tenga responsabilidad civil por lo que sucedió. Para despejar dudas, el fiscal De Cubría solicitó que se realizara una segunda autopsia para, luego, entregar el cuerpo a la familia. En esos nuevos estudios también se tendrá en cuenta un análisis toxicológico y otro histopatológico, que determinarán si consumió drogas o si tenía alcohol en sangre. También solicitó las filmaciones que los canales de televisión realizaron desde el aire, desde donde se pudo ver una mancha de sangre a un costado de la piscina.
Sobre quienes habrían estado en la cena antes de la muerte de Pacheco, la Justicia ordenó el allanamiento de las casas de esas personas y estudios médicos para determinar si alguno tiene golpes.
Lo que se supo hasta el momento sobre lo que pasó fue por boca del presidente de la sede, Rubén Guevara, y por la declaración de Aníbal Horacio Domínguez Butler, de 56 años. Ambos estuvieron con Pacheco la noche anterior a su muerte, en la sede ubicada en Nogoyá 3045, que ahora tiene en la puerta un cartel que indica que hay duelo hasta el 28 de enero. Allí, a veces también acuden integrantes de la barra brava Racing Stone, enfrentada con la Guardia Imperial.
Las versiones coincidentes indicaron que varios amigos se reunieron como casi todos los miércoles a comer un asado. Cerca de las 23, cuando el directivo se retiró del lugar, los amigos “estaban haciendo la sobremesa, charlando”, contó Guevara a este diario. El hermano de Pacheco, Eloy, también estuvo en el encuentro. Es taxista y se habría ido temprano.
Domíguez Butler, por su parte, fue el primero en declarar en la Comisaría 47ª de la Policía Federal, que intervino en la investigación. Contó que cerca de las 4 de la madrugada eran cuatro personas las que habían quedado: Nicolás, él, y otros dos que identificó solo con los nombres de pila, Ezequiel y Enrique. Contó, también, que fue a comprar facturas cerca de las 6.30, Nicolás estaba y cuando volvió, ya no. Lo buscaron y desde una escalera divisaron el cuerpo en la profundidad de la piscina. Enrique es quien lo rescató, sin vida. Lo curioso es que la sangre no se dispersó por el agua, que en las imágenes aparecía limpia, y sí apareció derramada junto al cadáver. La policía consideró sospechosa esa situación y solicitó que se vaciara la pileta y se realizaran pericias en el lugar.
Pese a que primero se dijo que eran amigos, Domíguez Butler –socio desde hace 20 años– no supo identificar a las otras personas por el apellido ni indicar dónde vivían, en la declaración a la que Página/12 tuvo acceso. Dijo sólo conocer a Pacheco. Tal vez por eso la policía lo encontró solo cuando acudió al lugar tras el llamado al 911. Los otros dos habían desaparecido. Ese llamado se realizó cerca de las seis, dijeron los testigos. Todos ellos, inclusive los familiares, debieron declarar nuevamente ante el fiscal, quien puso en duda que hubieran sido sólo cuatro personas las que quedaron en el lugar.
Según precisó el director del SAME, Alberto Crescenti, a Página/12, la ambulancia “fue solicitada a través del Comando Radioeléctrico de la Policía Federal a las 6.45 y a las 6.55 el móvil llegó al lugar. El médico que ve el cadáver manifiesta que es un deceso con más de dos horas de evolución”, precisó Crescenti. Una versión que circuló indica que una vecina que vive al lado de la sede se habría comunicado con el 911 a eso de las 4, para avisar que escuchaba una discusión muy fuerte y que las voces provenían de la sede. Aunque el dato no está confirmado, en caso de ser cierto, la hora coincidiría con el tiempo transcurrido desde la muerte del joven, indicado por el primer médico que lo vio.
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