Sáb 09.02.2013

SOCIEDAD  › EN OCHO AñOS, BAJó UN 66 POR CIENTO LA CANTIDAD DE NIñOS QUE TRABAJAN

Los que recuperaron la infancia

La reducción corresponde a la franja de entre 5 y 13 años. Según datos de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos, en 2012, el 2 por ciento de niños y niñas de esa edad trabajó al menos una hora por semana. Entre chicas y chicos de 14 a 17, el porcentaje se eleva al 9,1 por ciento.

En los últimos ocho años, la tasa de trabajo infantil bajó en Argentina. De acuerdo con los registros que el Indec relevó en el tercer trimestre de 2012, el 2 por ciento de niños y niñas de entre 5 y 13 años trabajó al menos una hora durante la semana estudiada. Entre chicas y chicos de 14 a 17, el porcentaje se eleva al 9,1 por ciento. En ambos casos, los números indican un descenso con respecto del último relevamiento, realizado en 2004. Además, el estudio –realizado sobre la base de datos de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU)– señala que la mayoría de chicas y chicos cree que las actividades laborales “sirven para aprender”. La diferencia entre 2004 y 2012 muestra que “hay reducciones importantes”, en particular porque entre una muestra y otra se evidencia “una reducción del 66 por ciento en la franja etaria más delicada, la de los niños más pequeños”, los de entre 5 y 13 años, explicó a este diario Pilar Rey Méndez, presidenta de la Comisión Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), del Ministerio de Trabajo.

“Hemos insistido fuertemente para que se realice esta medición porque queríamos corroborar una hipótesis que teníamos: que los números de trabajo infantil habían bajado gracias al trabajo de diversos organismos del Estado para concientizar sobre la gravedad en una primera etapa, y para intervenir luego”, dijo Rey Méndez a este diario.

Los números son resultados preliminares elaborados por el Indec sobre la base de datos del tercer trimestre del año pasado, recolectados mediante un cuestionario anexo a la EAHU para “complementar la información socioeconómica” referida a la población urbana de entre 5 y 17 años, a la que divide en dos grupos: uno, de entre 5 y 13 años; otro, de entre 14 y 17. En todos los casos, la recolección de datos diferenció tres tipos de actividades consideradas laborales: “actividad económica”, es decir, aquella capaz de generar dinero, actividad “productiva para autoconsumo” y “tarea doméstica intensa” (que puede interferir con el estudio, el juego y el descanso, porque implica más de 10 horas para chicos de hasta 13 y 15 o más horas para adolescentes). Para el relevamiento, se obtuvieron datos de cerca de 8 millones de niñas y niños (el 67,5 por ciento de entre 5 y 13 años; el 32,5 de 14 a 17) residentes “en hogares particulares de localidades de 2000 o más habitantes de todo el territorio nacional”.

De acuerdo con los últimos datos, de los chicos de entre 5 y 13 años, el 2,2 por ciento realiza alguna actividad económica, el 1,4 alguna actividad productiva para autoconsumo y el 2,4, tareas domésticas intensas. Para los chicos de entre 14 y 17, esos rubros se incrementan: 14,6 por ciento realizan actividad económica, 4,9, productiva para autoconsumo y 7,8, tareas domésticas intensas. En 2004, la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes había registrado cifras sensiblemente superiores: en la primera franja, el 6,4 se dedicaba a alguna actividad económica; el 3,4, a alguna actividad productiva para autoconsumo; el 5,9, a alguna tarea doméstica intensa. En la segunda franja también esos números eran mayores en 2004: 19,1, 6 y 11,7 por ciento, respectivamente.

De las chicas y chicos menores de 14 años que trabajaron, el 84,1 por ciento lo hizo durante menos de 10 horas a la semana; de los que tienen entre 14 y 17, ese grupo desciende al 52 por ciento. Además, casi el 60 por ciento de niños y niñas de la primera franja etaria que trabajó lo hizo ayudando a sus padres o algunos otros miembros de la familia. Entre los de 14 a 17, el porcentaje de quienes trabajaron en ese caso fue el 43,2.

Los responsables del estudio observaron que muchas veces “el trabajo se da en espacios en que niños y niñas están bajo el cuidado de sus padres, con poca diferenciación entre la vida familiar y la actividad económica”. Es justamente esa combinación de mundos lo que explica, sostienen, que una abrumadora mayoría de los chicos no perciba estas tareas como pesadas o disruptivas. Para el 90,8 por ciento de los menores de 14, ese trabajo fue grato, por lo que respondieron que les gusta hacerlo. El 66,5 por ciento, además, refiere que participar de esas tareas le sirve para aprender. Entre los mayores, el porcentaje desciende un poco, pero sigue siendo claro: el 73,3 por ciento dice que le gusta trabajar; el 70,4, que esas actividades les sirven para aprender.

Por otra parte, el 2,1 por ciento de los chicos de entre 5 y 13 realizó actividades productivas para el autoconsumo; el 2,6 realizó tareas domésticas por más de 10 horas semanales. Las proporciones se incrementan entre los mayores: el 7,5 por ciento hizo actividades productivas para autoconsumo; el 8,9, tareas domésticas intensas. En los dos grupos etarios la escolarización es elevada: el 98,7 por ciento en el de chicos de 5 a 13; el 89,1 entre los chicos de 14 a 17.

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