“Se cumplió nuestro sueño, el de Micaela, el mío y el de todo el equipo de la fundación”, dijo ayer Susana Trimarco al inaugurar, junto a su nieta e hija de Marita Verón, Micaela Catalán, un centro maternal para niños hijos de víctimas de trata. Desde Buenos Aires, en videoconferencia, la presidenta Cristina Fernández participó de la ceremonia de apertura del centro, que funcionará en una casa del Parque 9 de Julio, de San Miguel de Tucumán, cedida por la municipalidad, y para el cual ya hay niños y niñas inscriptos. De la videoconferencia, realizada ayer al mediodía, participaron también autoridades locales y nacionales, que acompañaron el inicio del espacio gestionado por la Fundación María de los Angeles, presidida por la madre de Marita. La ceremonia, explicó a este diario Andrea Romero, directora de la fundación, se realizó en abril “porque se cumple el aniversario de la desaparición de Marita” Verón, a quien su familia vio por última vez el 3 de abril de 2002.

El centro maternal es “un refugio de amor”, definió la Presidenta, en diálogo con Trimarco, quien se encontraba ante la puerta de entrada de la Casa Briones, que distribuye sus 180 metros cuadrados en cuatro salas para recibir 120 chicos de entre 45 días y 4 años, repartidos en 60 durante el turno de la mañana y otros 60 por la tarde. El proyecto llevaba meses en desarrollo: en mayo del año pasado, la municipalidad de San Miguel de Tucumán había firmado un convenio con la Fundación María de los Angeles para permitir que la casa tuviera este uso; desde entonces fue restaurada y adaptada con una inversión de 688 mil pesos.

Durante la videoconferencia, Trimarco dijo que la inauguración del lugar, bautizado por su nieta Micaela con un nombre que recuerda al de su hija Marita Verón (llamada, en realidad, María de los Angeles) era “un sueño”. “Esto es muy importante porque está destinado a niños que no pueden tener un espacio como tienen otros chicos”, dijo Trimarco, a quien acompañaban, además de su nieta, el gobernador de Tucumán, José Alperovich; el intendente de San Miguel, Domingo Amaya; el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, y los diputados nacionales Horacio Pietragalla y Marcelo Santillán, además del legislador provincial Jesús Salim.

Trimarco agradeció a la Presidenta, a quien le dijo que “la amo con todo mi corazón” y agradeció porque, al nombrarla, recuerda a Néstor Kirchner, quien “puso el primer granito de arena para el inicio de la fundación”. También agregó: “Estoy feliz y contenta, pero aquí falta una persona: mi hija. Para que esta felicidad sea completa tiene que aparecer ella con vida”.

Para asistir al Centro Maternal “ya hay niños anotados, todos los hijos de las víctimas que asisten actualmente la fundación, que son más de veinte chicos, y para el resto de las vacantes estamos abriendo la inscripción, sobre todo para mujeres que están en situación de prostitución, o para madres solteras que tengan problemas para dejar a sus hijos al cuidado de alguien para poder trabajar”, explicó Romero. El proyecto del centro contempla que la casa funcione “no sólo como guardería infantil, sino que permita trabajar paralelamente con las madres de los chicos”, para que “mientras los chicos están en clase, ellas mismas puedan reinsertarse en el sistema educativo, o buscar trabajo, o capacitarse. Buscamos aprovechar ese tiempo”. El equipo de docentes será contratado por la fundación, que llevará adelante la gestión del lugar.

En un comunicado, la fundación creada por Trimarco había señalado que el centro es la respuesta a “la necesidad de crear un espacio” para “contener al niño, hijo de las mujeres y jóvenes víctimas de trata, en sus primeros años de vida”, al mismo tiempo que sus madres puedan completar su escolarización, “capacitarse “para algún oficio o bien cumplir con un horario regular de trabajo”. “Muchos de los niños aquí beneficiarios han nacido en cautiverio”, agregó el comunicado.

El próximo lunes, Trimarco será distinguida con el doctorado Honoris Causa por la UBA, durante una ceremonia presidida por el rector, Ruben Hallu.