SOCIEDAD › CONFIRMAN QUE EL PADRASTRO NO ESTABA EN EL EDIFICIO
El juez Ríos pidió ayer, entre otras medidas, una pericia psiquiátrica del encargado, para establecer un perfil de la conducta sexual del único imputado por el crimen de Angeles Rawson.
› Por Emilio Ruchansky
Algunas de las 52 medidas para motorizar la investigación del asesinato de Angeles Rawson comenzaron a implementarse ayer. La primera de la lista es el peritaje psiquiátrico al único detenido, Jorge Mangeri, que estará orientado, tal como pidió el juez Javier Ríos, a establecer un perfil de la conducta sexual del imputado. Otra medida fue la confirmación de que Sergio Opatowski, pareja de la madre de Angeles, estuvo en un banco cuando la víctima ingresó al edificio de Ravignani 2360. Esto lo alejaría de toda sospecha. Ayer declaró uno de los hermanos de Angeles y también una mujer que envió un mail alertando sobre los piropos impropios que profería Mangeri a las transeúntes. Por su parte, la defensa pidió la nulidad de los ADN que implican al acusado porque, supuestamente, se rompió “la cadena de custodia” de las muestras. Hoy ampliará su testimonio Dominga Torres, empleada doméstica de la familia Rawson, clave en la tesis que sostiene que la joven ingresó al edificio pero no a su departamento.
El peritaje psiquiátrico fue pedido por la querella a cargo de Pablo Lanusse que, al igual que la defensa, ya dispuso sus propios peritos. El estudio está a cargo del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el juez Ríos pidió determinar el perfil de conducta sexual de Mangeri y “establecer sus vínculos afectivos, organizacionales a nivel familiar, clima emocional, dinámica grupal, dinamismos intrapsíquicos, roles inconscientes estereotipados”.
El magistrado además pidió hacer hincapié en posibles “trastornos sexuales, de deseo sexual, de la excitación sexual (trastorno de erección o impotencia) y parafilias”, es decir, tipos de conductas en el que la copulación no es la fuente de placer, sino otros tipos de actividad como voyeurismo, exhibicionismo o fetichismo. Los peritos deberán informar también si existen trastornos del control de los impulsos, del concepto de sí mismo, el modelo predominante en la temática del poder y el dominio, su modelo de masculinidad y autoestima, el grado de cooperación y sinceridad de Mangeri y la existencia “de eventuales signos de simulación”.
La orientación de este estudio coincide con la hipótesis que maneja la fiscalía: un presunto ataque sexual no consumado previo a los golpes que habrían desmayado a la joven. La junta médica que revisó al encargado constató heridas en su ingle, dato que impulsó al abogado querellante a pedir una ampliación del análisis sobre esa marca, conocida como la “lesión 33”, para constatar si es compatible con arañazos y si el acusado debía estar al menos con los pantalones bajos cuando fue herido.
Por otra parte, ayer se constató que la pareja de la madre de Angeles, Sergio Opatowski, estuvo donde dijo estar la mañana del 10 de junio pasado: cobrando su pensión por viudez en una sede del Banco Macro en Sarmiento y Reconquista, en el microcentro porteño. Según trascendió, la entidad bancaria envió al juzgado un informe y un video donde consta que Opatowski estuvo allí a las 10.07, 17 minutos después de que Angeles fuera hacia su departamento, como quedó demostrado en una cámara de seguridad de un edificio lindero a Ravignani 2360.
La pareja de María Elena Adúriz había sido al principio del caso uno de los principales sospechosos. La defensa de Mangeri viene sosteniendo la presencia de una tercera persona en el crimen y deslizó, en todo momento, que debe investigarse al entorno familiar. Con el correr de los días, surgieron hipótesis mediáticas que involucraban a Opatowski en la causa y detalles de su intimidad que nada tienen que ver con el asesinato. La confirmación de su coartada lo alejaría de toda sospecha.
El juez tomó ayer declaración al hermano biológico de Angeles, quien ya había atestiguado ante la fiscal Paula Asaro. El joven confirmó sus dichos anteriores. Dijo que el portero no tenía llaves del departamento donde vivía la víctima y tenía buen concepto de Mangeri, según informaron a este diario fuentes judiciales. “El testimonio más interesante fue el de la mujer que envió un mail diciendo que su empleada doméstica, que vivía cerca de la casa de Angeles, dijo que Mangeri piropeaba mal a las mujeres que pasaban y a ella le daba miedo cómo la miraba”, agregó la fuente.
Por último, sólo uno de los cuatro contenedores de basura cercanos al domicilio de Angeles pudo ser hallado por los investigadores, tras el pedido del juez. Estaba en la calle Arévalo entre Guatemala y Paraguay, afirmaron fuentes policiales. Ríos está interesado en contenedores cercanos a la avenida Santa Fe, ya que las cámaras de la calle Ravignani revisadas sólo muestran los movimientos en el sentido contrario a esa avenida. El problema es que los vecinos suelen mover esos contenedores para acercarlos a su cuadra para no dejar la basura en la calle.
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