SOCIEDAD › AUNQUE SIGUE EN ESTADO CRITICO, EL LIDER SUDAFRICANO RECIBIRA EL TRATAMIENTO EN SU CASA
El Nobel sudafricano estuvo casi tres meses internado por una infección pulmonar y ayer fue trasladado a su casa en Johannesburgo para continuar con su recuperación. Había sido hospitalizado cuatro veces desde 2012.
El ex presidente sudafricano Nelson Mandela, de 95 años, abandonó ayer el hospital de Pretoria, donde estuvo internado durante casi tres meses por una infección pulmonar y fue trasladado a su casa en Johannesburgo para continuar con su recuperación. “El estado de Mandela sigue siendo crítico y a veces es inestable. No obstante, su equipo médico está convencido de que recibirá el mismo nivel de cuidados intensivos en su casa de Houghton”, informó la presidencia de Sudáfrica en un comunicado, que anteayer había desmentido la salida del hospital del estadista, tal y como anunciara una de sus hijas a medios de comunicación extranjeros.
Según el texto, la casa de Mandela fue modificada para permitirle recibir cuidados intensivos y el personal sanitario que lo cuidará allí es el mismo que lo hizo en el hospital. Sin embargo, la oficina del Ejecutivo aclaró que si su estado de salud requiere otra hospitalización en el futuro se hará. Mandela llegó a su domicilio poco después de las 11, hora local, en una ambulancia privada, poco antes de que la presidencia diera a conocer que abandonaba el hospital, señaló el diario sudafricano City Press. El vehículo formaba parte de un convoy compuesto por dos furgonetas y otra ambulancia perteneciente al ejército de Sudáfrica. Poco antes de que la comitiva completara la hora de viaje que separa Pretoria de Johannesburgo, la policía había acordonado la calle de la vivienda, ante la presencia de curiosos y turistas que dejaron, en las últimas semanas, fotos, carteles y piedras con deseos de recuperación escritos para Mandela.
Un tercer vehículo de emergencia, también de las Fuerzas Armadas, llegó poco después a la casa, donde estaba estacionado un auto negro de matrícula militar (en Sudáfrica, el Ministerio de Defensa es el encargado de la salud y la protección de los ex jefes de Estado). La salida de Madiba –nombre de su clan en el idioma xhosa y como se conoce con cariño en Sudáfrica al icono de la lucha contra el régimen racista del apartheid– desplazó el foco de atención mediática del MediClinic Heart Hospital de Pretoria a la residencia del ex mandatario, ubicada en el exclusivo barrio de Houghton.
Decenas de fotógrafos, cámaras de televisión y periodistas, que de manera intermitente habían montado guardia frente al hospital de la capital sudafricana, se concentraron a la espera de noticias y visitas de familiares frente a la vivienda, donde la policía reforzó las medidas de seguridad. Aunque no pudo salir de un estado crítico de salud, la nota presidencial difundida ayer incluye una dosis de optimismo, al recordar que, “a pesar de las dificultades, (Mandela) siempre muestra una inmensa fortaleza y gracia”.
El primer miembro de la familia en pronunciarse públicamente sobre la salida del hospital de Madiba fue su nieto mayor, Mandla Mandela: “Es un día para celebrar que finalmente haya vuelto a casa con nosotros”. Sin embargo, el regreso de un Mandela disparó distintos comentarios en Sudáfrica. “Aunque no hay síntomas de recuperación, es una buena noticia para él que haya vuelto a casa, donde siempre estará más cómodo y recibirá más calor que en un hospital”, dijo el ingeniero sudafricano Martin Wessels.
En el mismo sentido se manifestó su compatriota Razeen Booysen: “Creo que lo mandan a casa porque allí estará más cómodo. Tengo la sensación de que no podían hacer nada más por él en el hospital”. Es la cuarta vez, desde el mes de diciembre, que Mandela ingresa en un hospital. El icono de la resistencia contra el apartheid y la lucha por la convivencia racial contrajo los problemas respiratorios que padece durante los 27 años que permaneció detenido en las cárceles del régimen segregacionista.
Madiba se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, tras imponerse en las primeras elecciones democráticas que se llevaron a cabo en su país, celebradas en abril de 1994. El Premio Nobel de la Paz de 1993 fue internado el 8 de junio en un hospital de Pretoria, por una recaída de una infección pulmonar. Su estado se agravó el 23 de junio y desde entonces no salió de su situación crítica. Suyo es el mérito de haber allanado el terreno para una reconciliación social entre blancos y negros en Sudáfrica.
La presidencia de ese país africano hizo un llamado ayer para que todos permitan al ex presidente y su familia el espacio privado necesario para que sus cuidados puedan continuar con dignidad y sin intrusiones innecesarias.
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