SOCIEDAD › HUELLAS EN EL LOCAL DONDE ATACó EL VIOLADOR
Una de las huellas digitales que había sido levantada en el local de decoraciones donde el violador serial de Villa Urquiza abusó de una de sus víctimas coincide, según fuentes judiciales, con una impronta dactilar del psicólogo detenido como sospechoso.
La Policía Científica de la Policía Federal informó a los investigadores que hubo una coincidencia al cotejar las fichas dactilares del psicólogo Marcelo González Calderón (54) con las huellas levantadas en un local de la avenida Triunvirato al 3900, de Villa Urquiza, donde el violador atacó el 22 de agosto. Se trata del mismo caso de la víctima que lo reconoció el domingo a la madrugada en la cola de un boliche de Palermo y motivó su detención.
La Justicia ya cuenta con el reconocimiento que hizo la víctima en la calle, la huella y algunos elementos secuestrados el lunes en su departamento, que coinciden con los robados a algunas de las víctimas.
La situación del imputado podría agravarse, ya que al menos en este caso de la mujer violada en el local de avenida Triunvirato, el abusador dejó rastros de semen que ahora serán cotejados con el patrón genético del psicólogo sospechoso mediante estudios de ADN.
El hombre trabajó durante dos meses en un programa de asistencia a víctimas de violencias, del Ministerio de Justicia de la Nación, pero fue cesanteado “por inservible”. “Lo mandaron a fines del 2010 para trabajar en el Programa Víctimas contra las Violencias junto a otras 13 personas. Estuvo a prueba unos días y me di cuenta de que no servía. Quería trabajar cuatro horas porque decía que no tenía más tiempo, y acá se necesita gente dispuesta a trabajar”, contó Eva Giberti, a cargo de ese programa.
Según relató la funcionaria, el psicólogo González Calderón integraba el cuerpo interdisciplinario que intervenía en casos de violencia familiar, que perteneció durante años a la órbita de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. En diciembre del 2010, esa secretaría se comunicó con Eva Giberti para comentarle que ese grupo interdisciplinario podría comenzar a trabajar junto a sus especialistas del Programa Víctimas de las Violencias, ya que se trataban de temáticas similares. “Estuvieron en observación en diciembre de ese año y enseguida nos dimos cuenta de que eran catorce inservibles”, relató. “Los fuimos trasladando a todos, uno por uno, entre ellos a este hombre”, dijo Giberti.
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