Mié 02.10.2013

SOCIEDAD  › HOY DECLARA EL GENETISTA DANIEL CORACH, QUIEN DIRIGIó LOS ESTUDIOS DE ADN DEL CASO ANGELES

Otro testigo aportó datos sobre acoso

Un vecino le dijo al juez que dos empleadas renunciaron porque habían sido acosadas por Mangeri, principal acusado por el crimen de Angeles Rawson. Corach dará precisiones sobre el estudio antes de que el juez resuelva un pedido de nulidad.

› Por Raúl Kollmann

Uno de los genetistas más reconocidos del país y a nivel internacional, Daniel Corach, declarará hoy en la causa por el asesinato de Angeles Rawson. Es que la defensa del encargado, Jorge Mangeri, pidió la nulidad de los estudios de ADN dirigidos por Corach, que son la evidencia más seria –pero no la única– contra el portero. Ayer estuvo frente al juez lo que se califica como un testigo de oídas: se trata del hijo de una pareja que vive frente al edificio de la calle Ravignani y que, a su vez, escucharon de los habitantes del propio edificio que dos empleadas dejaron el trabajo porque Mangeri las acosaba.

Pese a sus manifestaciones públicas, Miguel Angel Pierri no presentó la renuncia a la defensa de Mangeri y, además, prometió estar hoy en la audiencia de las 11.30 en lo que su equipo considera la madre de todas las batallas. Es que en el improbable caso de que lograran la nulidad de los estudios de ADN, perdería fuerza la acusación, aunque no falta quien sostiene que hay pruebas de sobra para incriminar al encargado. Las lesiones en el cuerpo de Mangeri; el hecho de que era quien estaba allí esa mañana; la aparición de Angeles en una bolsa de basura, elemento que manejaba el encargado, y un largo listado de evidencias le juegan en contra. Pero el ADN es la prueba más sólida.

Lo que dice la defensa es que las muestras de sangre y de restos de piel debajo de las uñas de Angeles pueden haberse contaminado. Como el estudio se hizo en el laboratorio de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, que conduce Corach, el científico fue llamado a declarar para que dé las explicaciones. Se supone que Pierri o su segundo, Marcelo Biondi, aleccionados por el genetista que trabaja con ellos, Jorge Boselli, cuestionarán el trabajo de Corach. Frente al juez Javier Ríos estará el científico y participarán de la audiencia, además de la defensa, la fiscal Paula Asaro y el abogado de la familia Rawson, Pablo Lanusse.

Durante la jornada de ayer hizo bastante ruido un testigo que declaró ante el magistrado. Se trata de un hombre de unos 40 años que le mandó un mail a la fiscal Asaro diciéndole que sus padres le comentaron que Mangeri era un acosador. La fiscal le presentó el mail al juez y éste citó al testigo. La historia se enhebra así:

- El testigo, que pidió reserva de su nombre, contó que vivió en un edificio ubicado frente al de la calle Ravignani 2360. Habitaba un departamento junto a sus padres. Cuando se casó, quedaron allí sus progenitores.

- En un almuerzo, su madre y su padre le contaron que un vecino, que vive en el edificio del asesinato, le contó que dos empleadas habían renunciado porque Mangeri las acosaba, básicamente de palabra.

- Esos vecinos –la madre y el padre– ya pasaron por el juzgado aquella noche en que le llegó al juez el testimonio falso de Beatriz Fuentes, que hablaba de una brutal pelea en los pasillos del edificio de Ravignani. El magistrado convocó a todos, incluyendo a la pareja ya mayor, que no mencionó lo de las empleadas.

La secuencia que se viene ahora es que Ríos llamará a declarar, primero, a los padres del testigo de ayer y luego a la pareja del edificio en el que vivía Angeles. No será una prueba decisiva, pero si se confirma lo de las empleadas, aportará otro elemento al perfil del encargado. La empleada de una inmobiliaria ya había declarado que Mangeri le propuso bajar al sótano a cambio de cien pesos.

Más allá de las idas y vueltas de ayer y de hoy, se viene un tramo decisivo del expediente: la conclusión de los estudios histopatológicos. Si como todo lo indica, de allí sale el diagnóstico de que a Angeles intentaron abusarla, Mangeri afrontará una de las imputaciones más duras del Código Penal: homicidio criminis causa. Es decir, haber asesinado para tapar otro delito, el abuso.

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