Mié 02.10.2013

SOCIEDAD  › UNA PATOTA ACUDIó EN DESAGRAVIO DE LA IGLESIA

Nazis en el Nacional

Unos veinte integrantes del Foro Nacional Patriótico cantaron y gritaron consignas en la puerta del Colegio Nacional de Buenos Aires. El rector solicitó custodia policial.

El rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, Gustavo Zorzoli, y el párroco de San Ignacio de Loyola, Francisco Baigorria, declararon ante la fiscalía, y aseguraron que no proporcionaron los nombres de los alumnos que ingresaron a la iglesia a través de un túnel que la conecta con el colegio. La información de que no fueron provistos surgió de fuentes judiciales, aunque después el propio Zorzoli pareció sugerir en entrevistas radiales que efectivamente lo había hecho. Una patética patota de neonazis, a la que el rector reconoció como Foro Nacional Patriótico, se presentó el sábado pasado en el colegio buscando a los cinco estudiantes responsabilizados por el rector de haber atacado la iglesia. Su intención era realizar un acto de desagravio a la iglesia. Zorzoli pidió custodia policial para la institución.

Los neonazis se presentaron en el Nacional de Buenos Aires con la intención explícita de amenazar a los cinco estudiantes acusados por Zorzoli. El rector había anunciado a cuanto medio se le cruzó que contaba con los nombres de los cinco alumnos que habían ingresado a la iglesia y que estaba dispuesto a expulsarlos, esto es, a utilizar en la educación de los cinco adolescentes el pensamiento de la ultima ratio pero al revés.

Ayer, luego de declarar ante la fiscal Claudia Barcia, el rector dejó entrever que había entregado los nombres de los cinco alumnos, pero desde la fiscalía negaron que los hubiera identificado. “Conozco el nombre de los cinco supuestos involucrados”, dijo Zorzoli a la emisora La Once Diez, y agregó: “Tomo conocimiento a través de correos electrónicos y a través de Twitter y las redes sociales, pero nadie –sostuvo curiosamente– tiene certeza de la participación efectiva de estos cinco nombres”. Pese a todo insistió en que merecían la expulsión y que él la pediría.

También indignada, la fuerza de choque de FoNaPa se presentó en la puerta del Buenos Aires el sábado, cuando la toma ya había sido levantada y sólo había alumnos cursando talleres. Entre ellos se encontraba Carlos Pampillón, uno de los dirigentes de la agrupación. Desplegaron banderas, encendieron megáfonos, se cruzaron de brazos con sus camperas militares y sus insignias nazis y gritaron y cantaron sin piedad con la música. Y, según Zorzoli, anunciaron que regresarían ayer. No cumplieron su amenaza porque no hacía falta: habían logrado su cometido. Asustaron, al menos a “algunos padres”, tal como mencionó el rector. Y aportaron a la línea del amedrentamiento a las tomas. Una estudiante contó que “desde la esquina ya se escuchaba, cantaban algo como que no fuéramos más a la iglesia porque atacaban sus creencias. Después, una mujer que los filmaba les pidió que repitieran todo”. La chica se quedó esperando que cantaran el bis y después “entré cuando dejaron de cantar. Me dijeron algo que no entendí bien, hablé una palabras con el portero y entré”, relató la alumna.

Zorzoli dijo que cuando se enteró pidió “custodia policial porque esta gente amenazó con volver. Los miembros de este grupo serían fascistas o de ultraderecha –dijo en un sorprendente condicional–. Se acercaron enojados por lo de la iglesia. Ahora los padres están muy preocupados”, fue su conclusión.

Fuentes judiciales confirmaron que tanto Zorzoli como el párroco Baigorria dieron un detalle “pormenorizado” de lo ocurrido el miércoles en la iglesia, pero no precisaron los nombres de quienes entraron al templo. “Zorzoli no aportó nombres, aunque dijo que recibió rumores y correos electrónicos individualizando a los atacantes, mientras Baigorria tampoco identificó a los perpetradores, amparado en el secreto de confesión”.

El Foro Nacional Patriótico es conocido más que por su número por la impronta nazi y sus apoyos a los procesados por delitos de lesa humanidad. En marzo pasado, uno de sus gordos integrantes sufrió un allanamiento en su casa, en Mar del Plata, porque había subido un video a Internet en el que se promovía el nazismo. El hombre había participado en marchas que reclamaban seguridad, cacerolazos y participó en un escrache a la casa del intendente marplatense Gustavo Pulti. El grupo responde a la figura de Mohamed Alí Seineldín.

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