La defensa del cura Julio César Grassi presentó ayer un recurso extraordinario de apelación, que deberá ser resuelto en su momento por la Corte Suprema nacional, en un último intento por revertir la condena a 15 años de prisión por “abuso sexual y corrupción de menores”, dictada en 2009 por el Tribunal Oral Nº 1 de Morón y ratificada por la Cámara de Casación y la Suprema Corte bonaerense. Carlos Irisarri, defensor de Grassi, volvió a argumentar que el fallo condenatorio es “arbitrario” y producto de “una fábula denunciatoria”. Por su parte, el querellante Juan Pablo Gallego, en nombre del Comité de Seguimiento de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, recurrirá a la misma instancia, pero para pedir que se aumente la pena a Grassi y que se lo responsabilice “no sólo por los dos abusos cometidos contra ‘Gabriel’, sino también por los hechos denunciados por ‘Ezequiel’ y por ‘Luis’”, otros dos chicos internados en la Fundación Felices los Niños.

Las dos presentaciones son ante la Suprema Corte provincial, que luego debería elevarlas al máximo tribunal nacional. La defensa de Grassi señaló que “el tribunal de juicio partió de la base de que la palabra del acusador valía más que la palabra del acusado”. De esa forma, se afirma, “se decapitó la palabra” del imputado “sin dar ninguna razón crítico-racionalista para tal diferenciación”.

Irisarri sostuvo que el chico conocido como “Gabriel” está “en la doble debilidad de ser ‘declarante único’ e ‘interesado en la causa’”. Reiteró, una vez más, argumentos ya desechados por la Suprema Corte provincial, como ser las supuestas contradicciones en las que habría incurrido el denunciante “en cuanto al lugar y tiempo en que ocurrieron precisamente los hechos” por los que fue condenado el cura.

Por el contrario, en su presentación, el querellante Gallego afirmará que los dichos de “Ezequiel” y “Luis” son tan contundentes como los expuestos por “Gabriel” y que, por lo tanto, la condena debe ser de 37 años.