SOCIEDAD › POR EL CRIMEN DE LA DISEñADORA DE INTERIORES EN SU DEPARTAMENTO DE SAN TELMO
El hombre había intentado comprar un video de seguridad que lo comprometía y luego habría confesado ante dos amigos. La fiscal pidió su detención, un allanamiento a su casa y la toma de muestras de sangre para cotejar con rastros en la escena del crimen
El caso quedó virtualmente resuelto en un par de días. Por el crimen de Celina Bergantiños, la diseñadora de interiores que apareció muerta en su departamento de San Telmo, quedó detenido el marido de una amiga de la víctima. El hombre le habría confesado el crimen a dos amigos, que lo denunciaron ante la Justicia, revelaron a Página/12 fuentes de la causa. Lo compromete, además, su imagen registrada en una cámara de seguridad en una playa de estacionamiento cercana a la escena del crimen y el testimonio del playero, a quien el sospechoso le quiso comprar el video.
“No saben la cagada que me mandé, la maté”, le dijo Miguel Angel Santa Mariña a dos amigos del barrio donde vive, en la localidad de Monte Grande. Argumentó que había ido a la casa de Celina a cobrar una deuda, por la compra de unas calzas que le había vendido su mujer, amiga de la diseñadora. Los amigos decidieron contar esa versión en la comisaría de Monte Grande, de donde llegó sin escalas a la fiscal a cargo de la causa, Paula Asaro.
Los investigadores, además, determinaron que Santa Mariña se había presentado en el garaje de Bolívar al 700 –justo al lado del departamento donde vivía Celina– y le ofreció dinero a los encargados para que le entregaran los videos de la cámara de seguridad correspondientes al miércoles de la semana pasada. Ese día habían entrado en el departamento de Celina y le robaron 350 dólares.
Después de ese episodio, Celina le pidió a la dueña del departamento que alquilaba que cambie la cerradura. Por temor a un nuevo robo, esos días vivió atemorizada: ponía dos muebles contra la puerta antes de irse a dormir. Sin embargo, al parecer, le abrió la puerta a su victimario, con quien tenía una relación de confianza.
Con los testimonios de los amigos y del empleado del garaje, Asaro pidió la detención de Santa Mariña, el allanamiento de la casa donde vivía y la extracción de muestras de sangre. El imputado, al ver que era vigilado por la policía, decidió presentarse ayer junto a su abogado en los tribunales porteños, donde quedó detenido a disposición de la jueza de instrucción Silvia Ramond.
El allanamiento apunta a la búsqueda de algunos elementos robados en el departamento de Celina: una notebook y 17 mil pesos que la diseñadora había cobrado recientemente en su trabajo y guardaba con la intención de hacer un viaje. La extracción de sangre, a obtener un perfil genético del imputado, para cotejarlo con las muestras recogidas debajo de las uñas de la víctima.
En principio, los investigadores pensaban que el crimen se cometió con la intención de robo, pero ahora sospechan que las sustracciones pudieron haber sido una máscara para ocultar una posible relación entre la víctima y el imputado. Además, según revelaron, el sospechoso y su esposa estuvieron presentes en la escena del crimen luego del hallazgo del cuerpo y dialogaron con los investigadores.
La fiscal Asaro también ordenó que, después de la autopsia, el Cuerpo Médico Forense envíe a laboratorio las uñas de la víctima ante la posibilidad de encontrar el perfil genético de quien cometió el crimen, en caso de que la víctima haya llegado a rasguñarlo. También fue enviado a peritar el cordón de un buzo hallado cerca de la víctima y que habría sido usado por el homicida para asfixiarla. O al menos para empezar a hacerlo, ya que –según los peritos– terminó de estrangularla con sus manos.
La víctima, además, presentaba la marca de una suela de zapatilla en el pecho, por lo que se presume que el agresor la pisó.
El crimen de Celina fue descubierto el sábado a media mañana cuando el padre de la joven diseñadora se acercó hasta el PH de la calle Bolívar 743, porque ésta no contestaba llamados ni mensajes.
En paralelo, un vecino que se encontraba podando unas ramas trepado a una escalera, llegó a ver el cuerpo ensangrentado de la joven por una ventana, lo que provocó que se cayera por el susto y alertara a los vecinos.
Cuando la policía entró en la vivienda, halló a Bergantiños asesinada en el piso del living y notaron un fuerte olor a gas porque el asesino dejó abiertas las llaves de las hornallas de la cocina. Las primeras evidencias revelan que no hubo ataque sexual. El crimen se había cometido el día anterior.
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