Juan Carlos Cirielli, el dueño de un supermercado de la localidad bonaerense de Villa Tesei, que permanecía secuestrado desde el 12 de junio último, apareció ayer sano y salvo en un hipermercado del partido de Moreno luego de escaparse de sus captores. Allí, todavía con un pedazo de cadena enroscado en la pierna, Cirielli se presentó ante la policía del lugar y pidió un teléfono para llamar a su familia, que nunca llegó a pagar el medio millón de pesos exigido como rescate por los captores.
Se había escapado minutos antes de una casa cercana al local de Carrefour de Moreno, donde lo tenían secuestrado desde hace 40 días, tras lograr aflojar los tornillos de la cadena que lo mantenía atado a una cama. De allí, corrió hasta una remisería y pidió al chofer que lo llevara al hipermercado, con la certeza de que allí encontraría policías que lo protegieran en el caso de que los secuestradores salieran a buscarlo.
Según fuentes del caso, al momento de la liberación el hombre se encontraba en buen estado de salud. Luego de ser llevado a la comisaría primera de Moreno, Cirielli fue trasladado a la Departamental de Investigaciones de Morón, donde fue examinado por médicos policiales y luego contó su odisea.
Enseguida se dispusieron varios procedimientos para intentar dar con los secuestradores, en función de los datos aportados por el autoliberado empresario, que hasta anoche no habían tenido resultados positivos.
Cirielli, de 50 años, había sido secuestrado en la mañana del 12 de junio cuando circulaba en su camioneta por una zona poco transitada de la localidad de Villa Tesei, en cercanías de un cementerio y a pocas cuadras de su casa, y fue interceptado por otro vehículo al que entre tres y cuatro delincuentes armados lo obligaron a subir.
Pocas horas después, la esposa del comerciante recibió un primer llamado en el que la voz de un hombre le exigió el pago de medio millón de pesos para liberar a su marido y luego se repitieron varias comunicaciones en las que los secuestradores se negaron a bajar el monto del rescate y continuaron sin dar pruebas de vida.
Aunque la familia nunca realizó la denuncia, la policía había empezado a investigar a partir de los testimonios de testigos que presenciaron el secuestro y llamaron a la comisaría.