SOCIEDAD
› DOS ESTUDIANTES SECUNDARIOS PRESOS POR LA MUERTE DE UN TAXISTA
El viaje del disparo inexplicable
La muerte del taxista que derivó en una caravana de protesta por la inseguridad no habría sido por un robo. Las dudas.
› Por Carlos Rodríguez
Los dos chicos, de 17 y 14 años, no tienen antecedentes penales, son de familias de clase media y concurrían a un colegio comercial del barrio porteño de Almagro, cuya comunidad educativa está conmocionada por una noticia que parece fechada en Estados Unidos. Los dos pibes, tras un juego siniestro e incomprensible, están acusados de matar de un balazo, hace diez días, al taxista Julio Angel Titolo, de 50 años, cuyo caso originó una protesta del gremio que quedó enmarcada en la dura pelea electoral entre Aníbal Ibarra y Mauricio Macri. La detención de los dos chicos, a disposición de la Justicia de menores, fue posible a partir del relato de un tercer joven, de 14 años, compañero de colegio de ambos. Todos iban en el taxi rumbo al baile, pero el chico de 17 llevaba una pistola, una Bersa calibre .380, ajustada en la cintura. El disparo mortal, seguido por la pérdida del control y el vuelco del vehículo, se escuchó cuando el testigo ya se había largado del auto, asustado por la extraña actitud de su amigo. El arma fue hallada en la casa del chico de 17 y nadie asegura que haya sido un intento de robo, pero hay un adulto muerto y dos menores presos.
La muerte de Titolo se produjo el 23 de julio, pero recién se publicó en los diarios el viernes 25. Los testigos que vieron el choque del taxi, un Peugeot 405, chapa DQK400, creyeron que se había tratado de un accidente, ya que volcó luego de golpear contra una camioneta Volkswagen Saverio que estaba estacionada en la esquina de Humahuaca y Pringles. Lo único que les llamó la atención fue ver escapar a dos chicos que salieron por las ventanillas traseras del auto volcado y que ellos les pidieran, a los gritos, que llamaran a una ambulancia. Una actitud poco habitual en dos ladrones que escapan luego de cometer un crimen.
El asesinato del taxista motivó, el jueves 31, una marcha de protesta de mil taxis organizada por el Sindicato de Peones de Taxis, encabezado por Oscar Viviani, quien días antes había anunciado el apoyo del gremio a la candidatura de Mauricio Macri. La movilización de más de mil vehículos negro-amarillos tuvo como finalidad reclamarle a Ibarra “más seguridad” en la ciudad, un tema caliente de la campaña electoral. Ayer se conoció la respuesta del gobierno porteño. El subsecretario de Seguridad, Enrique Carelli, afirmó a Página/12 que “la detención de los dos chicos fue posible porque la madre del testigo se comunicó con el Gobierno de la Ciudad y nosotros la llevamos a declarar ante la Comisaría 11ª”.
Según Carelli, el propio Ibarra intervino directamente en un caso “muy doloroso”. Fuentes de la investigación precisaron que los tres chicos concurren al primer año –el de 17 repitió varias veces– en una escuela comercial del barrio de Almagro, en el que viven los protagonistas, junto con sus familias. El miércoles 23 de julio, los tres se juntaron para ir a bailar. Cuando estaban en el taxi, el chico de 17 les mostró el arma a sus dos compañeros. Todos iban sentados en el asiento de atrás del Peugeot. El jovencito que estaba del lado de la puerta derecha, la más lejana al chofer, se asustó cuando vio el arma y le pidió al taxista: “Por favor, pare que me quiero bajar”. Titolo le hizo caso y el chico se tiró del auto. A los pocos metros se produjo el disparo, el vuelco, la tragedia.
“Las familias son de clase media, nadie tiene antecedentes penales, es un caso que cayó como agua fría”, explicó una fuente policial. “El mayor mostró la Bersa .380, conocida como ‘la 9 milímetros corta’, que llevaba en la cintura y es posible que el taxista se haya dado cuenta de lo que ocurría. El testigo no puede confirmar que sus amigos hayan intentado robar al taxista, pero lo cierto es que el tiro salió y pegó en la nuca de la víctima.” Las casas de los dos detenidos fueron allanadas y en donde vive el chico de 17 se encontró el arma, que era del padre del joven. El mayor está acusado de ser el autor material del crimen y se ignora la participación que se adjudica al otro detenido.
“Todo indica que el plomo y la vaina encontrados en la cabeza de la víctima y en el piso del taxi pertenecen a la pistola Bersa, de manera que el caso parece cerrado, aunque todavía no se sabe qué pudo llevarlos acometer semejante hecho”, explicó uno de los investigadores. En la causa intervino la jueza Mónica Berdión de Crudo, quien ahora debe pasar las actuaciones a un juzgado de menores. Fue asistida por personal de la Comisaría 11ª y de la División Análisis Delictivo. El testigo estuvo varios días antes de decidirse a declarar. Su madre fue la que se comunicó con el gobierno porteño. “Las dos familias están destrozadas porque son personas de trabajo y nunca pensaron que sus hijos pudieron estar metidos en semejante problema”, explicó el vocero.
“La mamá del chico que declaró estaba muy asustada, pero sabía que su hijo no tenía nada que ver con el crimen y aceptó la recomendación de presentarse ante la Justicia”, sostuvo Carelli. El lunes, un grupo multidisciplinario del gobierno porteño acudirá al colegio “a dar apoyo porque el shock que provocó el hecho es terrible”, confió el funcionario.