SOCIEDAD › ECHAN AL DIRECTOR DE UNA ESCUELA PARROQUIAL DEPENDIENTE DEL ARZOBISPO HéCTOR AGUER
Padres y docentes denuncian “persecución ideológica” y se concentrarán mañana frente al arzobispado. Los directivos de la escuela argumentaron que buscan un director con “otro perfil”. Le reprochaban que conmemorara el Día de la Memoria.
› Por Eduardo Videla
El director de un colegio parroquial de la Plata fue despedido y la comunidad educativa se moviliza en su apoyo: mañana realizarán una concentración y marcha de antorchas frente a la Catedral de esa ciudad, convencidos de que la cesantía del directivo fue por obra y gracia del arzobispo local, el ultraconservador Héctor Aguer. Docentes, padres y alumnos del colegio Nuestra Señora del Valle aseguran que el director, Claudio Simone, fue echado por “razones ideológicas”. “No les caía bien que hiciéramos actos en conmemoración del Día de la Memoria, los 24 de marzo, y que los chicos hayan participado en el programa de la Comisión Provincial por la Memoria, donde presentaron un audiovisual sobre la desaparición de Miguel Bru”, comentó Simone a Página/12.
La escuela Nuestra Señora del Valle tiene alumnos en los niveles inicial, primario y medio. Ubicada en la calle 57, entre 1 y 2, a la vuelta de la vieja cancha de Estudiantes, depende del Arzobispado de La Plata, como todos los colegios parroquiales de la ciudad.
Simone, de 45 años, casado y con una hija recién nacida, era director de la secundaria desde hace nueve años. Antes, durante otros once, había sido profesor de Educación Física, ahí mismo. El docente fue convocado el 30 de diciembre por el cura párroco y representante legal de la escuela, Gustavo Cicchino, quien le pidió la renuncia. “Le pregunté cuál era el motivo y me comentó que estaban buscando ‘un director con otro perfil’ –relató Simone–. Le respondí que no iba a renunciar, y el 6 de enero me llegó la carta documento con el despido, sin que se expliquen las causas. Esperaron al último día del año, cuando la escuela estaba cerrada y ya no había actividad.”
La noticia circuló por las redes sociales y el domingo 9 de febrero ya se había conformado una asamblea de autoconvocados, que se congregó frente a la parroquia y realizó una vigilia durante la misa con la idea de entregar un petitorio al cura Cicchino, reclamando la reincorporación del director. Pero el cura no celebró misa ese día y esquivó a su propia comunidad.
Los padres y docentes concurrieron al día siguiente a las oficinas del arzobispado, con la idea de entregar el mismo petitorio. “Pero se negaron a recibirlo y nos advirtieron que el arzobispo Aguer recién leerá las cartas entregadas a mediados de marzo”, comentó Celeste, una ex docente del colegio, quien participa de la movilización de la comunidad educativa y prefiere no dar su apellido porque trabaja en otros colegios parroquiales y teme represalias. Finalmente, el domingo último volvieron a la puerta de la parroquia, pero Cicchino tampoco estaba.
“Creemos que hay cuestiones ideológicas de fondo que motivan su despido, a pesar de que no han sido explicitadas en la carta documento”, afirmó la docente consultada por este diario.
La comunidad educativa resolvió entonces realizar una marcha hacia la catedral de La Plata, “en repudio del despido del director y para denunciar la persecución en las iglesias católicas de la ciudad”. La convocatoria es para las 17.30 en la Plaza Moreno. Junto al monumental templo se encuentra el edificio del arzobispado que regentea Aguer. “Yo ya no quiero volver. Lo que se está reclamando es una educación libre, que los docentes puedan tener una práctica educativa renovadora”, afirmó Simone.
–¿Qué aspectos de su trabajo cree que no fueron aceptados por la conducción religiosa? –le preguntó Página/12.
–Siempre me reprocharon que conmemoráramos el 24 de marzo o que participáramos en el programa Jóvenes y Memoria. El año pasado, cuando la profesora de Construcción de Ciudadanía presentó un proyecto para hacer un mural en la escuela, con participación de los chicos y los padres, nos pidieron que lo presentáramos por escrito, pero nunca nos contestaron.
“Claudio es un director que habilitó a su personal docente a trabajar con libertad y a la vez con contención y acompañamiento en numerosos proyectos, apoyándolos a pesar de los ‘palos en la rueda’ de la gestión de Cicchino”, definió Celeste. “El colmo fue en un acto por el 24 de marzo en 2011, cuando habíamos organizado un ‘siluetazo’ en el gimnasio de la escuela, y cuando los chicos estaban escribiendo frases en la siluetas, los representantes legales entraron y dieron por terminado el acto”, relató la docente.
No es la primera vez que el Arzobispado de la Plata persigue a docentes como si la Santa Inquisición siguiera vigente. En julio de 2005 fue echado Antonio Fenoy, profesor de catequesis en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, porque sus enseñanzas estaban basadas en la Teología de la Liberación.
“El proyecto educativo que llevó adelante Simone va en contra de la línea conservadora del Arzobispado de La Plata y su despido en un claro caso de persecución ideológica –sostiene la docente consultada por este diario–. En las escuelas privadas del Arzobispado de La Plata hoy no se puede hablar de sexualidad, de violencia de género, no se puede hablar con franqueza de las problemáticas de nuestros jóvenes, como el consumo de drogas, ni se puede conmemorar el 24 de marzo, a pesar de que así lo establece el calendario del Ministerio de Educación.”
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