SOCIEDAD › LO ARROLLó UN TREN Y LO OPERARON EN MAR DEL PLATA
Profesionales del hospital materno-infantil Victorio Tetamanti, de Mar del Plata, lograron reimplantar la mano a un niño de 8 años que fue arrollado por un tren en la ciudad de Tandil. La cirugía, que implicó una reconstrucción de la estructura ósea y la unión de tendones, arterias y nervios, no es la primera que se realiza en el centro hospitalario que, en 2012, operó a una nena de tres años que sufrió la amputación de una pierna en un accidente. El jefe del Servicio de Traumatología, Héctor Gabriel Salord, informó que la evolución del nene es “muy positiva y mantiene un buen pronóstico”, aunque “habrá que esperar algunos días más para saber cómo se comporta el miembro reimplantado”.
El accidente ocurrió el jueves 6 de marzo cuando el nene, Carlos, se colgó del último vagón de un tren de carga, pero se resbaló, cayó sobre las vías y la formación le arrolló la mano izquierda y le lastimó una pierna. Luego caminó unos 70 metros tomándose la mano, que sólo se sostenía por parte de la piel y, de inmediato, fue llevado al Hospital Santamarina de Tandil, para luego ser derivado a Mar del Plata por la gravedad de las heridas y ante la posibilidad de reimplante.
La intervención estuvo a cargo de los cirujanos vasculares pediátricos, Carlos José Vásquez y Pablo García Manzano, y de los traumatólogos, Martín Faliesen y Juan Aceituno. Según los médicos, la operación de reimplante “corrió serios riesgos de no poder realizarse”, debido a que el accidente ocurrió a las 14 y Carlos entró a quirófano recién a las 20, lapso muy prolongado que casi excede el límite posible de isquemia”, tiempo en el que la falta de circulación impide que la sangre alcance los órganos y tejidos del miembro.
La amputación se produjo a la altura del tercio medio del antebrazo, un poco más arriba de la muñeca, por lo que la cirugía implicó una minuciosa reconstrucción de la estructura ósea, tanto de la extremidad amputada como del hueso que quedó en el cuerpo. Además, en la operación, que duró alrededor de cinco horas, se removieron los tejidos sin vitalidad y se unieron cada uno de los tendones, arterias y nervios.
“Pese al tiempo transcurrido, los médicos trabajaron con premura y nunca perdieron las esperanzas de realizar el reimplante. Esa actitud digna de la profesión que eligieron hace que no tengamos más que palabras de orgullo por los cirujanos que tenemos en los hospitales públicos”, manifestó el ministro de Salud de la provincia, Alejandro Collia.
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