SOCIEDAD › COMIENZA HOY, A LAS 11, EN LOS TRIBUNALES DE COMODORO PY, CON DOS QUERELLAS DESISTIDAS
Dos de los cuatro representantes de familiares de las víctimas del choque del tren en Once desistieron de la querella. Son 29 los imputados. Hoy se prestará atención a los peritajes que determinaron que los frenos del tren funcionaban correctamente.
› Por Raúl Kollmann
El juicio por la tragedia de Once empezará hoy a las 11 de la mañana en los tribunales de la avenida Comodoro Py. Hay 29 imputados, entre los que están el maquinista Marcos Antonio Córdoba; los dueños de la concesionaria del Sarmiento, Trenes de Buenos Aires (TBA), los hermanos Claudio y Mario Cirigliano; otros integrantes de la empresa y varios funcionarios públicos, entre ellos los ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi. Ayer se produjo una noticia de alto impacto: renunciaron a ser querellantes dos de los cuatro representantes de los damnificados, las querellas encabezadas por Marcelo Parrilli y María del Carmen Verdú, así como la que lideraba Miguel Angel Arce Ageo. Todos ellos decidieron aceptar un acuerdo económico: “No quería la tortura de un año y medio de juicio, necesito rehacer mi vida”, le dijo un familiar de una víctima a este diario. Así las cosas, del lado de la acusación quedará el fiscal Fernando Arrigo, asistido por otros tres fiscales, y las querellas, una encabezada por Leonardo Menghini, que representa a la familia de Lucas, encontrado muerto dos días después del accidente en la cabina de conducción del cuarto vagón, y la otra, a cargo del abogado Gregorio Dalbon.
En la tragedia de Once, ocurrida en la mañana del miércoles 22 de febrero de 2012, perdieron la vida 51 pasajeros y hubo 789 heridos. Dado que el juicio empieza hoy, se logró llegar a esta instancia en apenas un poco más de dos años, una cifra que constituye casi un record de celeridad para una causa con tantos acusados y querellantes. En el caso Cromañón se llegó a juicio casi cuatro años después de la noche fatídica del 30 de diciembre de 2004; el atentado contra la AMIA (1994) llegó a juicio con seis años de demora (2000) y la sentencia se dictó nueve años después del atentado (2003), y en el accidente de Lapa el fallo se conoció en febrero de 2010, 11 años después de la tragedia (ver recuadro).
El punto clave del proceso que se inicia hoy es la interpretación de los peritajes. El primer trabajo científico, firmado por siete ingenieros, tres de ellos como peritos oficiales, Raúl Díaz, Juan Alfredo Brito y Néstor Luzuriaga, y los cuatro peritos de parte, Carlos Díaz, Alejandro Leonetti, Horacio Faggiani y Julio Pastine. De los peritos oficiales, dos son profesores del posgrado de ingeniería ferroviaria de la UBA y el tercero es de la Corte Suprema. Uno de los peritos de parte, Carlos Díaz, representó al maquinista. Todos coincidieron ya entonces en que los frenos andaban y que el motorman, Córdoba, no los accionó. Poco tiempo después y en forma sorpresiva, uno de los peritos, Brito, presentó un dictamen alternativo diciendo que no se podía probar que la formación frenaba porque alguno de los compresores no funcionaba. En el primer dictamen, Brito había firmado lo contrario: que aun con la falla de algún compresor, el tren se detenía sin problemas.
Ahora, el Tribunal Oral volvió a pedir un peritaje y los mismos siete ingenieros firmaron que el tren no tenía inconvenientes para frenar. A esto se agregan otros elementos: que las filmaciones de todo el recorrido demostraron que la formación se detuvo correctamente en las estaciones, salvo en Floresta, cuando el tren se pasó por error del maquinista, según señalaron en forma unánime los peritos. Que la formación no tenía problemas también quedó evidenciado porque Córdoba no usó el equipo de comunicaciones que tenía para alertar sobre un desperfecto. Y, por último, el maquinista casi no tiene lesiones defensivas, es decir que estaba dormido o desmayado al momento del choque.
El abogado que representa a la familia de Lucas Menghini, Leonardo Menghini, tío del joven, discrepa con esa interpretación y sobre todo con las derivaciones del choque. Menghini afirma que el primer dictamen no sostenía que el tren frenaba sino que podría haber tenido problemas por los compresores y que Córdoba terminó con lesiones en las piernas, lo que indica que se paró en el momento del choque, que no estaba dormido. Aun así, Men-ghini imputa al maquinista por estrago-homicidio culposo. Más allá de ese cuadro, el abogado considera que las muertes se produjeron por el mal estado del tren. Por ejemplo, “los vagones se estrujaron por falta de mantenimiento, el paragolpes no funcionó, el segundo vagón se subió sobre el primero, todo eso por el desgaste del material y el mal mantenimiento”, le dijo al programa Rayos X de Radio Del Plata. Las defensas refutarán esta postura argumentando que el peritaje dice que el parachoques no hubiera cambiado nada, algo que se vio en el otro accidente que hubo en Once, en octubre de 2013: el paragolpes funcionó y el tren igual se metió casi adentro de la estación. Otro de los querellantes razonó que si Córdoba se quedó dormido también es responsabilidad de TBA, que debió controlar a los maquinistas.
El resumen del debate que se viene es el siguiente:
28 de los 29 imputados dirán que la responsabilidad del choque la tuvo el maquinista porque los frenos funcionaban. Afirmarán que como se vio en numerosas filmaciones, los maquinistas se quedan dormidos o van distraídos.
Marcos Antonio Córdoba, el motorman, dirá que los frenos no funcionaron.
Los funcionarios del Estado afirmarán que cumplieron con las normas y que en cualquier caso no tuvieron nada que ver con las muertes. Su postura es que las acusaciones sobre el mal uso de los subsidios se dirimen en otra causa judicial, en la que se los imputa por administración fraudulenta o incumplimiento de los deberes de funcionario público, pero no de estrago (un gran desastre) culposo con las muertes como consecuencia.
Los empresarios también van a decir que una cosa es acusarlos de mal manejo de la concesión, o de maniobras con los fondos públicos, y otra cosa es acusarlos por las muertes.
Las querellas y tal vez también la fiscalía intentarán levantar la apuesta e imputar a todos por homicidio simple, con dolo eventual, argumentando que ya se sabía del mal estado de los trenes y que todo debió prevenirse. Es muy difícil que se imponga un agravamiento de la calificación.
Los jueces –Jorge Tassara, Rodrigo Giménez Uriburu y Jorge Gorini, con la alternativa en caso de ausencia de Ana María D’Alessio– afrontarán un juicio que, en principio, durará más de un año a razón de dos audiencias semanales. Como ya se retiraron dos de las cuatro querellas y probablemente se retire una tercera, la cantidad de testigos propuestos bajará de los 380 originales, ya que una parte importante de ellos fue convocada por pedido de los querellantes. Eso puede hacer que el proceso sea más breve, pero así y todo se calcula que no durará menos de un año.
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