SOCIEDAD
Un ida y vuelta entre la escuela y los museos en áreas vulnerables
Más de 3000 chicos porteños y cordobeses, de nivel inicial, participan del programa creado por el Museum of Modern Art de Nueva York. Proyectan imágenes de obras de arte y organizan debates.
“Queremos democratizar el acceso a la cultura”, dice Pía Landro y, pese a que la frase se ha escuchado muchas veces, está vez suena en serio. Es la coordinadora del “Programa de Pensamiento Visual”, creado por el Museum of Modern Art de Nueva York e implementado desde hace dos años en más de 30 escuelas en situación de riesgo de la Capital Federal y la ciudad de Córdoba, vinculando la actividad en el aula con visitas periódicas a los museos. “No le damos a los chicos información previa sobre la obra sino que dejamos que hablen libremente de ella, demostrándole que no hay que ser un erudito para poder vincularse con el arte”, añade Pía. Y al parecer, la técnica da resultado, ya que los chicos comenzaron a desarrollar a partir del programa un fuerte respeto y amor por la pintura, al punto que algunos incluyen en su horizonte un futuro vinculado a los pinceles y las acuarelas. “Ahora, cuando pinto en plástica se me ocurren muchas más cosas y pienso que más adelante, otros chicos van a estar acá sentados hablando de lo que yo hice”, cuenta esperanzado Gustavo, de 12 años, uno de los más de 3000 chicos que participan en el programa.
“Son abogados, usan trajes”, explica Edgardo a sus compañeros del séptimo grado de la escuela Ponciano Vivanco, de Mataderos, cuyos alumnos provienen en su totalidad de Ciudad Oculta. “Qué tiene que ver. Los abogados no son los únicos que los usan”, responde Alejandra. “Sí, pero además el que está allá abajo tiene libros en sus manos”, retruca el muchacho para darle más fuerza a su hipótesis.
Podrían estar hablando de un programa de televisión, o de una película pero en realidad están sentados en círculo frente a una obra del autor argentino Roque Fraticcelli, denominada “Juicio a la vaca”, donde muy probablemente los personajes representan a los abogados litigantes de ese juicio. Nadie se los había dicho, pero de todas formas los chicos ya tienen el ojo entrenado para apreciar obras de arte y debatir sobre el tema.
Ellos son sólo un grupo dentro de los 3050 alumnos que desde hace más de dos años vienen participando del “Programa de Pensamiento Visual” (PPV) que, creado por el Museum of Modern Art de Nueva York, es implementado en 14 escuelas de la Capital Federal y 15 de Córdoba por la Fundación Arte Viva. “En el museo de Nueva York notaron que los visitantes en vez de apreciar la obra, centraban su interés en el cartelito con el nombre del autor y la interpretación, y entonces pensaron un programa para que la gente se diera cuenta que aún sin información ni conocimientos previos, se podía apreciar el arte”, relató a Página/12 Pía Landro, una de las coordinadoras del proyecto.
Fue así como pusieron en práctica esta iniciativa que en 2001 desembarcó en la Argentina y que en líneas generales busca democratizar la cultura y desarrollar el pensamiento crítico tanto en los alumnos como en los maestros. La dinámica de trabajo es simple, pero a la vez muy efectiva. Un proyector, una obra de arte en la pared y la voluntad de escuchar lo que dicen los chicos, respetando la diversidad de opiniones y guiándolos solamente al final, a la hora de la síntesis y la reflexión.
“Cuando empezaron con el programa, estos chicos vivían en un mundo de silencio. Ahora en cambio la participación es total. Hablan, debaten, se escuchan y sienten que su opinión vale”, comentó Cristina Dufour, la profesora de plástica del colegio de Mataderos, cuyas aulas reciben cotidianamente la visita de Fraticcelli, Quinquela Martín y Antonio Berni, entre otros, quienes desde la pared donde se proyectan sus obras fomentan la siempre fértil imaginación de los jóvenes críticos de arte.
Así, por ejemplo, cuando los chicos se enfrentaron al “Juicio a la Vaca”, el tema de la carne, en un barrio como Mataderos, no pudo estar ausente. “La vaca puede ser de mentira, como las que hay en la puerta de las carnicerías de Mataderos”, dijeron mientras discutían si los personajes pintados representaban a seres reales.
De todas formas, a la hora de desarrollar la imaginación, el espacio del aula no es el único donde los alumnos ponen a funcionar sus neuronas. Losmuseos también aportan su granito de arena en el aprendizaje y son, sin dudas, el lugar elegido por los chicos para entrar en contacto con el arte. “Acá –por el aula– las pinturas son sólo una luz, en cambio, en los museos son reales y más grandes”, relatan emocionados los chicos a punto de iniciar su primer recorrida por el Malba.
Semejante cambio en la conducta de los chicos siempre provoca un deseo de acompañamiento por parte de los padres, quienes comienzan a atacar con preguntas a los docentes sobre detalles de las obras. Y aquellos que participan de las excursiones a los museos casi siempre regresan solos días después. “No pueden creer lo que se perdieron en todos estos años”, comentan los docentes emocionados, mientras intentan ordenar a los chicos que, desesperados, se acomodan para iniciar un campeonato de ajedrez.
Producción: Damián Paikin.