Una banda de secuestradores que opera en la zona de José C. Paz mantuvo como rehén a un hombre de 42 años desde el domingo a la noche y lo liberó tras casi siete horas de cautiverio y luego de cobrar un rescate de tres mil pesos. Según los investigadores, la banda puede haber participado de varios secuestros express, entre ellos el de un hermano del sindicalista ferroviario José Pedraza. Aunque aún se desconocen las identidades de sus integrantes, la hipótesis de los investigadores es que la banda se dedicaba a salideras bancarias. Son delincuentes de escasa especialización en secuestros, carecen de infraestructura, no realizan inteligencia previa sobre sus víctimas, actúan al voleo y no existen indicios de conexiones con la Bonaerense.
Gustavo Devoti tiene 42 años y desde hace varios meses milita en las filas de la clase media desocupada. Pero conserva las formas de un estilo de vida que lo colocó en la mira de una banda de secuestradores express: vive en la Zona Norte y es dueño de un Ford Fiesta de última generación. El domingo, alrededor de las 21.15, regresaba a su casa en Cuyo al 600, de la localidad de Martínez, junto a su esposa y otro familiar, en el reluciente Ford Fiesta. Pero cuatro delincuentes en un Chevrolet Corsa gris se cruzaron en su camino. Dos de los asaltantes subieron al Fiesta, liberaron a los dos acompañantes y desaparecieron con Devoti seguidos por el Corsa. A la 1.10 de ayer, la familia recibió el primer llamado: exigían tres mil pesos.
Tras una serie de llamados, un familiar del rehén entregó el rescate en José C. Paz. Alrededor de las 4, Devoti fue liberado en Tigre. El estado de shock le impidió declarar ante el juez Roberto Marquevich, a cargo del caso. Según confió a Página/12 un investigador, “por la modalidad en el secuestro, el lugar de liberación, el conocimiento de las calles de José C. Paz, y el modo de pago, creemos que se trata de la misma banda que secuestró a un familiar de un sindicalista”, en referencia al caso del que fue víctima un hermano del ferroviario José Pedraza, ocurrido hace unos meses.
“No es una banda con infraestructura, los montos no son importantes, no hay trabajo de inteligencia previa –agregó el investigador–. Se nota porque no sabían si la víctima tenía o no dinero. Suponían que lo tenía porque creemos que lo secuestraron por la patente de su auto: empieza con la letra E, que son las más nuevas. Tienen una actividad que no es su especialidad porque creemos que se dedicaban a las salideras bancarias y los cambios en el mercado los obligaron a torcer el rumbo.”